Durante las últimas semanas, las principales firmas de inversión han informado a sus clientes sobre el Brexit prácticamente a diario. La amplia probabilidad de una salida dura, suave o incluso nula hace que los analistas ofrezcan predicciones tan indeterminadas que ninguna resulta equivocada desde el punto de vista ex-post. Así, por ejemplo, un lunes, puede haber una probabilidad de Brexit duro del 50%, el martes del 60%, el miércoles solo del 40% y el viernes la probabilidad puede volver al 50% ¿Qué diablos se supone que el inversor debe hacer con todo esto? E incluso si eligen la opción correcta, ¿qué repercusión tiene en el cambio del precio de las acciones y del valor de la libra esterlina? ¿Qué deben hacer?
Por esta razón, hace tiempo que dejamos de analizar en detalle el proceso del Brexit. Reino Unido claramente sufrirá en cuanto a inversión se refiere y, por lo tanto, la economía también sufrirá, independientemente de cómo continúe desarrollándose el drama del Brexit. Sin embargo, si se analiza el problema en un contexto global, queda claro que tiene una importancia secundaria. Solo hay que observar el poco peso que tiene la economía británica para darse cuenta de esto. En tres años, desde que Reino Unido decidió salir de la UE, la economía china ha crecido cerca de 2,4 billones de dólares, una cifra similar al PIB total de Reino Unido. En otras palabras, si las islas británicas hubieran desaparecido del mapa en 2016, China habría compensado la pérdida económica en tres años. Esta comparación puede ofender el orgullo británico, pero ayuda a priorizar lo importante de lo que es menos importante. Aunque el desarrollo político y económico de Reino Unido naturalmente tiene relevancia para algunas de nuestras posiciones bursátiles, la forma en la que se presenta y se percibe entre el público excede su verdadero grado de importancia. Mientras el Brexit no lleve a una reacción en cadena, y no nos parece que vaya a hacerlo, solo tiene importancia secundaria para una estrategia de inversión global.
Por otro lado, tal como lo planteamos en el informe Capital Markets de 2018, el desarrollo de China continúa jugando un papel importante en el crecimiento o declive futuro de la economía mundial. Nuestro compañero, Simon Jäger, evaluó la situación local en marzo, a través de muchas conversaciones con líderes empresariales, políticos y formuladores de políticas monetarias que, en su conjunto, pintaron un cuadro mixto. Las restricciones crediticias en 2018 afectaron principalmente a las empresas industriales, aunque el país ha logrado desarrollar compañías tecnológicas de éxito mundial. La reestructuración de la economía China continúa con el desarrollo de servicios como base para el crecimiento futuro. Sin embargo, el crecimiento aún depende en gran medida de los préstamos adicionales, como lo demuestra la renovación de estímulos a principios de este año.
La política de “prosperidad moderada para todos”, que debería contribuir a la estabilidad social a corto plazo, ya que la población aún está centrada en el progreso material, se ve contrarrestada por una interferencia cada vez más restrictiva en la libertad personal. Los chinos son ambiciosos en términos económicos, lo que probablemente garantizará que se pueda lograr un crecimiento rápido, a partir de un nivel relativamente bajo en comparación con el oeste, aunque a un ritmo más lento en el futuro.
Cuando hablamos sobre fuerte aumento de la deuda en China, no solo se debe mirar a las empresas estatales, sino también al mercado inmobiliario. Después de haber aumentado considerablemente en la mayoría de las ciudades desde 2015, los precios inmobiliarios registraron un aumento más moderado en 2018. Sin embargo, los precios no colapsaron, y tampoco se espera que haya un gran colapso en el futuro. Se estima que dos tercios de la riqueza de la economía doméstica están vinculados al real estate, y el 90% de las familias chinas tienen viviendas en propiedad. Para el gobierno es crítico que no se produzca una pérdida de valor generalizada en el mercado inmobiliario, ya que pondría en peligro la estabilidad social y por tanto su legitimidad política. Disponen de numerosas herramientas para esto como la reducción de la hipoteca, el reajuste de las restricciones de compra o la disminución del requerimiento de capital. Como en otras áreas económicas, el gobierno chino parece seguir teniendo margen de maniobra en el mercado inmobiliario.
India es el segundo mercado emergente más importante después de China. Con un crecimiento económico del 7,2% el año pasado, es una de las economías mundiales con el crecimiento más rápido. El PIB ha alcanzado el nivel de Reino Unido, con 2,7 billones de dólares. El primer ministro, Narendra Modi, ha implementado una serie de reformas estructurales bajo el gobierno del partido Bharatiya Janata desde 2014. Por ejemplo, se aplicó un impuesto único al valor añadido, se aprobó una nueva ley de insolvencia, se recapitalizaron bancos estatales, se redujeron las restricciones a las inversiones extranjeras, se redujeron los subsidios y se llevó a cabo una reforma monetaria para combatir el dinero negro y la corrupción. Estas medidas mejoraron la actividad de negocio de las compañías y fortalecieron la economía.
Aunque la gran mayoría de la población trabajadora india está empleada en la economía sumergida, estos datos no se incluyen en las estadísticas oficiales. Por lo tanto, hay que prestar especial atención al desarrollo de las empresas individuales para llegar a obtener un juicio definitivo sobre las condiciones macroeconómicas del país. Desde un punto de vista general se percibe una imagen estructural de tendencia positiva. El análisis detallado de la situación en China y en India demuestra que un enfoque parcial sobre los riesgos puede hacer que los inversores pierdan las oportunidades generadas por el crecimiento de los mercados emergentes.
Estas oportunidades pueden ser mucho mayores que los riesgos en Europa. Los inversores a largo plazo tienen que evitar el error de pensar que los desarrollos vecinos son tan importantes como el éxito o el fracaso de las corporaciones globales.
Tribuna de Bert Flossbach, miembro de la junta directiva y gestor senior de Flossbach von Storch AG.