Desde que Donald Trump fuera elegido presidente, los inversores se han ido tranquilizando poco a poco en sus temores sobre la deflación, el crecimiento de los mercados emergentes y la incertidumbre de la zona del euro, lo que había erosionado el apetito por el riesgo desde octubre de 2015 hasta febrero de 2016. En este contexto los inversores apostaron, por lo tanto, a la reflación.
Actualmente, sin embargo, el crecimiento mundial se está acelerando y la amenaza de la deflación está disminuyendo. Esta combinación de un repunte del crecimiento real y un aumento de la inflación general es favorable para los beneficios por acción con una previsión de crecimiento del 13% este año. La fase de aceleración de la inflación parece ahora empujarnos y los indicadores principales están empezando a cambiar en algunas zonas, particularmente en Estados Unidos y China.
La esperada reforma del impuesto de sociedades en EE.UU. debería reforzar aún más la rentabilidad de las empresas en 2018, aunque la aplicación de otras reformas parezca mucho menos probable en vista de la pérdida de credibilidad política de Donald Trump.
Por último, los principales bancos centrales reducirán el peso de la deuda en sus balances hasta finales de este año, y algunos ya han comenzado a controlar la liquidez o están, como el BCE, preparándose para anunciar este tipo de movimientos.
El fin de la expansión monetaria en EE.UU. en realidad se remonta a la primavera 2014 y ha ido cogiendo fuerza desde entonces
En cuanto a los mercados emergentes, la mejora de las condiciones financieras y el aumento de precio de las materias primas ha sido positivo para ellos. Sin embargo, la normalización monetaria y la reducción progresiva de la liquidez en dólares sumado a la desaceleración del crecimiento chino podrían influir negativamente en estas economías.Mientras se mantengan las posiciones largas en dólares, las commodities y la renta variable emergente es vulnerable a la reflación que ha dominado los mercados.
Otros mercados albergan todavía potencial como la zona Euro donde el beneficio todavía se ajusta a las favorables condiciones financieras, los fundamentales económicos son sólidos y la competitividad crece por la debilidad del euro. En la región, somos constructivos en activos como small caps, más expuestos a la aceleración del ciclo económico, así como en el sector financiero e Italia, que se verá beneficiado por el gradual incremento de tipos de interés. Nos mantenemos positivos también en renta variable japonesa y en deuda emergente en moneda local.