Ha sido un asunto emotivo para cientos de millones de chinos que viajaron a sus ciudades de origen, volaron a destinos turísticos populares o se amontonaron en los centros comerciales durante el largo periodo vacacional del Año Nuevo Lunar, que comenzó a finales de enero. Para algunos, esta fue la primera oportunidad de viajar en tres años, tras el levantamiento definitivo de las restricciones relacionadas con la pandemia.
En cierto modo, el impacto económico ha sido inmediato. Los ingresos procedentes del turismo durante las vacaciones del Año Nuevo Lunar se incrementaron hasta los 375.000 millones de renmimbis (55.200 millones de dólares, datos a 13 de febrero), el equivalente a un 73% de las ventas durante un periodo similar en 2019. Las ventas en taquilla se incrementaron un 11,89% respecto a las vacaciones del Nuevo Año Lunar del año pasado. Los consumidores en China están calentando.
Tras dar carpetazo a la iniciativa «Covid cero» en diciembre, los responsables políticos se centraron rápidamente en impulsar el crecimiento y dar prioridad al consumo. De igual manera que la demanda de consumo embalsada supuso un gran impulso para EE.UU. y la eurozona después de terminar sus confinamientos, jugará un importante rol en la recuperación post Covid en China, haciendo de este rebote impulsado por el consumo uno atípico para una economía que ha dependido históricamente del gasto gubernamental, de la inversión y de las exportaciones para estimular al crecimiento.
Para figurarse la escala potencial de esta demanda de “revenge spending” (gasto de venganza tras el ahorro forzoso provocado por el confinamiento), considere la enorme cantidad de ahorros que aplicaron los residentes chinos el año pasado. Las familias chinas añadieron la cifra récord de 17,8 billones de renmimbis (2,6 billones de dólares, datos a 13 de febrero) a sus depósitos bancarios en 2022, un 80% más que el año anterior, según datos del Banco Popular de China.
A medida que remita la fuerte ola de infecciones por covid tras la reapertura brusca del invierno, la vida está volviendo gradualmente a la normalidad. Tras el derroche navideño, esperamos un nuevo repunte en categorías como electrodomésticos, muebles y alimentación y bebidas.
Algunos compradores de casas podrían volver a la caza de gangas en el maltrecho mercado de la vivienda. El gobierno ha desvelado un impresionante paquete de medidas para ayudar a la financiación de la propiedad desde noviembre. El sentimiento de los compradores de viviendas debería mejorar como resultado. Dada la importancia del sector inmobiliario para la economía, esperamos que el gobierno tenga más margen para estimular al mercado de la vivienda donde vea necesidad de estabilizar los precios.
El camino hacia la recuperación será accidentado. Con EE.UU. y Europa afrontando el riesgo de recesión, la demanda de productos chinos al otro lado del Atlántico podría debilitarse. Y aunque la inflación general en China ha sido benigna hasta la fecha, la actual y rápida liberación de la demanda reprimida puede hacer subir los precios al consumo, especialmente en los servicios.
A pesar de estos riesgos – y el reciente rally en las acciones chinas- el mercado de acciones clase A ofrece oportunidades para los inversores en el largo plazo. Los ganadores serán aquellas compañías de alta calidad con retornos sostenibles sobre sus activos, rentabilidad financiera estable, equipos directivos confiables y una cultura corporativa sana; algunas compañías en los sectores ligados al consumo y los materiales de construcción también están bien posicionadas para beneficiarse de la recuperación económica en marcha.
Después de un largo y duro invierno, ahora llega la primavera.
Tribuna de Judy Chen y Lisa Zhou, investment writers en Fidelity International.