Desde principios de año, el índice MSCI Asia –excluido Japón– ha subido un 11% (en dólares), superando al menos a los mercados desarrollados. Sin embargo, a raíz de la elección de Donald Trump, el mercado se desplomó mientras que sus homólogos europeos, japoneses y, sobre todo, estadounidenses, se recuperaron. Los mercados asiáticos se enfrentan al reto de Trump.
En vista de ello, hay poco en el programa de Donald Trump que vaya a animar a los mercados emergentes: los aranceles tendrán un impacto muy negativo en el comercio mundial, la política de ‘America First’ va en detrimento de los interlocutores económicos, lo mismo que la política para limitar la inmigración. A esto hay que añadir que la subida del dólar a niveles máximos de 14 años también tiene un impacto negativo en los mercados emergentes ya que muchas empresas locales tienen la deuda denominada en dólares. Cualquier alza del dólar aumenta la carga de la deuda y ahuyenta a los inversores.
Pero mientras Estados Unidos se cierra sobre sí misma, Pekín tiene un as en la manga para poner en marcha reformas aperturistas y liberalizar la economía. Que Trump retire a Estados Unidos del Acuerdo Trans-Pacífico de Asociación Económica(TPP) está también jugando a favor de China para fortalecer su dominio en la región asiática y podría ser muy positivo, por ejemplo, para las empresas coreanas que exportan a China (LG H&H, Orion, Amorepacific) que se han visto muy penalizadas en los últimos tiempos por las amenazas de Pekín de restringir las exportaciones coreanas a China.
China es ya no es simplemente el taller del mundo. Países como Vietnam e Indonesia están aceptando el desafío. Aunque China estando muy centrada en las exportaciones, su modelo económico está en el proceso de cambio. El gobierno está tratando de reducir la dependencia de la economía de la inversión y las exportaciones y prioriza el consumo interno. Las amenazas actuales de la nueva política de Estados Unidos podría contribuir a acelerar este cambio. Las empresas orientadas al consumidor en el sector de la tecnología de la información, como Alibaba y Tencent, han demostrado recientemente que continúan creciendo rápidamente pese al contexto de desaceleración económica.
Probablemente, los temores generados por la elección de Donald Trump ya han sido descontados en los precios de las acciones de las empresas asiáticas. Hay que tener en cuenta que estos títulos han evolucionado por debajo de las Estados Unidos en un 90% en los últimos seis años (véase el gráfico). Además, se espera que en 2017, las empresas asiáticas registren un crecimiento de ganancias de dos dígitos. Por ejemplo, el flujo de caja operativo de una empresa como Samsung Electronics podría ser mayor que Microsoft está en el próximo año.
Las empresas en las que nos centramos tienen sólidos balances, buenas perspectivas de crecimiento y son menos cíclicas que la mayoría. Tendemos a evitar empresas que no pueden demostrar una ventaja competitiva duradera. En consecuencia, nuestras empresas son relativamente más caras que la media, pero también son menos volátiles. En ocasiones, como ocurrió en la segunda mitad de 2016, el mercado busca empresas menos costosas sin tener en cuenta la sostenibilidad de sus modelos de negocio. Pero en BLI seguimos centrándonos en las acciones de los consumidores que ofrecen la mejor manera a largo plazo de capturar el crecimiento que emana de estos países (véase el gráfico).
También preferimos empresas privadas a empresas estatales cuya deuda tiende a estar aumentando. Las acciones asiáticas no son demasiado caras en términos de valoración y su subponderación en las carteras de los inversores internacionales parece cada vez más difícil de sostener.
Tanguy Kamp es portfolio manager especialista en mercados emergentes de BLI.