Arrancó el Tour de Francia la semana pasada y en un país ciclístico, como Colombia, las enseñanzas que nos puede dar para nuestras finanzas personales son bastantes. Algunas personas no lo saben, el deporte nacional de Colombia es el ciclismo, no el fútbol; aunque aquí logran matarse (literalmente) por el fútbol, olvidando deportes que nos han dado mayores alegrías (de hecho, el fútbol, pocas).
Los equipos de ciclismo empiezan el recorrido con 9 hombres, de los cuales algunos no terminan. Dichos equipos tienen una mezcla de corredores que son buenos en el plano, otros buenos en montaña, unos tienen una combinación de los dos (sin ser deslumbrantes en alguna), y otros con un desempeño destacable en las contrarreloj. Como es de suponer, esta combinación lleva, a que en conjunto, se formen equipos sólidos, en los cuales unos corredores ayudan a otros, generalmente llevan al líder.
El líder tiene su talento, pero no puede con todo: si es bueno en montaña, trata de hacer un papel decoroso en el llano, jalonado por su equipo. No todos los corredores pueden estar en los primeros lugares, de hecho, muchos pierden horas respecto al líder de la competencia, sencillamente porque su función es jalar el lote cuando se necesita y retrasarse para darle la mano a un compañero cuando se requiere.
Las competencias ciclísticas, generalmente, comienzan con etapas llanas para, en la segunda y tercera semana, dar paso a la montaña. Y sucede que, los corredores que se destacaron la primera semana, se pierden durante las semanas siguientes. Por eso, no se puede dar como favorito a los sprinters que uno ve en todas las fotos de la semana uno, puesto que la alta montaña empezará a seleccionar a los más fuertes.
El símil que quiero desarrollar acá no es otro de cómo al mirar temas en finanzas personales como la planeación de inversiones, el ciclismo es un buen parámetro: tenga un equipo diversificado, con activos que respondan bien ante diferentes circunstancias y que en conjunto logre los resultados esperados. En ciclismo no se pueden cambiar los corredores del plano cuando llega la montaña, y así, en el portafolio de inversión no trate de cambiar sus activos de un momento a otro. Mantenga el equilibrio, para lograr resultados positivos.
Tenga un líder (portafolio núcleo) y deje que el resto del equipo lo ayude en lo que ese líder no es bueno: si su portafolio estrella (que lo determina su perfil de riesgo) es bueno cuando una economía está al alza, pero no tan bueno cuando el ciclo económico se afecta, rodéelo de activos defensivos, que soporten la volatilidad que le va a generar una desaceleración económica (por ejemplo). Y al igual que en los equipos ciclísticos, no espere que todos sus activos se ubiquen en los primeros lugares: algunas de sus inversiones tendrán, por finalidad, sencillamente ayudar al activo (portafolio) líder a que cumpla con el objetivo de ganar la competencia. Se quedarán rezagados, probablemente, pero ayudarán a que en el conjunto el resultado sea el esperado.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad de su autor, y no reflejan necesariamente la posición de Old Mutual sobre los temas tratados.
Manuel Felipe García Ospina es gerente de la Escuela de Planificación Financiera en Old Mutual.