Los clientes que invirtieron en el Fidelity FAST Global en 2020 tal vez recuerden varios artículos que escribí entonces, cuando los resultados que estaba obteniendo no eran buenos. Hablé sobre la QE sin fin y el “dinero gratis”, las burbujas en las criptomonedas, las OPV, los valores con sello ESG, los SPAC, las acciones “meme”, etc. Sin duda un periodo difícil para un inversor value, pero ser paciente y coherente en mi enfoque de inversión fue clave para generar gran cantidad de alfa en 2021-2022, tanto en la cartera larga como en la de posiciones cortas. Concretamente, la cartera de posiciones cortas registró un muy buen comportamiento, con muchos valores perdiendo entre un 80 y 90% desde sus máximos.
Ahora que estoy experimentando un periodo de malos resultados en el acumulado anual, no se me ocurre mejor título para esta breve puesta al día que “Burbuja 2.0”. Lo que veo actualmente en las bolsas es muy similar a lo que observé hace tres años. Esta vez se debe al discurso de los tipos de interés en máximos, combinado con el frenesí bursátil en torno a la inteligencia artificial.
Mi cartera de posiciones cortas está muy expuesta al sector tecnológico estadounidense, el área donde aprecio más excesos. Algunas de mis posiciones cortas se encuentran en valores relacionados con la IA que están eminentemente sobrevalorados o no tienen una tecnología de IA “real” de la que hablar.
Un ejemplo es una empresa de software con una capitalización bursátil de más de 50.000 millones de dólares que cotiza a más de 20 veces las ventas previstas y que emite opciones sobre acciones por un volumen próximo ¡a un tercio de sus ingresos anuales! La dirección ya se ha hecho de oro vendiendo posiciones por cientos de millones de dólares en el mercado. Existen otros ejemplos similares.
Los inversores fundamentales no operan con estos valores por razones fundamentales. Resulta arriesgado apostar contra estos valores, pero también merece la pena, porque cuando el mercado recobra el sentido común (siempre lo hace), se pueden obtener ganancias del 80-90%. Solo hay que ser pacientes y gestionar cuidadosamente el tamaño de las posiciones.
Mi cartera de posiciones largas se concentra en valores de mediana capitalización en sectores de la “vieja economía” de Europa y, cada vez más, de Asia. Algunos de estos valores marchan rezagados en lo que llevamos de año. A este respecto, cabe citar valores del sector energético, que es lo contrario a la “apuesta por la IA” para los actores con enfoque sistemático.
Lo mismo se puede afirmar de mis posiciones de mediana capitalización en el Reino Unido y Europa continental, porque el mercado ha estado centrándose en valores de crecimiento de gran capitalización estadounidenses. Aquí también incluyo valores chinos, porque la mayoría de los inversores mundiales consideran que China es “no apta para la inversión”.
Fijémonos en Alibaba, por ejemplo. Es un líder del mercado del comercio electrónico que genera beneficios. Posiblemente la empresa no crezca mucho actualmente a causa de la competencia y las dificultades que vive el consumo. Cotiza a 8 veces los beneficios previstos y genera tesorería por valor de más de 20.000 millones de dólares al año, lo que supone colocar en el 20% su ratio rentabilidad por flujo de caja libre-valor de empresa. Más importante aún es que la empresa reparte la mayor parte de esta tesorería entre sus accionistas mediante recompras y dividendos. Los fundadores han comprado recientemente alrededor de 500 millones de dólares en acciones de Alibaba con su propio dinero. ¿Cuál de estas dos empresas cree usted que es más “apta para invertir”? ¿Alibaba o el “ganador de la IA” de EE.UU.?
Podría dar muchos más ejemplos parecidos, pero todos ilustrarían la misma idea: estamos sumidos en una burbuja, debemos ser pacientes y ceñirnos a la selección de valores basada en los fundamentales. No voy a variar el posicionamiento del fondo. Seguiré vigilando mis exposiciones cuidadosamente, pero me mantengo fiel a mi estilo de inversión value y a contracorriente. Los tiempos de los mercados son impredecibles, pero a medida que el entorno vaya normalizándose, espero que la cartera se beneficie considerablemente, como hizo en 2021 y 2022.
Tribuna de Dmitry Solomakhin, gestor de Fidelity International.