El universo de la deuda de alto rendimiento, o high yield (HY), es dinámico y los emisores entran y salen de este segmento conforme cambian sus calificaciones de riesgo. El año pasado, 113 empresas vieron mejorada su calificación de high yield a grado de inversión (IG), lo que las convierte en “estrellas emergentes”, frente a los 78 “ángeles caídos” que hicieron el camino contrario –pasaron de grado de inversión a high yield–.
El ciclo de estrellas emergentes y ángeles caídos puede responder a cambios generalizados en la economía o a cuestiones que afectan a un sector, a una empresa o a un equipo directivo en concreto. Para los gestores que aplican un enfoque de inversión activo, este ciclo presenta oportunidades.
Los diferenciales de crédito de los ángeles caídos pueden ampliarse más allá del valor razonable, ya que los inversores que, por mandato, no pueden comprar deuda con una calidad inferior al grado de inversión se ven obligados a vender cuando los emisores salen de los correspondientes índices. Por el contrario, cuando los fundamentales de crédito se recuperan, las estrellas emergentes que ven mejorada su calificación pasan a ser candidatas a entrar en los índices de grado de inversión.
Veamos un ejemplo: en enero de 2016, la prima de riesgo de los bonos a cinco años en euros de Anglo American superó los 1.000 puntos básicos, justo antes de que Moody’s rebajase su nota de solvencia de Baa3 a Ba3, lo que la convirtió en un ángel caído. Sin embargo, a medida que la empresa se desendeudó y fue mejorando su flujo de caja libre, el diferencial se estrechó hasta alcanzar prácticamente los 100 p. b. en septiembre de 2017, cuando volvió al grado de inversión (después de que Moody’s mejorase su calificación crediticia tres veces).
Cuando un emisor cae por debajo del grado de inversión suele ser porque la empresa está pasando un mal momento. Por eso, es necesario llevar a cabo un cuidadoso análisis de crédito y del negocio que garantice que el equipo directivo tiene claro el camino que debe seguir para estabilizar la empresa, desendeudarse y volver a registrar flujos de caja positivos.
Pero una mejora de calificación no es la única forma de generar valor. Algunas empresas optan por mantener cierto nivel de apalancamiento para que su negocio crezca rápidamente y deciden quedarse en el segmento high yield. Si están bien gestionadas, estas empresas generarán rentas atractivas con el tiempo. Este tipo de empresas permite que los inversores perciban rentabilidades elevadas invirtiendo en negocios bien gestionados que, con el tiempo, pueden ofrecer valor adicional si la deuda se amortiza anticipadamente.
No obstante, esta estrategia no está exenta de riesgos, ya que el apalancamiento podría resultar problemático, lo que requiere una vigilancia constante. A la hora de considerar la inversión en crédito high yield, es importante no quedarse solo con el dato de rentabilidad y pensar en las oportunidades que podría explotar un gestor activo.