Desde hace algún tiempo los inversores han estado expresando su preocupación con respecto a la debilidad de la economía China. El exceso de gasto en infraestructura, un sistema bancario despilfarrador y una burbuja inmobiliaria que podría estallar con consecuencias desconocidas, están en la mente de los inversores.
Aunque muchos inversores se han mostrado pesimistas desde hace tiempo con la situación China, desde ING Investment Management preferimos aceptar esta situación y tener una visión más equilibrada, teniendo en cuenta las reformas que el gobierno chino está llevando a cabo.
A pesar de que el gobierno chino indudablemente ha gastado dinero en infraestructuras de poco valor económico, no creemos que sea motivo suficiente para colapsar la economía. La forma en que los errores del pasado han sido reconocidos por el gobierno chino se ve respaldado por las medidas adoptadas para evitar repetirlos.
El gobierno también está llevando a cabo reformas reales del sector financiero. En particular en las áreas de garantías de depósitos y “shadow banking”, así como en los mercados de repos e interbancarios. Los bancos más importantes de China también han sido proactivos en complementar sus bases de capital con la emisión de instrumentos híbridos tanto en mercados onshore como offshore. En ING IM, esperamos que estas tendencias continúen a lo largo del 2015, ya que fortalecerán el perfil de crédito del sector financiero a lo largo del tiempo.
El impacto en el sistema económico mundial de la caída del mercado de la vivienda de Estados Unidos en los años 2007/08 aún está fresco en la memoria de muchos inversores. Sin embargo, no se puede comparar el nivel de apalancamiento de los hogares chinos con los de esos niveles; las tasas de ahorro son más altas que la de sus homólogos occidentales, creando así un colchón. Los análisis de ING IM muestran que los ingresos en 2014 de aquellas inmobiliarias chinas que analizamos, fueron un 10% mayor en comparación con el 2013. La expansión de los volúmenes compensó de sobra las caídas del 0-5% de los precios medios de venta.
Nada de lo anterior debe hacer pensar que no estemos preocupados por las crecientes desigualdades entre poblaciones urbanas y rurales, y las ineficientes empresas estatales y la capacidad del gobierno para reformarlas. De hecho, la reforma de las empresas públicas (SOEs) es uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta el gobierno. Aun así, hay mucho potencial desaprovechado ya que su propia naturaleza las hace ineficientes. No obstante, aunque la reforma de las empresas públicas no puede llevarse a cabo de un día para otro, si llegara a suceder rápidamente, la economía incluso podría empezar a acelerarse.
Por lo tanto, no creemos que la economía china se encuentre en un precipicio; la reciente desaceleración económica, en realidad, podría conducir a reformas muy necesarias, que en última instancia harían que la economía fuera más fuerte y favorable para los inversores.
Columna de opinión de Joep Huntjens, director de Renta Fija Asiática de de ING IM