Cada vez hay más inversores que se preguntan si estamos en un buen momento para invertir en activos de renta fija.
Sin duda, existen algunos puntos objetivos que explican por qué estos productos brillan de nuevo:
- La rentabilidad de los bonos se sitúa en niveles no vistos en los últimos 12 años. Después de numerosos años en que los bancos centrales han mantenido una política de tipos bajos o incluso negativos, el índice de referencia de corporates investment grade de la zona euro ha llegado este año a niveles cercanos al 4,5%.
- El carry en los fondos de renta fija ha vuelto. Al poder invertir a una rentabilidad atractiva, nos ayuda a conseguir un colchón de seguridad que nos protege ante variaciones de precios en momentos de volatilidad y posibilita una mejor planificación financiera en función de nuestro horizonte temporal de inversión.
- La rentabilidad (TIR) de los bonos supera a la rentabilidad por dividendo de la renta variable, lo que ha despertado el interés de los gestores de asignación de activos, que han incrementado el peso dedicado a la renta fija. Se crea un nuevo término: “TARA” (siglas de «There Are Reasonable Alternatives»), como argumento para poder considerar ahora a los activos de renta fija.
- En general, los fundamentales crediticios son buenos, especialmente en los bonos con elevada calidad crediticia: la disciplina del balance es fuerte, los márgenes se han mantenido, la ratio de cobertura de intereses es elevada y el apalancamiento se sitúa en niveles aceptables. Además, tienen margen para proteger el rating a través de reducción de costes e inversión, pagar menos dividendos o reducir la recompra de acciones.
- Vuelven los flujos de dinero a la renta fija, ofreciendo un soporte adicional a los precios. El mercado primario también sigue fuerte con peticiones elevadas y un primer semestre de récord con 534.000 millones colocados por emisores europeos. Destaca la presencia de bonos con mayor beta (subordinados financieros y bonos high yield), lo que ha ayudado a una normalización del mercado después del colapso de Silicon Valley Bank y la venta de Credit Suisse en el mes de marzo.
- La renta fija vuelve a recuperar su papel como elemento diversificador.
En este escenario, razones para invertir en activos de renta fija existen, pero ¿estamos ante el mejor timing? La inflación elevada provocará todavía algunas nuevas subidas de tipos en algunas zonas económicas y requerirá tipos más altos durante más tiempo hasta vencerla. También, con una recesión los márgenes empresariales deberían caer y los spreads corporativos ampliarse. Además, existe el riesgo de una menor liquidez presente en el mercado por la reducción del balance de los principales bancos centrales, y se incrementarán las necesidades de financiación de los estados (deberán entrar nuevos flujos de inversores para evitar subidas de TIR).
Considerando las reflexiones anteriores, en general, las mejores oportunidades serían:
- Gobierno/duración: obtienen más atención con el aumento de la TIR y especialmente en el corto plazo con las Letras del Tesoro. La inversión de la curva los hacía ideales esperando que, a su vencimiento, pudiéramos obtener una rentabilidad incluso superior en un ciclo de subidas de tipos y sin asumir riesgo de duración. Ahora, tanto la Fed como el BCE están cerca de su tipo terminal y hay que tener más en cuenta ese riesgo de reinversión. Históricamente la curva ha cogido pendiente cuando se ha llegado al final de las subidas de tipos y se abrían las expectativas de bajadas. La estrategia óptima sería la de aprovechar las alzas de rentabilidad en los activos de renta fija a medio y largo plazo para ir aumentando la duración de nuestra cartera y asegurar una TIR atractiva durante un período más largo. Con los repuntes del breakeven, no olvidemos los bonos indexados a la inflación.
- Corporate/financial: el endurecimiento de las condiciones financieras afectará más a las empresas más endeudadas y de baja calidad crediticia. Los bonos investment grade es probablemente la clase de activo más atractivo basado en el binomio rentabilidad/riesgo y al que otorgaríamos un plazo de inversión más largo. Seríamos más prudentes en activos más sensibles al ciclo como el high yield a los que previsiblemente afectará más un aumento de la tasa de default (Moody’s espera que llegue al 5% en el 2T24). En este segmento, nos centraríamos en el tramo de rating BB’s que ya ofrecen rentabilidades de alrededor del 7%. Por sectores, el financiero ofrece un pick up atractivo, con beneficios elevados, fuertes ratios de capital y, hasta ahora, una morosidad controlada. También son interesantes sectores defensivos con flujos de caja recurrentes como utilities o telecomunicaciones.
- Para los inversores que soportan un mayor riesgo, los bonos emergentes en divisa local son una alternativa. Existen divergencias en el momento del ciclo en el que se encuentran las diferentes economías mundiales y están provocando una mayor dispersión en la política monetaria que aplican los diferentes bancos centrales. La mayoría de estos en el mundo emergente ya han iniciado una bajada de sus tipos de interés o están pensando en hacer el pivot (el Banco Central do Brasil bajó sus tipos -0,50% en agosto). Adicionalmente, si la Reserva Federal hace una pausa en la subida de sus tipos de referencia, el dólar puede dejar de apreciarse, lo que favorece a esta clase de activos. Destacan Brasil y México con rentabilidades cercanas al 10%.
- Por último, la positiva evolución de los bonos con etiqueta ESG, ya que el BCE y las instituciones europeas quieren potenciarlos para ayudar en la financiación de todo lo que tiene que ver con la transición energética. Dentro de esta tipología de bonos hay que destacar los “Sustainability-Linked”, que proponen un aumento del cupón en el caso de que no se lleguen a cumplir los objetivos ESG, con lo que el emisor tiene un mayor incentivo para cumplir con ellos.
En este entorno, debemos adoptar una gestión activa, ya que habrá momentos de volatilidad (el índice MOVE acabó el mes de agosto en el rango bajo del último año) y se generarán oportunidades, tanto en las curvas de tipos como en la evolución de los spreads por sectores. La correcta selección de los emisores y de los activos será especialmente importante.
Tribuna de Josep Maria Pon, director de Renta Fija y Activos Monetarios de Creand Asset Management en Andorra.