Con la desinflación acelerándose y a la espera de una vuelta a la normalidad, los movimientos de los bancos centrales seguirán desempeñando un papel importante en el impulso general de los mercados. Este será obviamente el caso de la renta fija, pero también de los mercados de renta variable.
Los tipos de interés representan el mayor riesgo para los mercados de renta variable (préstamos bancarios, desapalancamiento en Europa y EE.UU.), así como para los márgenes de las empresas (aumento de los gastos financieros) y para las valoraciones. La desinflación continúa como se esperaba y los inversores desean que los bancos centrales vuelvan a una política monetaria normal.
Los rendimientos de la renta fija y de la renta variable podrían ser significativos en 2024, aunque haya varias razones por las que los beneficios podrían ser decepcionantes. La normalización monetaria podría significar una relajación significativa de los tipos de referencia hasta cerca de la mitad de los niveles actuales. Así pues, los inversores deben prestar atención a lo que Jerome Powell y Christine Lagarde digan sobre el momento de la primera rebaja de tipos en sus respectivos discursos, aunque los comunicados oficiales mantengan un sesgo neutral.
EE.UU. y su crecimiento
Los bancos centrales han corroborado varias encuestas que muestran lo esencial que ha sido la normalización de la cadena de suministro para bajar la inflación. Sin embargo, es difícil prever cuánto tiempo se mantendrá esta tendencia ahora que la producción ha vuelto a la normalidad. Ante esta incertidumbre, sería preferible una desaceleración incipiente de un crecimiento tan fuerte. De momento, no ha habido señales de ello en el cuarto trimestre de 2023 ni en enero. Varios indicadores sugieren incluso una inesperada re-aceleración.
La desinflación se ha visto alimentada por el aumento de la oferta y no por la caída de la demanda, por lo que no cabe duda de que gran parte de esta resistencia se debe a la renovación del poder adquisitivo. El IPC subyacente ha caído a un -1,9% anualizado en los últimos 6 meses, una caída de más del -2% en comparación con los seis meses anteriores. Para los consumidores, esto representa un gran avance. No obstante, como la mayor parte de la desinflación ha terminado, este motor del crecimiento está a punto de desaparecer. Además, la política fiscal se volverá más neutra este año, tras haber apuntalado significativamente el crecimiento en 2023. En consecuencia, creemos que la desaceleración estadounidense es inevitable; sólo hay que tener paciencia.
Economía europea: estabilización
La Encuesta sobre Préstamos Bancarios del BCE apunta a una recuperación de las condiciones financieras desde unos niveles históricamente bajos. Ahora son menos los bancos que quieren endurecer las condiciones de préstamo y también ha disminuido el número de los que esperan una caída de la demanda de préstamos.
Los últimos datos sobre préstamos bancarios sugieren que la situación empieza a mejorar. Y las encuestas de confianza de consumidor e indicadores PMI también se han recuperado aunque ligeramente. Todavía no hay motivos para esperar una recuperación en Europa, pero el pesimismo de los inversores sobre la zona era probablemente exagerado.
Asignación de activos
Seguimos sobreponderando la renta fija y somos neutrales en los mercados de renta variable, pero hemos reforzado la renta fija y la renta variable europeas en detrimento de otros activos y por las siguientes razones: en primer lugar, no sólo los inversores son demasiado pesimistas con respecto a Europa, sino que la renta variable europea saldría ganando si se produjera una recuperación global sorprendente y, en segundo lugar, la resistencia de la economía estadounidense puede plantear un problema a la Reserva Federal sobre cuándo y cuánto recortar los tipos, pero el BCE tiene libertad para actuar, ya que la economía europea se ha estabilizado en el fondo.
Carta mensual de Benjamin Melman, Global CIO en Edmond de Rothschild AM.