En el proceso de análisis de los fondos de inversión en instrumentos de deuda (FID), además de la calidad crediticia, hay que considerar la sensibilidad al riesgo de mercado como elemento fundamental, sobre todo en estos tiempos de volatilidad. Por “sensibilidad” se entiende la exposición que presentan los FID a los cambios en las condiciones del mercado, principalmente a los movimientos de las tasas. También influyen en ella los ajustes en el tipo de cambio, el apalancamiento económico del fondo a través de derivados financieros y el nivel de liquidez apropiado para hacer frente al retiro de recursos.
Cuando las tasas suben, los precios de los FID sufren minusvalías, en especial los que están conformados mayoritariamente por valores de tasa fija y largo plazo, que son los más sensibles a los movimientos de las tasas de interés. Cabe resaltar que la minusvalía no se materializa a menos el inversionista venda su participación en el FID.
Es relevante que haya concordancia entre el régimen de inversión del fondo y el perfil de riesgo del inversor. Un fondo con una sensibilidad elevada al riesgo de mercado está orientado a ahorradores que pretenden rendimientos altos. Se entiende que este tipo de clientela asume la posibilidad de sufrir minusvalías temporales porque, a la fecha de vencimiento, los instrumentos a tasa fija y largo plazo regeneran el importe nominal y otorgan el premio estipulado. Según las condiciones durante la vigencia y a la expiración del instrumento, aunque el premio porcentual pudiera ser menor que las tasas vigentes del mercado, no habría una pérdida de capital, como sí pudiera darse por el riesgo crediticio. Para la consecución de esa concordancia (perfil – sensibilidad), la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) estipuló la obligatoriedad de la calificación de los FID y uno de sus dos componentes es el de riesgo de mercado, que refleja la sensibilidad del fondo a condiciones cambiantes y cuya escala homogénea va de 1 (baja) a 7 (muy alta).
La sensibilidad de un FID debe de ir de la mano con el perfil, necesidades y estimaciones de tasas de los inversionistas. Quienes tengan requerimientos de corto plazo y perfil conservador buscarán fondos con niveles de sensibilidad baja o moderada (de 1 a 4). En contraste, quienes busquen un rendimiento potencial mayor, a través de títulos a tasa fija y mayor duración y/o exposición cambiaria, se orientarán a fondos con grados de sensibilidad alta (de 5 a 7).
Al observar la calificación de sensibilidad al riesgo de mercado de los FID se aprecia que el público del sector es conservador, ya que casi la mitad de los fondos (133, el 48%) posee sensibilidades en el rango de extremadamente baja ‘1’ a entre baja y moderada ‘3’, mientras que solamente 57 fondos, el 20%, se ubica en los niveles alto ‘6’ y muy alto ‘7’ de sensibilidad.
Fitch Ratings considera que esa distribución se mantendrá, debido a que los mercados financieros continúan mostrando una volatilidad elevada.
La sensibilidad en sí misma no es perjudicial ni significa que un fondo ubicado entre 5 y 7 sea malo o haya sido degradado. De forma equivalente, un fondo entre 1 y 4 no puede considerarse mejor. El análisis detallado de todos los factores que la impactan, así como el estudio detenido de las condiciones de los mercados y las tendencias de tasas, se pueden aprovechar en el momento oportuno, atendiendo el perfil del inversionista, para incrementar la probabilidad de que la inversión se ajuste a las necesidades. En ese sentido, la calificación del fondo es de gran utilidad, debido a que resume todos esos elementos.
Columna de Fitch México por Bertha Cantú