El año pasado fue muy favorable para los inversores en mercados emergentes. Las condiciones en 2017 fueron ideales, con la volatilidad anclada en niveles históricamente bajos y un volumen récord de entradas de capital inversor que propició fuertes rentabilidades.
Se encontraron oportunidades significativas para aprovechar las atractivas primas de riesgo disponibles, en un año en que los diferenciales soberanos y corporativos se estrecharon casi 50 puntos básicos, y las rentabilidades al vencimiento (TIR) de la deuda local disminuyeron en 65 puntos básicos.
Esta dinámica positiva continúa respaldada por una combinación de factores estructurales y cíclicos. A nivel estructural, la deuda de mercados emergentes aún está dominada por dos tendencias principales: subidas propiciadas por las perspectivas de crecimiento y asignaciones crecientes de capital en la clase de activo por parte de inversores institucionales con posiciones previamente insuficientes.
En cuanto a la demanda institucional, nuestra expectativa es que estos inversores seguirán elevando su exposición a la deuda de mercados emergentes a medida que mejoran los fundamentales de la clase de activo.
Por otro lado, la mejora del trasfondo económico ha favorecido a los exportadores de materias primas en el universo emergente, sobre todo en Latinoamérica, ya que los precios de los metales industriales y de los recursos energéticos han repuntado.
En los mercados desarrollados –con el Reino Unido como única excepción– la inflación volvió a brillar por su ausencia durante 2017. Esto permitió a los bancos centrales del G4 abordar el proceso de normalización monetaria de forma gradual.
2018: ¿quedan áreas con primas de riesgo atractivas en los mercados de renta fija emergentes? La buena noticia es que la deuda de mercados emergentes todavía ofrece numerosas oportunidades de este tipo en todo el espectro de deuda pública local, divisas y crédito soberano y corporativo.
No obstante, una cosa está clara: mientras que 2017 podría describirse como un “año de beta” con una compresión generalizada de las primas de riesgo, es menos probable que tal coyuntura se repita en 2018.
Riesgo para la rentabilidad
En nuestra opinión, existen tres factores de riesgo exógenos que los inversores no deberían perder de vista: la normalización de los balances de los bancos centrales, el ajuste al alza de los tipos de interés de mercado en Estados Unidos, y el proteccionismo.
La Reserva Federal está recortando su balance y es probable que implemente varias subidas del precio del dinero a lo largo de 2018, y el Banco Central Europeo reduce sus compras de activos desde enero. En este contexto, el avance de la normalización monetaria a nivel global es susceptible de crear cierta volatilidad para la renta fija de mercados emergentes. Aunque la normalización gradual y telegrafiada de las políticas de los bancos centrales es nuestro escenario básico, todavía hay riesgo de que los ajustes de sus balances tengan un efecto disruptivo en los mercados.
Tribuna de Colm McDonagh, director de deuda de mercados emergentes en Insight Investment, parte de BNY Mellon.