La reducción de las “comisiones” del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), ha sido otra vez simbólica, apenas para mostrar que, en promedio, estarán al fin debajo de 1,00%. En la práctica, el cargo promedio ponderado por activos (con cifras de CONSAR al cierre de noviembre pasado), será de 0,9752%, con decremento de 0,0248%.
Como apuntábamos en enero, este formato de bajas anuales ha cumplido su ciclo y habría de reemplazarse.
En pesos y centavos ¿Cuál es el beneficio para los trabajadores? Quien permanezca en una administradora “cara”, con saldo promedio de 300.000 pesos, pagará alrededor de 120 pesos menos en 2019. En la “barata”, por el mismo ahorro acumulado, pagaría 90 pesos menos. Si se moviera de alguna de aquéllas a la más económica, su beneficio sería de 660 pesos:
En proporción, eso es válido para todos, con independencia de su saldo. Es claro que la decisión de cambiar de Afore no depende de esas partidas sino del aliciente de rendimientos y, en segundo término, del servicio. Por eso no cabe referir la “comisión” como factor decisional; tampoco el argumento de la repercusión a largo plazo pues, a ese paso, para los del saldo referido, el motivador sería de entre 1.000 y 6.000 pesos en una década. Además, no es que las gestoras de tarifa alta vayan a generar el menor desempeño, ni las “baratas”, la mayor rentabilidad. A simple vista, la expectativa de medio punto porcentual más de rendimiento es lo doble de motivante para traspasarse, así sea a una de las “caras”. Los trabajadores lo entienden, como refleja la distribución de ahorro del SAR:
Claro, la reducción tarifaria es notoria en las Afores. El ingreso ponderado conjunto que no percibirán, sobre los activos a noviembre, asciende a casi 1.000 millones de pesos. No significa que obtendrán menos ingresos en 2019. Dado que cobran sobre el saldo, ganarán más en cifras absolutas por el aumento del ahorro acumulado. El cobro del gremio rondará los 32.000 millones. A ello hay que sumar alrededor de 900 millones correspondientes a las nuevas aportaciones periódicas (aproximadamente de 213.000 millones, sin considerar las de trabajadores primerizos o reactivados). Así, el ingreso del sistema rozaría 33.000 millones de pesos, asumiendo ya la reducción ponderada de la tarifa, más lo que cobre por las plusvalías compuestas que se generen.
Porcentajes diferentes según el alcance de cada tipo de SB
El SAR ensambló el arquetipo del sistema chileno emulando el formato de ingresos de las AFPs. Las novedades desde 1997 han sido la sustitución de la base de cobro (saldo en vez de aportaciones, o la mezcla de ambos), y la reducción paulatina de la tarifa única a todos los fondos.
El formato hacía sentido porque había una Siefore Básica (SB). Cuando se crearon dos y luego hasta cinco fondos de perfil distinto, hubiera sido entendible aplicar cobros diferentes según las posibilidades del régimen de inversión. Las SB 4 y 3, y las adicionales de ahorro voluntario y régimen amplio, serían las de cuota alta, en tanto que las SB 2, 1 y 0, así como las adicionales “conservadoras”, de régimen más estrecho, las de porcentaje bajo. Es decir que las Afores habrían de cobrar más por la gestión especializada que permite asumir mayores riesgos con la pretensión de rendimientos elevados. El requerimiento de recursos de inversión y administración de riesgos (tecnología, personal, análisis y otros) de las SB1 no es comparable con el que demandan las SB4. Ni en la dimensión ni en la proporción.
Tal como están las cosas, nuestros afiliados a las SB2, 1 y 0 financian en buena medida los elementos de inversión y control necesarios para las SB4, 3 y algunas adicionales.
¿Qué hacer para que las “comisiones” pesen en beneficio de los trabajadores?
Se podrían aplicar porcentajes diferenciados por tipo de fondo, bajos en unos y altos en otros. Así, las comparaciones serían directas, entre Siefores y Afores. Por poner un ejemplo: la tarifa de la SB4 de una gestora que aproveche el régimen, contra la de la SB4 de una que lo subutilice.
Los márgenes de ingresos no disminuirían y estarían equilibrados en función del balance en la distribución del ahorro: 44% de los activos del sistema están en las SB2, 1 y 0; 56%, en las SB4, 3 y adicionales.
Las brechas podrían ser de tal magnitud que entonces sí serían factores de decisión de permanencia o cambio incluso de SB en la misma administradora. El beneficio de la innovación sería relevante para los trabajadores.