Una recesión se desencadena cuando la economía se contrae durante dos trimestres consecutivos. Una o dos lecturas negativas del PIB pueden no tener mucho sentido. Pero cuando son varios los indicadores clave que empiezan a parpadear en rojo durante un período de tiempo sostenido, la imagen se vuelve más clara y mucho más significativa. En nuestra opinión, ese momento aún no ha llegado en Estados Unidos.
Aunque es cierto que se están produciendo algunos desequilibrios, no parecen lo suficientemente extremos como para que el crecimiento de la economía del país descarrile en el corto plazo. Pero la razón que hunda finalmente el periodo actual de expansión actual puede ser obvia un día: un aumento de los tipos de interés, un aumento de la inflación o unos niveles de deuda insostenibles pueden ser factores desencadenantes importantes. Los conflictos comerciales mundiales pueden presionar aún más a la economía y producir consecuencias inesperadas.
Si estos eventos continúan todo sugiere que la economía estadounidense podría debilitarse en los próximos dos años, colocando en el horizonte una recesión para el año 2020. Pero aún no hemos llegado a ese punto. Si hemos aprendido algo de Paul Samuelson, predecir exactamente cuándo golpeará una recesión es poco más que una especulación sin fundamento.
¿Cuánto tiempo duran las recesiones?
La buena noticia es que las recesiones generalmente no duran mucho tiempo. Nuestro análisis de 10 ciclos desde 1950 muestra que las recesiones han oscilado entre ocho y 18 meses, con un promedio de aproximadamente 11 meses. Para aquellos que resultan directamente afectados por la pérdida de empleo o el cierre de empresas, esto puede parecer una eternidad. Pero los inversores con un horizonte de inversión a largo plazo tendrían una imagen más correcta si se fijaran en el panorama completo.
Las recesiones son relativamente pequeños periodos de tiempo en la historia económica. Durante los últimos 65 años, Estados Unidos ha estado en una recesión oficial menos del 15% de todos los meses.
Además, el impacto económico neto de la mayoría de las recesiones también es relativamente pequeño. La expansión media aumentó la producción económica en un 24%, mientras que la recesión media sólo redujo el PIB en menos de un 2%. Los rendimientos de la renta variable pueden incluso ser positivos durante toda la duración de una contracción, ya que algunas de las subidas más fuertes de las acciones se han producido durante las últimas etapas de estas fases.