Una empresa es un conjunto de personas con un objetivo común que no es otro que dar un producto o servicio que atienda una necesidad de terceros, es decir, de la sociedad. Por ello, invertir en empresas cuyas prácticas en relación con sus empleados, con la comunidad y con el conjunto de la sociedad muestren unos elevados estándares de compromiso social y que, a su vez, desarrollen actividades destinadas a satisfacer un desafío o necesidad social, a priori, parece una idea atractiva. Todos somos eslabones en una cadena.
Como comenta Inma Puig en su libro “La revolución emocional”, en el ejército americano se comprobó que el cuidar a los soldados heridos y muertos en el frente de batalla hacía que la moral del resto de los soldados fuera más alta y rindieran más y mejor. Esto mismo sucede en las empresas, porque los resultados llegan a través de las personas. Si no se cuida a una persona, tendrás a alguien deteriorado que no va a poder rendir plenamente.
Es posible trasladar esto mismo a las inversiones, buscando temáticas de crecimiento a largo plazo y rentabilidad, que al mismo tiempo contribuyan al progreso de las personas y de la sociedad y, por ende, a mejorar el bienestar social. ¿Cómo se puede contribuir al desarrollo sostenible, inclusivo e igualitario? Invirtiendo en empresas y temáticas de crecimiento con un elevado potencial de retorno financiero en el largo plazo y que además contribuyan a un objetivo social: ya sea mediante el desarrollo de actividades como la salud, la educación, la inclusión financiera, o el desarrollo de ciudades y comunidades sostenibles; o la implementación de prácticas de trabajo decente, igualdad, crecimiento igualitario e inclusivo y el respeto a los derechos humanos.
Es un hecho probado que el trabajo es la llave para una vida digna e independiente construyendo nuestra identidad social. En SOLTRA, Centro Especial de Empleo de Iniciativa Social, son muy conscientes de que el empleo es fundamental y es la base del bienestar económico, físico y mental de las personas. SOLTRA, con una plantilla de 884 empleados en la que más del 90% de las personas tiene alguna discapacidad, y con presencia en tres países, lleva 22 años creando oportunidades que favorezcan el trabajo de personas con capacidades diferentes, impulsando su autonomía e inclusión social, creando puestos de trabajo para ellos y permitiéndoles su inclusión en el mundo laboral.
Otro buen ejemplo es la Fundación A la Par, donde educan y forman a personas con discapacidad intelectual para su participación plena en el mercado laboral, haciendo nuestra sociedad más sostenible, con la diversidad como fuente de riqueza. Cuentan ya con 165 empleados con discapacidad y 185 alumnos entre colegio, campus y talleres ocupacionales. Su objetivo es claro: seguir demostrando que, con los apoyos necesarios, las personas con discapacidad pueden trabajar como todas las demás. Saben muy bien que estas personas con discapacidad intelectual se sienten útiles a la sociedad trabajando y se refuerza su autoestima e independencia.
Hablando ya de los mercados financieros, es posible también contribuir a estos objetivos sociales y el universo de empresas es muy amplio. Por dar algunos ejemplos, uno de ellos son las plataformas de educación online con gran variedad de contenido que consiguen mejorar el nivel educativo a la vez que abaratan los costes de formación y mejoran la accesibilidad a la educación.
Otro es la inversión en compañías pertenecientes a la industria de materiales de construcción que ofrecen soluciones sostenibles de aislamiento térmico para viviendas energéticamente eficientes o para proteger los edificios contra el frío o el calor, mejorando así la calidad de vida de las familias en sus hogares. Un caso más son las compañías dedicadas a ofrecer soluciones de movilidad sostenible en las ciudades, así como las empresas de telecomunicaciones que buscan conectar a los no conectados, las empresas del sector asegurador que contribuyen a cubrir la brecha financiera y apoyar el desarrollo sostenible de los países emergentes, las compañías que desarrollan sistemas de medición y control de los niveles de contaminación y que permiten proteger el planeta y desarrollar una sociedad sostenible, o empresas del sector salud que fabriquen dispositivos que permitan a los pacientes hacer un seguimiento continuo de sus patologías, para conseguir así una mejor calidad de vida.
Así es como se gestiona Finaccess Compromiso Social Europa RV: un fondo Artículo 9 (SFDR) de renta variable europea que invierte en compañías cuyas prácticas muestran unos elevados estándares de compromiso social y cuyas actividades contribuyen de manera directa a alcanzar una serie de objetivos sostenibles. Este fondo busca combinar un elevado potencial de revalorización financiera y un claro objetivo de contribución social.
Invertir en empresas que con su actividad hacen frente a los grandes retos de nuestra sociedad y construyen la sociedad del futuro es una oportunidad y una responsabilidad de todos.
Si tú cambias, el mundo cambia.
Columna de Pilar Bravo, directora de desarrollo de negocio Finaccess Value AV