El sector de energías renovables, o de producción de energía eléctrica de régimen especial, continúa bajo la demanda de un marco regulatorio en España que cumpla con los requisitos necesarios de estabilidad y rentabilidad. El rating asociado por Axesor a esta actividad se mantiene en CCC, habida cuenta de las incertidumbres asociadas a su evolución, que penalizan la calidad crediticia.
Esta situación viene marcada por la actual tramitación del Proyecto de Ley del Sector Eléctrico. La nueva Ley derogará la vigente Ley 54/1997 del Sector Eléctrico con el objetivo de aglutinar y simplificar las múltiples modificaciones a las que ha sido sometida dicha regulación. Los nuevos objetivos que se pretenden alcanzar pasan fundamentalmente por la sostenibilidad económica del sistema eléctrico, mediante la eliminación definitiva del llamado déficit de tarifa, pero dentro de unos términos adecuados de calidad del sistema y protección al medioambiente.
Axesor valora de forma negativa la resolución actual del nuevo marco regulatorio, dada la indefinición del legislador respecto al mecanismo concreto a seguir para la remuneración de los proyectos. Hasta el momento, el criterio utilizado de rentabilidad razonable introduce incógnitas que mantienen las incertidumbres sobre la consecución de los objetivos estratégicos de las compañías que actúan en el sector, tanto desde el punto de vista de la inversión financiera (como es el caso de la empresa Fersa, que cuenta con rating Axesor BB-), o las que pretenden mejorar sus estructuras de costes y diversificar sus ingresos, como Viscofan (rating Axesor AA), Europac (rating Axesor BB-), Iberpapel (rating Axesor A) o Ence (rating Axesor A-).
El rating asociado al sector renovables es inferior al que ostentan de forma individual estas compañías, porque, salvo en el caso de Fersa, el ámbito renovable no el core de negocio de dichas sociedades. De igual modo, Axesor considera que empresas con mayor solvencia o un modelo de negocio más acorde a las circunstancias son capaces de mantener mejores ratings que el sector.
La búsqueda continua de llevar al sistema eléctrico hasta la senda de la autosubsistencia ha marcado de forma intensa el devenir de las renovables en los últimos años. La situación ha sido especialmente irregular desde 2012, a consecuencia del Real Decreto-ley 1/2012, que suspendió los procedimientos de preasignación de retribución y suprimió los incentivos económicos para las nuevas instalaciones, a fin de evitar la incorporación de nuevos costes al sistema eléctrico. De ahí en adelante, la evolución de la normativa se ha encaminado a la reducción de los costes del parqué existente con el objetivo, parcialmente conseguido, de eliminar el déficit de tarifa (Reales Decreto-ley: 13/2012, 20/2012, 29/2012, 2/2013, 9/2013. Leyes: 15/2012, 17/2012).
La nueva reglamentación añadida en 2013 supone para el régimen especial una continuidad en los cambios retroactivos que afectan al sistema de retribución. Al eliminar las primas, la retribución de las instalaciones de producción de energía eléctrica en régimen especial vendrá determinada, por una parte, por la venta de energía generada valorada a precio de mercado y, por otro lado, por una retribución específica, compuesta por un término por unidad de potencia instalada que cubra los costes de inversión de una instalación tipo que no se recuperen en el mercado por la venta de energía (siempre que sea necesario), así como un término a la operación que cubra la diferencia entre los costes de explotación y los ingresos por la participación en el mercado de dicha instalación tipo.
No obstante, la retribución (y por tanto la rentabilidad del sector) queda pendiente de definición final. Las pautas marcadas por el concepto de rentabilidad razonable son ambiguas. De hecho, el Real Decreto-ley 9/2013 menciona que la rentabilidad razonable girará, antes de impuestos, sobre el rendimiento medio de las obligaciones del Estado en el mercado secundario de los diez años anteriores a la entrada en vigor del Real Decreto-ley, incrementada en 300 puntos básicos, revisable cada seis años).
Axesor considera, pese a todo, que la tendencia de la calificación crediticia del sector es estable. Los rendimientos de los negocios en explotación continúan aportando a las compañías ingresos y rentabilidades que permiten el mantenimiento de las operaciones. Las perspectivas esperadas recogen la continuidad en la actividad, bajo un marco de rentabilidades más ajustadas, que reducirá el número de empresas por la salida de los inversores financieros y donde los objetivos de potencia instalada se desarrollarán de forma gradual y conforme a una mayor tendencia al avance del autoconsumo, con la generalización de las tecnologías y su correcta regulación.