Los recientes hechos ocurridos con Volkswagen dejan muchas enseñanzas para las personas naturales que establecen procesos de planificación financiera y, principalmente, su componente de planificación de inversiones. El más evidente es la necesidad de tener una diversificación en los portafolios que permita mitigar los impactos negativos que ocurren con hechos como los de la automotriz alemana.
Pongámosla fácil: muchos inversionistas tienen la estrategia de buscar el activo que pueda ser más rentable en determinado período de tiempo y salirse, generalmente, anticipando las noticias. Esto tiene un problema como lo demostró Volkswagen, y es que las noticias llegan de un momento a otro sin la posibilidad de anticiparlas. A menos que alguien tenga información confidencial o información privilegiada y la utilice en compra y venta de activos (de hecho, ambas son malas prácticas de los mercados financieros y en muchas ocasiones tienen consecuencias penales el usar información no pública para obtener beneficios económicos), las noticias van más rápido que la reacción que puede tener un inversionista, especialmente el pequeño que depende, en no pocas veces, de terceros para poder ejecutar compras o ventas de activos.
En el momento en el cual Volkswagen anunció el problema de sus automóviles en Estados Unidos, los mercados reaccionaron de manera ampliamente negativa (como tenía que ser). Es claro que un inversionista de compra y venta de activos con la estrategia de anticipación de noticias, no tuvo tiempo para recomponer su estrategia antes de la caída de la acción de la compañía.
La descripción anterior para ilustrar varios puntos, que se conocen desde hace tiempo, pero que se vuelven relevantes cada vez que ocurren (y que de hecho tardé varias semanas para referirme al caso, con el fin de que no se olvide): el primero, la concentración trae consecuencias no deseadas, en el caso al que nos referimos, claramente consecuencias negativas; el segundo, las metas financieras no se logran con localizar recursos en el activo más rentable, de hecho se logran cuando se machan objetivos con inversiones —vuelvo al ejemplo de que si tiene algún objetivo en dólares, es necesario tener las inversiones en dólares—, y el tercero, que no existe algo “libre de riesgo”…esto último es importante de resaltar, porque el riesgo es inherente a toda actividad.
Pensar en qué hubiera pasado si hubiera tenido acciones de Volkswagen dentro de mi portafolio y cómo me hubiera gustado que mis inversiones generales hubieran respondido ante un evento como el registrado, es un ejercicio que nos puede ayudar a planear de mucha mejor manera la forma en que queremos manejar el componente de inversiones de nuestro proceso de planificación financiera.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la visión de Old Mutual sobre los temas tratados.
Opinión de Manuel García Ospina, gerente de la Escuela de Planeación financiera y comercial de Old Mutual.