La victoria de Mauricio Macri en las pasadas elecciones de noviembre en Argentina marcó un punto de inflexión para el país y sus relaciones con los inversores internacionales, después de que en 2001 se produjera el mayor impago de deuda soberana en Latinoamérica y que el país se sumiera en más de diez años de crisis. Varias medidas han sido tomadas ya por el ejecutivo, como el levantamiento del cepo cambiario y la llegada a un acuerdo con los fondos buitre. Analizando los primeros 100 días del gobierno del ingeniero Mauricio Macri podemos destacar lo siguiente:
Aspecto financiero-político
Sin lugar a dudas el fuerte apoyo logrado por el Gobierno en la Cámara de Diputados en el arreglo con los houldouts y la probable ratificación en la Cámara de Senado es el principal triunfo político del Gobierno, ya que logró la ruptura del Frente para la Victoria, quedando como una secta marginal tendiente a entorpecer al Gobierno, para lograr la impunidad de más de 12 años de corrupción y por otro lado salir del default que le permite a la Argentina reinsertarse en los mercados de capitales, condición necesaria pero no suficiente para lograr un camino de desarrollo.
Aspecto fiscal monetario, cambiario y de inflación
El déficit fiscal está siendo tomado muy levemente (casi sin darle importancia): solo se eliminó el subsidio a las tarifas de luz y gas. Un déficit fiscal que condiciona fuertemente todas las medidas a ser tomadas en lo monetario, donde se pudo reducir 40.000 millones pesos de base monetaria, desde el 10 de diciembre de 2015; pero a partir de un fuerte crecimiento de la deuda del BCRA por 200.000 millones de pesos en LEBAC y con un costo de endeudamiento del 35% (7 puntos superiores al del 9 de diciembre de 2015). Lo que impacta fuertemente en el nivel de actividad principalmente en la inversión y el aumento del costo de las tasas de intereses en el stock de los créditos del consumo que enfría fuertemente la economía produciendo solamente por ahora una expectativa de recesión por todo el primer semestre del 2016.
Las reservas solo aumentaron en 4.200 millones de dólares, producto de la transformación del swap chino. Si no se logra un fuerte ingreso de divisas se mantendrá en extrema debilidad la solvencia cambiaria y el tipo de cambio por debajo de los 16 pesos por dólar, a costa de un mayor nivel de tasas y mayor nivel de recesión.
La inflación no se puede controlar sin que se disminuya fuertemente el déficit fiscal, atacando subsidios al sector privado, ya sean subsidios a consumidores o a productores, y la renegociación de todas las obras públicas donde el sobreprecio instalado como política de corrupción del anterior gobierno contribuye a reducir un déficit fiscal incontrolable, pero principalmente imposible de financiar en las actuales condiciones macroeconómicas.
Aspecto social
Este tema casi no ha sido abordado. La reducción del impuesto a las ganancias que paga un sector de los asalariados es solo uno de los puntos favorables a tener en cuenta, pero no se ha tomado ninguna política activa concreta que contenga los fuertes incrementos de precios provocados por la necesaria devaluación y la eliminación de subsidios a la energía. Con el agregado de haberse iniciado los despidos en aquellos sectores económicos que han tenido un impacto negativo, producto de la coyuntura externa, como es la recesión en Brasil que paralizó al sector automotor o la fuerte baja del petróleo que afecta a las provincias del sur.
Columna de Cesar Ariel Omse, contador público especialista en Finanzas y Mercado de Capitales