Ahora que Europa está asumiendo una identidad femenina, Christine Lagarde y Ursula von der Leyen han sido designadas para ser las próximas presidentas del Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea, respectivamente. Ambas candidatas son excepcionales y sobradamente conocidas por su capacidad para forjar coaliciones, por lo que deberían dejar huella en el Viejo Continente.
Christine Lagarde ha demostrado ser una defensora inquebrantable de la estabilidad a lo largo de toda su carrera. Empezó su trayectoria en el Gobierno francés de François Fillon ocupándose de distintas carteras, desde la de Economía hasta la de Agricultura, y propició una postura aperturista. Como abogada laboralista, encabezó esta causa con una postura que no se decantaba con claridad ni por la izquierda ni por la derecha. Durante las negociaciones del rescate a distintos países europeos, se mantuvo alineada con la postura del Fondo Monetario Internacional y se vio obligada a respaldar con firmeza políticas restrictivas. No obstante, también logró asumir un riesgo significativo en el episodio de Argentina.
Así pues, debería ser percibida como una persona que busca el consenso y se adapta a la situación. Resulta probable que favorezca inicialmente la aplicación de políticas más flexibles, cuya justificación parece evidente ante la ralentización actual y el nivel de la inflación, que se sitúa por debajo del objetivo. No obstante, a medida que la situación se revierte, también lo hará su posición, al estilo de un miembro «pivotante» de la Reserva Federal que cambia de postura desde una flexible a una restrictiva. En vista de la resistencia ofrecida por la Administración de EE. UU., probablemente se haga un uso moderado de más tipos de interés negativos.
Ursula von der Leyen se caracteriza por su capacidad para cumplir los objetivos que se propone. Ha trabajado en el Gobierno de Angela Merkel de forma continuada desde 2005, en los últimos tiempos como ministra de Defensa. Su pasado internacional —pasó su infancia en Bélgica, por lo que habla francés con fluidez— y su experiencia en el trato desde su niñez con profesionales que ocupan puestos de elevada responsabilidad deberían resultarle de utilidad.
Asimismo, su formación en medicina podría ayudarle a analizar problemas de diagnóstico y solucionarlos. Gracias a su experiencia como profesora, seguramente tenga la habilidad de gestionar a personas y grupos, como en las reuniones del grupo de ministros de Defensa del Partido Popular Europeo. De hecho, impresionó tanto a los franceses que presentaron su candidatura a Angela Merkel. En la esfera política, pertenece la Unión Demócrata Cristiana de Alemania, un partido de centro-derecha. Con todo, su nombramiento no está garantizado, dado que su candidatura debe ser aprobada por el Parlamento Europeo.
Se trata de un momento único en la historia de Europa: no solo hay una, sino dos mujeres que optan a la presidencia del BCE y la Comisión, algo que apunta a un cambio de liderazgo y a una reestructuración del Viejo Continente que dan paso a una actitud a favor de la diversidad de género y la lucha contra el cambio climático.