Las consecuencias de la crisis financiera y económica iniciada en 2007 derivaron en la venta masiva de productos financieros, provocando una importante crisis de confianza hacia la totalidad de la industria financiera. Consecuencia de ello es que actualmente el ahorrador e inversor español exige una mayor ética, información, transparencia, cualificación y calidad en el asesoramiento financiero. Casi el 90% de los ahorradores españoles se interesa ahora más que antes por conocer las características de los productos financieros que contrata.
Además, la exigencia de una mayor regulación, mediante la entrada en vigor de MiFID II -con impactos potenciales en los incentivos, la formación de la red de distribución y el gobierno de productos- y la ESMA -con directrices sobre el alcance de conocimientos y competencias adecuados- afectarán al modelo de negocio y a la futura estrategia de las entidades financieras, favoreciendo aún más la profesionalización y la consolidación del asesoramiento financiero.
A lo anterior hay que añadir que los avances tecnológicos en la industria financiera han permitido un aumento de la información disponible para los ahorradores e inversores españoles, los cuales ya no se conforman con cualquier consejo y exigen profesionales preparados, formados y acreditados que proporcionen un verdadero valor añadido mediante un servicio totalmente personalizado. Se trata de una realidad que ha venido para quedarse, y ello supone una gran oportunidad para el reconocimiento de la profesión del asesoramiento financiero en nuestro país.
Adicionalmente, el incremento de la tasa de ahorro y las crecientes necesidades de servicios de gestión patrimonial en un entorno de bajos tipos de interés y complejidad para comprender la evolución de los mercados, se han posicionado como variables sumamente importantes.
No obstante, en la actualidad sólo un 10% de los clientes quiere un asesoramiento financiero, solo 1 millón de clientes percibe asesoramiento financiero, frente a 10 millones que reciben simplemente una comercialización de productos financieros.
Uno de los importantes retos pendientes que deberemos asumir los asesores financieros en España será la misión de fomentar una mayor educación y cultura financiera. No solamente deberemos aportar soluciones e ideas, si no que también deberemos aportar una importante labor educativa en la actual sociedad española del siglo XXI.
Prueba de todo esto son los datos obtenidos en la encuesta de EFPA España publicada el 26 de octubre de 2016, donde se refleja que el 72% de los ahorradores sigue apostando por los depósitos como un vehículo adecuado para rentabilizar sus ahorros, seguido de un 47% en fondos de inversión, un 17% en inversión inmobiliaria y un 7,40% en bonos y deuda.
Nos encontramos en un entorno de transición donde el ahorrador español deberá convertirse en inversor y necesitará nuestra ayuda para tomar mejores decisiones de ahorro e inversión, aprovechando mejor las oportunidades que le permitan conseguir sus objetivos y mejorando su salud financiera.
La palabra crisis viene del griego y significa «cambio»; este nuevo paradigma presenta una gran oportunidad para que el asesoramiento financiero siga creciendo, consolidándose como una profesión con mayor prestigio y por tanto altamente reconocida.
Columna de Alicia Egido Littleton, agente financiera y miembro de la European Financial Planning Association.