Los inversores en bonos están preocupados, ¿y quién puede culparles? Desde el aumento de los precios al consumo, pasando por el taper tantrum y hasta el cambio climático, existe una preocupación acuciante a la vuelta de cada esquina. A continuación, compartimos nuestras evaluaciones de riesgo, así como algunas estrategias para mitigarlo. Asimismo, incluimos una preocupación adicional: la tecnología utilizada por los gestores de bonos, un aspecto que, si no le inquieta, debería hacerlo.
Preocupación nº1: la inflación
EE.UU. es el foco de preocupación en torno al aumento de la inflación, merced al enorme estímulo fiscal que respalda una rápida recuperación. La inflación estadounidense continuó disparándose en mayo, con un aumento del índice de precios al consumo (IPC) del 0,7% intermensual y del 3,8% interanual, su mayor tasa anual en más de 25 años.
Creemos que este incremento de la inflación es transitorio. Esperamos que el aumento de los precios se desacelere a medida que avance el año y se reduzcan las restricciones de la oferta inducidas por la pandemia, lo que permitirá que la oferta se equipare a la demanda y reduzca la presión sobre los precios.
¿Podría la inflación convertirse en una preocupación en la zona del euro? No en un futuro próximo. El Banco Central Europeo situó recientemente su previsión de inflación para 2023 en sólo el 1,7%, lo que pone de manifiesto lo lejos que está de alcanzar sus objetivos de inflación (e indica que las compras de activos continuas serán necesarias mucho después de que el programa de compras de emergencia para la pandemia haya expirado).
Aunque no creemos que la inflación se convierta en la gran preocupación que era hace 50 años, los inversores deberían hacer algunos ajustes en sus carteras. Incluso una inflación moderadamente superior erosiona el valor real de los rendimientos de las inversiones y suele provocar un aumento de los tipos de interés. En el actual clima inflacionista, los inversores podrían considerar estas estrategias:
Reducir ligeramente la duración de la cartera o la sensibilidad a los tipos de interés. Los precios de los bonos a más corto plazo caen menos que aquellos de los bonos a más largo plazo cuando los rendimientos del mercado suben. Los bonos más cortos también pueden reinvertirse antes en rendimientos más altos.
Incline la asignación hacia el crédito para capturar rendimientos e ingresos incrementales. Esto incluye aumentar la exposición a empresas de alto rendimiento.
Diversificar en sectores de mayor rendimiento, como los valores de transferencia de riesgo crediticio (CRT) de EE.UU., que presentan bajas correlaciones con la deuda pública y entre sí. Los CRT son bonos de tipo variable respaldados por activos reales (viviendas) que suelen beneficiarse de la inflación. Gracias a la solidez del mercado inmobiliario estadounidense, los fundamentales parecen atractivos para los CRT. Algunos mercados emergentes también parecen atractivos y ofrecen diversas fuentes de rentabilidad potencial.
Preocupación nº2: Tapering, tantruming y aumento de los rendimientos
Si bien la inflación tiene el potencial de hacer subir los rendimientos, también lo tiene la retirada de una política monetaria laxa. Una vez más, los temores en torno a la subida de los tipos se centran en la rápida recuperación de la economía estadounidense, que pronto requerirá la reducción de las compras al amparo del programa de flexibilización cuantitativa de la Reserva Federal.
Sin embargo, no prevemos un taper tantrum en el horizonte. La Fed ha aprendido de su error en 2013, cuando sorprendió a los mercados con un cambio de política monetaria, desencadenando un dramático repunte de los rendimientos. Esta vez, el banco central está sentando las bases con mucha antelación para evitar sorpresas.
El tapering, que probablemente comenzará a finales de este año, será el primer paso en un largo camino hacia la normalización de la política monetaria. La Fed probablemente reducirá el ritmo de sus compras de activos de forma gradual y seguirá comprando bonos hasta bien entrado el año 2022. Una vez que las compras como parte del programa de flexibilización cuantitativa finalicen por completo, la Fed continuará reinvirtiendo los cupones y los bonos que vayan venciendo, lo que la convertirá en un actor importante en los mercados de bonos durante los próximos años. Cuando se alcance este estado estacionario, esperamos que la Reserva Federal mantenga el tipo de interés oficial en cero durante varios meses antes de emprender eventualmente subidas de tipos.
El resultado durante el próximo año o dos debería ser un aumento gradual de los rendimientos de los bonos estadounidenses, con los rendimientos del Tesoro a 10 años subiendo modestamente a finales de 2022. Mientras tanto, los rendimientos en la Eurozona y en Japón deberían permanecer cerca de cero; por su parte, los rendimientos en China, que se ha desmarcado de la tendencia de los rendimientos extremos, deberían permanecer estables y comparativamente altos en un 3,25%.
Por desgracia, estas condiciones dejan a los inversores entre la espada y la pared. Por un lado, los rendimientos más bajos amenazan con arruinar el potencial de rendimiento de una cartera. Por otro lado, el camino hacia el aumento de los rendimientos, aunque sea provechoso a largo plazo, puede ser doloroso, ya que los precios de los bonos disminuyen inicialmente. ¿Qué debe hacer un inversor?
En nuestra opinión, las estrategias que ya hemos señalado – duración corta, inclinación hacia el crédito y diversificación – son un comienzo sólido. Con todo, en el clima actual, los inversores pueden hacer más. Entre las estrategias activas más eficaces se encuentran las que combinan bonos del Estado y otros activos sensibles a los tipos de interés junto con activos de crédito orientados al crecimiento, todo en una única cartera gestionada de forma dinámica.
Este enfoque puede ayudar a los gestores a controlar la interacción entre los riesgos de tipos y de crédito, y a tomar mejores decisiones sobre hacia dónde inclinarse en un momento dado. La capacidad de reequilibrar los activos correlacionados negativamente ayuda a generar ingresos y rentabilidad potencial, al tiempo que limita el alcance de las caídas cuando los activos de riesgo se venden.
Preocupación nº3: El clima y otros riesgos ESG
Los aspectos climáticos y demás riesgos medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) también han empezado a surgir como una de las principales preocupaciones entre los inversores. Aquellos inversores que deseen comprar bonos que ayuden a crear un mundo mejor y más sostenible pueden empezar por conocer los pros y los contras de las distintas estructuras de bonos vinculados a la ESG. Sin embargo, la mitigación de los riesgos ESG no se limita a la compra de bonos verdes.
Para captar y gestionar plenamente los riesgos – y las oportunidades – creados por la ESG, los gestores deben incorporar a fondo dichos factores en los análisis de los bonos y en los procesos de inversión. Incluso los inversores que no dan prioridad a los ESG pueden beneficiarse de la integración de los factores en el proceso de inversión. Desde acontecimientos medioambientales catastróficos hasta condiciones de financiación más favorables, los factores ESG repercuten en los balances de todos los emisores de bonos.
Además, es difícil gestionar lo que no se puede medir. Por este motivo, hemos desarrollado un método sólido para medir la huella de carbono de su cartera de bonos.
Una preocupación adicional: la tecnología de los gestores de bonos
La tecnología de los gestores no es una de las prioridades de los inversores, pero debería serlo. La tecnología avanzada puede ayudar a los gestores de bonos a escanear la totalidad del mercado de bonos en tiempo real, sugerir posibles operaciones, preparar transacciones en segundos e invertir nuevas carteras con mayor rapidez.
Hace tres años, se tardaba una media de 35 días en invertir el 90% de una nueva cartera de crédito o de deuda de mercados emergentes. Hoy en día, esto puede lograrse en la mitad de tiempo si los gestores de bonos dominan la revolución tecnológica. Y cada día adicional que se invierte en esos activos equivale a más intereses generados.
Por último, la tecnología punta permite a los operadores abrirse paso entre el ruido de miles de bonos que se negocian en un momento dado para encontrar oportunidades y obtener liquidez. En cambio, los gestores de bonos que no dispongan de la tecnología adecuada se quedarán rezagados rápidamente en el mundo post-pandémico.
Prepararse para el mundo post-pandémico
El panorama post-pandémico traerá muchos cambios. Pero no permita que el miedo le relegue a un segundo plano. Con algunos ajustes prudentes, los inversores pueden prepararse para la inflación, la subida de los tipos y el cambio climático, y posicionar sus carteras para prosperar en el mundo post-pandémico.
Tribuna de Scott DiMaggio y Gershon M. Distenfeld, co-directores de renta fija en AllianceBernstein.
Para aquellos inversores que buscan generar rentas periódicas sin un riesgo elevado para su capital, AB American Income Portfolio tiene como objetivo obtener una renta corriente de en torno al 5% anual, limitando al mismo tiempo el riesgo bajista del mercado.