El metano puede ser más peligroso que el dióxido de carbono en lo que respecta a los gases que provocan el calentamiento global, y las vacas usadas en la producción de carne y productos lácteos son responsables de gran parte del problema. Varios métodos novedosos y pioneros para evitar o reducir las emisiones del ganado están llamando la atención de los inversores centrados en la sostenibilidad.
Una amenaza (no tan) silenciosa
Aunque el CO2 recibe más atención entre los gases de efecto invernadero, el metano es el responsable de alrededor del 30% del calentamiento global. Sin embargo, también brinda una oportunidad única para combatir el cambio climático. Mientras que las emisiones de CO2 permanecen en la atmósfera durante siglos, el metano prácticamente desaparece al cabo de una década: recortar por tanto las emisiones de metano puede traducirse en una reducción del ritmo de calentamiento del planeta más inmediata que fijarse en el CO2.
Un informe de la ONU sobre el problema del metano en el mundo publicado en mayo pasado concluyó que una reducción del 45% de las emisiones prevendría alrededor de 260.000 muertes prematuras al año y 73.000 millones de horas de trabajo perdidas a causa del calor extremo. También ayudaría a evitar casi 0,3 grados centígrados de calentamiento global en 2045.
No existen respuestas sencillas
Los grandes productores de carne y lácteos son conscientes del impacto medioambiental de sus actividades y han estado trabajando en diferentes grados para mitigarlo. Pero aquí se debate cuál es el mejor enfoque en varios frentes. Por ejemplo, la mayor parte de los productores de ternera de la Unión Europea y Brasil suelen preferir el bovino alimentado con hierba, mientras que los cereales se utilizan con mayor profusión en EE.UU. La fermentación entérica de hierba produce menos metano que los cereales en líneas generales. Por otro lado, en Brasil, por ejemplo, los pastos para la cría de ganado se han creado a menudo talando selvas. No existen respuestas fáciles y en algunos casos todo se reduce a alcanzar equilibrios entre la biodiversidad y el uso del agua, por ejemplo.
Soluciones innovadoras
Varias empresas están siendo pioneras en el desarrollo de soluciones innovadoras para capturar o reducir el metano del ganado. La empresa suiza Mootral ha desarrollado un aditivo natural para el pienso de las vacas que incorpora extractos de ajo y limón y que, según la compañía, puede reducir las emisiones de metano hasta un 38% en aplicaciones agrarias reales.
Uno de los productos que más cerca está de la fase de comercialización es Bovaer, un aditivo para el pienso desarrollado por la multinacional holandesa DSM. Un cuarto de cucharadita al día puede reducir las emisiones entéricas de metano alrededor de un 30% de acuerdo con la empresa, que cotiza en el mercado Euronext de Ámsterdam.
En un plano más sugestivo, Restaurant Brands International, la propietaria de Burger King, lanzó el año pasado una versión de su Whopper en una selección de restaurantes estadounidenses que estaba elaborada con lo que la empresa promocionada como “vacuno con menos emisiones de metano”. La cadena de restaurantes señaló que al añadir hojas secas de citronela al pienso que comían diariamente las vacas, se podían reducir las emisiones medias de metano alrededor de un tercio durante los últimos 3-4 meses de su vida (la fase de engorde antes de ser llevadas al matadero). Estas afirmaciones fueron acogidas con escepticismo, pero la promoción que realizó Burger King, incluyendo un videoclip en el que aparecía el cantante Mason Ramsey saliendo de las posaderas de una vaca para cantar sobre la amenaza que supone el metano para el clima, atrajo ciertamente atención sobre el problema.
Muchas oportunidades prometedoras se encuentran en sus etapas iniciales, pero se necesitan más acciones para que los esfuerzos de reducción del metano cobren impulso de una forma más significativa. A este respecto, cabe citar la sensibilización de los consumidores sobre el problema del metano de una forma que se traduzca en elecciones más informadas en relación con la dieta. También supone realizar más avances científicos y tecnológicos, tanto en aditivos para piensos como en métodos de captura del metano, que puedan reducir los costes y mejorar las perspectivas de comercialización y adopción por parte de la industria cárnica y láctea. En la batalla contra el cambio climático, el metano de las vacas es un gas contaminante que no podemos dejar que se nos escape.