Vivimos en un tiempo de noticias y datos económicos contradictorios, el Dow Jones se hunde un día 150 puntos y al siguiente avanza 250. Los inversores se enfrentan estos días a señales mixtas de todo el mundo y un mercado que transcurre sin dirección real.
Me recuerda a un partido de fútbol en el último cuarto. Un equipo avanza en el terreno de gol cuando el contrario le roba la pelota para recuperarse y acabar marcando. Después de eso, una pequeña falta permite al primer equipo empatar, y el partido acaba en la prórroga.
Dos pasos atrás, uno adelante
En este final de 2015, el disputado partido económico y de mercado se está jugando ante una audiencia de inversores confusos. Los pesimistas se aferran a cada dato decepcionante como un señal de recesión inminente. Los optimistas se centran en versiones más positivas y afirman que los números son cada vez mejores.
Solo en elúltimo mes, hemos visto cómo los datos de ventas minoristas en Estados Unidos decepcionaban para, poco después, ver que el consumo total por persona en realidad se ha acelerado. Del mismo modo, desde China llegan cada vez más malas noticias sobre la fabricación y producción. En cuestión de días, sin embargo, se publica que las ventas minoristas parecen estar aumentando a un ritmo anual del 10%, mientras que el sector servicios de la economía china parece estar haciéndolo cada vez mejor. En Europa, aunque la fabricación sigue cayendo, la debilidad del euro ha ayudado en realidad a las exportaciones, y tanto los consumidores alemanes como los italianos han incrementado su gasto.
En lo que respecta a los tipos de interés, el mercado está agobiado con la posibilidad de que la inminente subida de tipos de la Reserva Federal ralentice la economía estadounidense y obstaculice el crecimiento mundial, y sin embargo, los mercados continúan pronosticando que los tipos seguirán siendo bajos durante más tiempo.
¿Quién está equivocado y quién tiene razón? ¿Están las cosas mejorando o empeorando?
Esto es lo quele sugiero a los inversores para dar sentido a esto.
Por encima de todo, el riesgo de recesión debería ser la mayor preocupación. El fin de un ciclo económico, a menudo, se traduce en problemas para las carteras que no están totalmente a prueba de balas y libres de riesgos. Las recesiones son episodios de reducción drástica del gasto y de ganancias profundamente deprimidas. Pero las recesiones no ocurren sin una razón. Tiene que haber algo que la active y mantenga el gasto y las ganancias lejos.
Desde la Segunda Guerra Mundial, los shocks han tenido que ver con las subidas de los tipos de interés, los precios del petróleo, las divisas y otros excesos que tiene que ser corregidos. En la mayoría de los casos, hemos sufrido una combinación de varios de estos factores.
En este momento no vemos grandes excesos ni en los mercados de trabajo, ni en los mercados financieros, ni en las cifras de inflación. La Fed ya ha dicho que subirá los tipos de interés pero que el ajuste será gradual. Las anteriores recesiones han contado con el petróleo como uno de los principales factores, aunque siempre ha sido por aumentos de precio, no por su caída. Actualmente el barril de petróleo cotiza un 50% por debajo de su pico.
Pero, si no hay excesos importantes que necesiten ser corregidos, entonces ¿qué puede proporcionar la energía necesaria que mantenga la economía en marcha?
Drivers del impulso
Esto es lo que creo que puede lanzar a Estados Unidos y a la economía mundial hacia adelante.
El consumidor estadounidense es importante para el resto del mundo porque supone la principal fuente de demanda final. Los principales drivers del gasto de los consumidores de Estados Unidos son los salarios, las horas trabajadas y el número de trabajadores. Las tres medidas han ido mejorando constantemente, mes a mes, sin mostrar signos de retroceso.
Las grandes corporaciones son en su mayoría bastante rentables, tienen buenos niveles de cash y están listas para gastar otra vez, aunque con cautela. Eso tiende a ampliar el número de trabajadores. El aumento de las ventas de vehículos son una prueba más de la positiva confianza del consumidor, aunque la venta de viviendas ha sido la gran rezagada de este ciclo.
Mi conclusiónes que la ida y venida de las noticias económicas buenas y malas están descontando la modesta expansión que ha sido sello distintivo de este ciclo económico desde 2009. El ritmo moderado de los últimos seis años no es tan atractivo para los inversores como eran las cifras de crecimiento anual del 3%, 4% y el 5% registradas en los años 1980 y 1990.
Sin embargo, una tasa más moderada de crecimiento, sin el uso desinhibido de crédito, solo puede darnos una tregua más larga, nos compra más tiempo antes de que ataque la próxima recesión. Lo que significa que este ciclo también puede ir a tiempo extra, y no creo que nos vaya a importar en absoluto.
James Swanson es estratega jefe de Inversiones en MFS.