España se encuentra, junto a Grecia e Italia, entre las economías de la UE que corren mayor riesgo fiscal en caso de una crisis económica o financiera. Además, al igual que ha sucedido en el pasado, Bélgica y Francia también siguen siendo fiscalmente vulnerables.
Con el énfasis puesto en la política fiscal, en lugar de la política monetaria, como principal mecanismo para aumentar el crecimiento económico en la región, en Scope hemos sometido a una prueba de estrés a los balances de los Gobiernos de la UE – incluido el de Reino Unido como antiguo Estado miembro. Esta prueba nos permite analizar cuantitativamente cuál sería el impacto en los balances en un escenario económico y financiero adverso.
En esencia, medimos cuánto riesgo existe para las posiciones fiscales cuando consideramos el impacto sobre la deuda pública en caso de una futura crisis. Nuestro análisis combina las variables cuantitativas de riesgo fiscal utilizadas en la metodología soberana de Scope, junto con una evaluación de la trayectoria de la deuda en caso de una crisis. El estudio muestra que algunos países en los que las finanzas se vieron más afectadas durante la crisis financiera mundial y de la eurozona, siguen estando comparativamente en mayor riesgo que otras economías de la UE.
España (A-/Estable), Italia (BBB+/Estable) y Grecia (BB/Positivo) son las tres economías de la zona euro en esta categoría. Fuera de la zona euro, Rumania (BBB-/Negativo) también está en mayor riesgo. Irlanda (A+/Positivo) muestra además vulnerabilidades significativas en el examen de estrés. Estos países tienen un alto riesgo de las finanzas públicas y, además, en situación de estrés, revelarían vulnerabilidades más profundas, como señala el déficit estructural en el caso de España.
Otros países, como Reino Unido (AA/ Negativo) también muestran vulnerabilidades. El saldo presupuestario del Reino Unido se ha deteriorado ligeramente desde el año fiscal 2018-19 (de -1,8% del PIB en 2018-19 a un estimado de -1,9% del PIB en 2019-20), y se espera un deterioro más significativo en el año fiscal 2020-21. El coeficiente de deuda bruta de Reino Unido disminuyó ligeramente en cuatro años hasta el 84,2% del PIB en el tercer trimestre de 2019, permaneciendo muy por encima del coeficiente de deuda del 61,2% de Alemania, por ejemplo. Sin embargo, un factor importante que diferencia al Reino Unido de las economías de la zona euro como Francia y Bélgica es la relativa moderación de las necesidades de financiación del Ejecutivo anterior, lo que refleja de manera importante el muy largo plazo de vencimiento medio de la deuda del Gobierno británico.
Francia y Bélgica (ambos con calificación AA) se encuentran entre los países que tienen riesgos presupuestarios y de deuda comparativamente altos, pero muestran resistencia en el escenario de tensión. El déficit primario de Francia (que se espera que sea del 1,3% del PIB a medio plazo) así como la elevada deuda pública (algo más del 100% del PIB a partir del tercer trimestre de 2019) y las necesidades brutas de financiación (de alrededor del 13,5% del PIB en 2020-21) explican sus fragilidades. Bélgica también tiene elevados coeficientes de deuda y necesidades brutas de financiación, que se estiman en un 99,1% del PIB en 2019 y un 14,6% en 2020 (incluida la refinanciación de la deuda a corto plazo), a pesar de que se espera que los déficits presupuestarios primarios sean menores y se sitúen en torno al 0,4% del PIB en 2020 en un escenario sin cambios políticos.
En Europa central y oriental, Estonia y la República Checa tienen los menores riesgos fiscales, con unos ratios de deuda entre los más bajos de la UE, del 9,2% y el 32,0% del PIB, respectivamente, a partir del tercer trimestre de 2019. Polonia y Hungría muestran una resistencia comparativa en caso de una crisis futura, a pesar de que sus déficits presupuestarios a medio plazo se situarán cerca del 2% del PIB.
Las economías menos vulnerables fiscalmente, según los resultados de la prueba de estrés, son Luxemburgo, Alemania, Austria, los Países Bajos y Suecia, todas con calificación AAA. Estas economías no sólo muestran menos vulnerabilidades fiscales existentes, sino que están mejor posicionadas para hacer frente a una futura crisis, en caso de que ocurra.