En Europa, la inversión en factores mediante ETFs supera ya los 50.000 millones de dólares, tras producirse unos flujos de entrada récord en 2017, que ascendieron a 10.000 millones. Además, con la proliferación de nuevos productos, los inversores pueden elegir entre más de 240 ETFs de smart beta.
Sin embargo, a pesar de esta amplia gama de productos, los ETFs de smart beta sólo representan el 10% de los activos invertidos en ETFs en Europa, una cifra significativamente menor que la del mercado americano. La adopción de estrategias de smart beta en Europa se encuentra todavía en una etapa inicial, en la que muchos inversores están investigando los méritos del Factor Investing.
La premisa de las estrategias smart beta es que la inversión en acciones con determinadas características, conocidas como factores, tienden a mejorar la rentabilidad ofrecida por el mercado a largo plazo. La mayoría de los factores comunes incluyen Value, Size, Momentum, Quality, Dividend Yield y Low Volatility. Desde 2001, estos factores han batido al mercado en un rango situado entre los 175 puntos básicos del factor Dividend Yield hasta los 570 del factor Size. Todos ellos han mejorado el retorno ajustado por riesgo de la renta variable estándar, tanto en Europa como en EE.UU.
Los extensos análisis académicos han confirmado que los factores de renta variable han tenido una rentabilidad superior que la del mercado en diferentes periodos de tiempo y zonas geográficas. No obstante, aunque a largo plazo muestran rendimientos superiores, se observa un cierto nivel de sesgo cíclico con fases en las que la rentabilidad es inferior.
Los inversores tienen varias maneras de realizar su asignación factorial. Una de ellas es el buy and hold, mediante el que un inversor compra su factor preferido a largo plazo. La estrategia opuesta es el factor timing, en las que se expresa una visión respecto a las valoraciones de factores específicos o sus movimientos a corto plazo. Y por último, la rotación entre factores a lo largo del ciclo.
Un ETF que replica la exposición a un factor específico es una solución transparente y económica. UBS ofrece ETFs basados en cuatro factores individuales: Prime Value, Quality, Total Shareholder Yield y Low Volatility, tanto para los universos MSCI EMU como para MSCI USA. Entre las características de éstos, destacan el hecho de que la ponderación de las acciones dependa de la puntuación de los factores o que no esté limitado el peso de sectores o países, así como otras exposiciones de riesgo. Este enfoque sin restricciones es consistente con el análisis académico sobre las primas de los factores y da como resultado un mayor potencial para obtener un rendimiento superior, aunque esto conlleva un mayor tracking error en comparación con el índice principal. Creemos que este diseño hace que los ETFs de UBS sean particularmente atractivos para las asignaciones smart beta.
Los ETFs multifactoriales han surgido como una evolución de la inversión en factores individuales. El año pasado, este tipo de producto contabilizó el 40% de los flujos de entrada en ETFs en Europa, rondando los 4.000 millones de dólares. El objetivo de las estrategias multifactoriales es mejorar los rendimientos de las carteras al mismo tiempo que reducen el riesgo a través de la diversificación factorial. Este enfoque es ideal para los inversores que quieren capturar las primas de los factores en una solución simple y con un menor riesgo activo en comparación con los factores individuales. Los análisis académicos sugieren que el timming o la rotación de factores es un reto, por lo que un enfoque multifactorial podría ser más adecuado para la mayoría de inversores. Para ellos, UBS ofrece un ETF multifactor que replica el MSCI USA Select Factor Index. El índice está compuesto por los seis factores más comunes ponderados equitativamente: Value, Quality, Yield, Size, Momentum yVolatility.
Tribuna de Pedro Coelho, director de UBS ETF para España.