China, en su condición de país que primero sufrió el COVID-19 pero también lo dejó atrás primero, está liderando la recuperación de la economía mundial frente a la pandemia: el consumo interno ha rebotado y los exportadores están sacando partido de las interrupciones del suministro sufridas por los países occidentales. China se anotó un crecimiento del PIB del 2,3% el año pasado, la única cifra positiva de crecimiento entre las grandes economías del mundo. Otras economías asiáticas, como Vietnam y Taiwán, también se desmarcaron de la contracción mundial y crecieron en 2020.
Los astros parece que se han alineado para una nueva oleada de ventas públicas de valores en Asia, donde la recuperación económica, las reformas de los marcos de admisión a cotización, la innovación tecnológica y la revalorización de las divisas están combinándose para dar un fuerte impulso a los capitales bursátiles.
Un giro estructural
Los argumentos estructurales son claros. Las bolsas de los países asiáticos parecen estar considerablemente menos desarrolladas que sus economías, lo que implica un enorme potencial de crecimiento. Por ejemplo, el ratio capitalización bursátil-PIB total se sitúa en alrededor del 89% en China (incluido Hong Kong) y en el 116% en la India, muy por debajo del 221% de EE.UU. y el 136% del Reino Unido.
En una era de tipos de interés negativos, especialmente en Occidente, los fondos internacionales pueden encontrar pocos lugares mejores que los países emergentes de Asia para conseguir rentabilidades aceptables. El crecimiento de China, la India y el bloque de ASEAN seguirá desbancando a los países occidentales durante los próximos años, según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional. Este organismo pronostica que la economía china crecerá un 8,1% este año, mientras que la India probablemente crezca un 11,5%.
Las reformas bursátiles de China
Deseosas de dinamizar sus mercados de capitales, las autoridades chinas han estado muy ocupadas poniendo en marcha reformas para dar fluidez a las salidas a bolsa y la negociación. En 2019 se inauguró en Shanghái con gran éxito un nuevo mercado para start-ups tecnológicas caracterizado por menos restricciones y umbrales de rentabilidad para los emisores más bajos que otras bolsas chinas. Para fomentar las salidas a bolsa de empresas tecnológicas, los reguladores también han flexibilizado las normas de aprobación de OPV para el mercado ChiNext Board de Shenzhen.
Hong Kong ha atraído un flujo constante de OPV de empresas biotecnológicas durante los últimos tres años después de que la sociedad gestora de la bolsa de la ciudad relajara las restricciones en 2018 para dar cabida a emisores del sector que todavía no habían presentado beneficios e incluso que no habían presentado ingresos.
Impulso en toda la región
Entretanto, la India está estudiando reformas ambiciosas que podrían dar pie a un fuerte auge en sus mercados de capitales durante los próximos años. En una apuesta por elevar la eficiencia, el gobierno planea privatizar gigantes públicos, desde bancos hasta empresas de transporte, con un objetivo inicial de desinversiones de 24.000 millones de dólares. El éxito de este programa ampliaría enormemente el flujo de OPV en la India y atraería a los capitales extranjeros. Pakistán también está considerando privatizar empresas estatales en un amplio abanico de sectores.
En el sureste asiático, Singapur está considerando permitir la salida a bolsa de sociedades instrumentales para adquisiciones (SPAC) tres años después de introducir las estructuras de capital con dos clases de acciones para estimular las OPV tecnológicas. Los reguladores de Indonesia también están estudiando las estructuras con dos clases de acciones, que suelen ser utilizadas por las empresas de Internet.
Se recorta en el horizonte un aluvión de salidas a bolsa de empresas tecnológicas en el sureste asiático, donde están mejorando las infraestructuras de mercado para un conjunto de unicornios que están alcanzando el punto de madurez adecuado para empezar a cotizar. Esperamos ver ofertas valoradas en varios miles de millones de dólares por parte de empresas de ASEAN en sectores como el comercio electrónico y los servicios de taxi.
Masa crítica
Al ritmo actual de transformación, esperamos que Asia reúna una masa crítica de infraestructura de mercado capaz de rivalizar con las bolsas estadounidenses dentro de entre 5 y 10 años. En lo que respecta al flujo de operaciones, el floreciente mercado de capitales de China ya está reduciendo distancias con las bolsas estadounidenses. En todo el mundo, las operaciones están gravitando cada vez más hacia dos centros: los mercados tradicionales de EE.UU. y las jóvenes pero vibrantes bolsas de China. El año pasado, las OPV recaudaron un total de 119.000 millones de dólares en China y Hong Kong, frente a los 181.000 millones de dólares recaudados en EE.UU. Aunque todavía van por detrás en cuando a volumen de captaciones, China y Hong Kong registraron 537 salidas a bolsa en el mismo periodo, por encima de las 509 de EE.UU.
China está abriendo progresivamente sus mercados financieros a los inversores extranjeros, que han acudido en masa a los mercados internos de bonos y acciones del país durante los últimos trimestres. Los flujos de entrada van a continuar, ya que el sólido crecimiento económico y la fortaleza del yuan están convenciendo a más fondos para elevar su exposición a los activos chinos. Durante los últimos años los proveedores de índices, como MSCI y FTSE, han elevado el peso de los valores chinos en los índices de referencia de renta variable global, lo que ha acrecentado aún más su atractivo.
En fechas más recientes, las tensiones comerciales entre Pekín y Washington han sido un arma de doble filo para los mercados de capitales bursátiles de Asia. Por un lado, los riesgos geopolíticos han llevado a un buen número de empresas chinas a abandonar las bolsas estadounidenses y regresar a Asia. La migración hacia el este de las salidas a bolsa de empresas chinas probablemente continúe. Por otro lado, los emisores chinos han estado bajo la lupa después de que Washington prohibiera recientemente a los inversores estadounidenses tener acciones en varias empresas chinas. Eso ha creado mayores incertidumbres a corto plazo.
Otro reto a medio plazo al que se enfrentan las salidas a bolsa de Asia podrían ser las normas que dañen la confianza de los inversores. Por ejemplo, el férreo control de los reguladores sobre los precios de las salidas a bolsa ha sido un motivo de preocupación para los emisores e inversores en el mercado interno de China. Pensamos que esta y otras cuestiones se deberían abordar mejor en futuras rondas de reformas del marco de cotización y vemos con satisfacción algunas medidas liberalizadoras que se están ensayando en áreas como el mercado STAR de Shanghái.
Sin embargo, estas cuestiones relacionadas con las fricciones geopolíticas y el desarrollo de los mercados deben considerarse en un contexto general caracterizado por la enorme presión que sufren las economías occidentales para reducir la brecha de las pensiones. Asia podría estar todavía lejos de convertirse en el polo dominante de las salidas a bolsa en el mundo, pero vemos que su trayectoria ascendente es clara e irreversible. Por mucho que los titulares de prensa retraten las dificultades, los capitales internacionales van a financiar el crecimiento de Asia durante la próxima década.
Columna de Paras Anand, responsable de renta variable paneuropea de Fidelity International.
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