En los Estados Unidos, los fideicomisos (en inglés, trusts) se utilizan ampliamente en la planificación patrimonial. Son estructuras que confieren el título legal de los activos a una de las partes —el fiduciario— que administra dichos activos en beneficio de otros, a quienes se denomina beneficiarios. Si bien el fideicomisario —persona encargada de administrar el fideicomiso— tiene el título legal de los activos, el beneficiario posee el interés beneficioso o equitativo en el fideicomiso.
Es tanta la popularidad de los fideicomisos entre los estadounidenses que, en cada uno de los cincuenta estados que conforman EE.UU., existe hasta la posibilidad de otorgar un fideicomiso en provecho de una mascota o animal de compañía. Esto es debido al hecho de que los fideicomisos ofrecen una amplia gama de características destacables:
Gestionar de manera óptima los activos. No todo el mundo es experto en dirigir activos; una persona sin experiencia en el manejo de riquezas puede desperdiciarlas o invertir imprudentemente. Un fideicomiso sirve para administrar profesionalmente los activos de quienes no están capacitados o no gozan de la experiencia suficiente como para encargarse de los activos por sí mismos.
Proteger a los acreedores. Si la propiedad se coloca en un fideicomiso con las disposiciones apropiadas, los acreedores del beneficiario no podrán acceder a los fondos del fideicomiso para satisfacer las reclamaciones pendientes.
Evitar la validación de un testamento por parte del estado (en inglés, probate). Probate es un proceso costoso mediante el cual la Corte local cobra la propiedad de un difunto, paga sus deudas e impuestos adeudados y transfiere lo que queda a los herederos de la persona fallecida. Se trata de un procedimiento abierto al público lo que significa que los deudores, la prensa, o incluso los más entrometidos podrán conocer de primera mano cuáles son los bienes del difunto.
Minimizar los impuestos. Los fideicomisos pueden generar ahorros en impuestos actuales además de una reducción tributaria disponible para generaciones posteriores.
¿Y qué es lo que ocurre en España?
La figura jurídica de fideicomiso no existe en el derecho español; por tanto, no está reconocida ni por las autoridades fiscales españolas ni por los tribunales del estado español. Como resultado, el tratamiento fiscal de los fideicomisos puede variar caso por caso, y las autoridades fiscales nacionales suelen analizar la realidad económica del fideicomiso en lugar de su naturaleza jurídica.
Tribuna de Peter Dougherty, planificador financiero para BISSAN Wealth Management en España.