Europa es sin duda la región donde el contraste con el año pasado es más grande. Por primera vez desde la crisis casi todos los factores apuntan en la dirección de un ritmo de crecimiento más fuerte. El Viejo Continente ha registrado aumentos sólidos en las empresas y en la confianza de los consumidores, especialmente en los últimos meses. Además, el crédito al sector privado está empezando a fluir con más vigor y las condiciones financieras están respaldando más la actividad económica. Probablemente el QE ha mejorado significativamente estas tendencias y es probable que en el futuro cercano actúe como un fuerte apoyo a las condiciones financieras y los flujos de crédito.
Y lo que es más, es probable que la política fiscal se esté preparando para permanecer neutral en términos generales al tiempo que el mercado laboral muestra una positiva respuesta a la recuperación del crecimiento, es decir, que no se va a necesitar mucho crecimiento del PIB para generar un crecimiento robusto del empleo y una disminución de la tasa de desempleo.
A la vista de todo esto, no debería sorprender demasiado que los datos europeos hayan roto la tendencia mundial en muchas áreas. Las tendencias en la producción industrial, las ventas minoristas e incluso las exportaciones han sido muy robustas. Incluso la cifra de matriculaciones de automóviles se ha recuperado de manera tan significativa que sugiere que podríamos estar en el inicio de una fase de expansión del ciclo de bienes de consumo duraderos y creemos que después de siete años de ventas muy bajas podría haber una gran demanda reprimida en este sector. En cualquier caso, la parte de crédito de la ecuación respaldaría este ciclo dado que el crédito está empezando a fluir.
De hecho, la encuesta de crédito bancario del BCE sugiere que el sector continuará recibiendo el apoyo de un aumento en la oferta de crédito, así como de la demanda. Mientras tanto, los indicadores de confianza de la eurozona se tomaron un respiro en abril ya que tanto el PMI compuesto, como el índice de confianza económica general registraron movimientos laterales. Este nivel sigue siendo consistente con un crecimiento del PIB ligeramente por debajo del 2%. Entre los acontecimientos dignos de mención en estas encuestas observamos un nuevo aumento de las expectativas de empleo y de las intenciones de inversión de las empresas, así como un aumento en la utilización de la capacidad y la reevaluación por parte de las empresas de su posición competitiva.
En cuanto a los datos regionales hubo ciertos retrocesos en Alemania y sobre todo Francia. Mientras tanto, la periferia continuó recuperándose y el impulso en esa parte de la región es ahora más fuerte que en el núcleo. Por cierto, hay buenas razones para ello, porque las condiciones financieras y la provisión de crédito están disminuyendo más en la periferia que en el núcleo. Esta es la consecuencia lógica de la reducción en el grado de fragmentación financiera observada durante el año pasado. Aun así, incluso en Francia las encuestas nacionales mostraron una tendencia lateral, mientras que en Alemania el índice IFO arrojó buenos datos. En cuanto a este último hay que decir que el componente de expectativas disminuyó ligeramente, aunque sigue manteniendo una tendencia alcista, en vigor desde octubre de 2014.
Si nos fijamos en lo que sucede en Europa, pero también en Japón o en Estados Unidos todavía hay más de una razón para pensar que estamos atravesando un bache temporal que dará paso a un crecimiento más fuerte en unos pocos meses. Aun así, hay por supuesto posibilidades de que estamos completamente equivocados en este caso y que el crecimiento mundial caiga en una prolongada rutina de mediocridad. Si esto llegara a suceder, sería muy positivo para un solo grupo, es decir, para aquellos que han estado apostando por la historia de un sólido estancamiento. Después de todo, si la combinación de grandes caídas de los precios del petróleo, una relajación de la política monetaria sin precedentes, la fuerte flexibilización de las condiciones financieras, la mejora en los flujos de crédito y el fortalecimiento del mercado laboral no pueden producir un aumento sostenido de crecimiento dado el impulso visto en los últimos años nos preguntamos qué es lo que lo hará.
Willem Verhagen y Maarten-Jan Bakkum, de NN IP