La estrategia económica de China ha variado considerablemente en los últimos años. Anteriormente, el país dependía de los inmuebles y la creación de deuda para financiar su crecimiento. Sin embargo, las autoridades se han comprometido con un nuevo enfoque de “crecimiento de calidad” en torno al consumo y la producción industrial.
La transición no ha sido fluida. La pandemia de COVID y la geopolítica internacional tensaron la economía, mientras que la inversión en el sector manufacturero sin esperar que aumentara la demanda generó un exceso de producción que tiró a la baja de los precios. Tras el estallido de actividad después del levantamiento de los confinamientos por el COVID hace año y medio, la evolución de la economía china ha defraudado y la confianza es baja, y los precios de los activos lo han acusado.
Creemos, no obstante, que la economía china se encuentra en un periodo de “estabilización controlada” en el que el PIB se mantendrá relativamente estable en el 4-5% mientras el gobierno sigue abordando los problemas estructurales. Lo anterior podría comportar el uso de estímulos anticíclicos de forma muy enfocada y restringida para facilitar los objetivos de crecimiento a largo plazo.
A pesar de estos retos bien conocidos, somos cautelosamente optimistas sobre la renta variable china por varios motivos. En primer lugar, las valoraciones son atractivas, comparadas tanto con otras regiones como con la media histórica de la bolsa china. Eso permite a los inversores exponerse a los beneficios futuros a precios con descuento, lo que suele traducirse en mejores rentabilidades a largo plazo.
En segundo lugar, la coyuntura macroeconómica en China se ha estabilizado, pero esta circunstancia todavía no se refleja plenamente en la confianza. Es cierto que muchos indicadores se encuentran todavía en niveles muy bajos, pero un número suficiente de ellos está mejorando y eso sugiere la improbabilidad de que las condiciones empeoren sustancialmente y, de hecho, podrían mejorar. A esto hay que añadirle que, en nuestra opinión, tanto la política monetaria como la presupuestaria serán favorables. Nuestro escenario de “estabilización controlada” podría no venir acompañado de grandes estímulos para generar crecimiento, pero creemos que las autoridades actuarán para sostener la actividad económica si esta se debilita.
En tercer lugar, los beneficios empresariales siguen siendo sólidos. La reciente debilidad de la bolsa china se ha debido a que los inversores han reevaluado cuánto estaban dispuestos a pagar por los beneficios, no tanto a un descenso general de estos. De hecho, las previsiones de beneficios empresariales durante los doce meses siguientes han aumentado ligeramente este año. La dinámica de los beneficios es positiva en la mayoría de los sectores, exceptuando los servicios financieros, y han aparecido las primeras señales de que la confianza podría estar mejorando: estamos empezando a ver cómo se premia a las empresas que baten beneficios tras muchos meses de indiferencia de los mercados ante las noticias positivas.
Finalmente, el posicionamiento entre los inversores internacionales es bajo. Los fondos internacionales de gestión activa muestran el nivel más bajo de exposición a la bolsa china de la última década, mientras que el posicionamiento de los fondos de inversión libre ha caído desde el percentil 90 hasta el 7 durante los últimos doce meses. Este hecho tal vez resulte comprensible a la vista de las condiciones que se han vivido recientemente en el mercado, pero pone de relieve la cantidad de dinero que actualmente permanece al margen y que podría volver a la bolsa china cuando la confianza y las noticias macroeconómicas mejoren de verdad.
No obstante, la inversión en renta variable china no está exenta de riesgos. El sector inmobiliario es un lastre para una economía que sigue luchando para asentar el nuevo enfoque del crecimiento. Además, el paro, especialmente entre los jóvenes, es demasiado alto. Por último, la deflación es un riesgo real en China al que estaremos muy atentos. Nuestra postura es de optimismo cauto y las asignaciones deberían tenerlo en cuenta dimensionando adecuadamente las posiciones. Las rentabilidades potenciales disponibles son atractivas, pero los inversores deberían ser conscientes de que podría haber más volatilidad a corto plazo.
Aunque las reformas económicas han hecho que el futuro inmediato de China sea más difícil de predecir, las metas a largo plazo de una potencia industrial con una pujante clase media ahora son más claras.
El lugar de China en el mundo también está cambiando. Aunque las inquietudes sobre los rumbos divergentes de Occidente y China generan titulares, lo cierto es que China está convirtiéndose en un eslabón aún más importante de las cadenas de suministro internacionales. Cada vez exporta más componentes que se ensamblan en países con mano de
obra más barata, en lugar de productos terminados. La inversión estratégica en sectores emergentes, como la IA y los vehículos eléctricos, debería colocar a China a la vanguardia de varias tendencias estructurales durante las próximas décadas.
Como se ilustra en el gráfico 2 más arriba, esperamos que la bolsa china genere con mucho las rentabilidades más altas entre las grandes regiones durante los próximos 10 años, gracias a unas atractivas valoraciones de partida y un crecimiento real de los ingresos. Para abordar las inquietudes sobre el posible aumento de la volatilidad y la incertidumbre en la bolsa china, realizamos una prueba de resistencia con el siguiente escenario: la intervención de las autoridades es insuficiente para abordar los problemas estructurales de crecimiento y la confianza de los inversores no mejora. En este escenario, supusimos que el PIB real de China caería hasta 2,5% anual de media (desde nuestra expectativa actual del 4%) y que las valoraciones únicamente aportarían un 1% a las rentabilidades (frente al 2,7% que pronosticamos actualmente). En conjunto, eso reduciría nuestras expectativas sobre la rentabilidad total de la renta variable china del 11,3% anual al 8,1% durante los próximos diez años. Así pues, incluso en este escenario, la bolsa china seguiría siendo atractiva desde un punto de vista relativo frente a los mercados desarrollados.
China parece estar en un punto de inflexión a largo plazo en el que está realizando la transición desde los motores que han impulsado al país durante las últimas décadas hasta un modelo de crecimiento de calidad más sostenible. A corto plazo, el efecto combinado de la estabilización de los fundamentales y las valoraciones atractivas da a los inversores motivos suficientes para considerar una inversión en renta variable china.
En un horizonte a más largo plazo, creemos que China seguirá siendo un engranaje importante en la economía mundial. Los inversores deberían tener presente que la bolsa china puede ser más volátil que otras grandes regiones y que las decisiones de inversión deberían reflejar esta circunstancia. Sin embargo, incluso en un escenario relativamente negativo, la bolsa china parece ofrecer una rentabilidad atractiva frente a otras regiones a largo plazo.
Tribuna de opinión de Evelyn Huang, gestora de Fidelity International.