Si bien la mayoría de las startups tiene dificultades para levantar el capital necesario para despegar, no es inusual que algunas de ellas en sectores “de moda” o considerados altamente prometedores, puedan encontrarse con mercados de capital altamente líquidos, donde el levantamiento de fondos se facilita.
¿Existen o han existido situaciones de exceso de oferta de capital en años recientes?
Sí. La mayoría de los analistas señalarían el “boom” de las dotcom a principios de siglo y el de los sitios de social media en años recientes. Otro ha sido el de las biotecnológicas en la década pasada, por ejemplo.
¿Cómo cambia el panorama, cuando un sector es popular?
En primer lugar, las opciones se multiplican.Antes, el financiamiento era simple y directo, pues existían básicamente tres posibles mecanismos: a) el famoso FFF (friends, family and fools), familia, amigos y tontos, la segunda b) los inversionistas ángeles con dinero sobrante en el bolsillo y que habían tenido éxito en otro sector, y el tercero c) el camino muy mapeado y delineado de los inversionistas de riesgo.
En cambio, en un sector atractivo donde muchos quieren invertir, desde los grandes fondos hasta el público en general, el financiamiento es mucho más complejo, incluyendo a inversionistas ángeles, el crowdfunding, los inversionistas corporativos, las incubadoras, las aceleradoras, e incluso, los hedge funds.
¿Qué peligros lleva el exceso de oferta de capital?
Fundamentalmente, sobrevaluación de las startups. Ante un exceso de oferta de capital, las startups pueden caer en la tentación de inflar las valuaciones, a fin de maximizar los fondos levantados. El problema es que dichas valuaciones sobreestimadas suelen ser difíciles de cumplir en el futuro, decepcionando las expectativas de los inversionistas. Si sucede lo anterior, la compañía puede encontrar dificultades para levantar capital en siguientes rondas de financiamiento, e incluso, puede encontrar los canales de financiamiento virtualmente cerrados.
Cuando lo anterior sucede a nivel de un sector completo, la contracción del financiamiento suele expresarse en el estallido de lo que se consideraba una “burbuja” especulativa, por las exageradas valuaciones que se tenían de las empresas en dicho sector. Tal fue lo que pasó en 2001 con las dotcom. Tal podría pasar, según algunos, con compañías de redes sociales en el futuro próximo.
Cuando Facebook compró Whatsapp por 19 mil millones de dólares, la adquisición fue seguida por una conferencia de prensa donde Mark Zuckerberg dijó que no tenían idea exacta de cómo generarían ingresos de la plataforma de mensajes que acaban de adquirir.
Muchos analistas opinaron lo que para muchos es sentido común, si pagas tanto por algo que no sabes cómo será negocio tangible y sonante, posiblemente este sobrevaluado.
Artículo elaborado por Gerardo Herrera, Director de Comunicación de Riskmathics FI.