El equipo de International Equity (renta variable internacional) en 2017 estuvo trabajando para garantizar que el análisis de factores medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG) se integrara completamente en el proceso de inversión de todas sus estrategias. No requirió ningún cambio radical dada la filosofía del equipo de invertir a largo plazo teniendo siempre en cuenta los riesgos para las rentabilidades de las compañías, aunque sí supuso formalizar el proceso en torno a los riesgos y las oportunidades ESG, en particular, factores medioambientales y sociales.
El equipo siempre se ha concentrado en el gobierno corporativo, ya que una directiva débil representa una amenaza para el compounding. Nuestros fondos globales se centran en compañías de muy alta calidad que generan un gran flujo de caja libre y conceden al equipo directivo gran libertad. Estas compañías se enfrentan a riesgos si no realizan una inversión suficiente para mantener los negocios, lo cual termina por exprimirlos, o si el flujo de caja libre se desperdicia en adquisiciones de bajo rendimiento.
La importancia de los enfoques medioambiental y social está aumentando. El futuro del carbono en la economía mundial no está claro, lo que potencia el riesgo de vernos ante “activos bloqueados”: petróleo en el subsuelo o líneas de producción de motores de combustión en una fábrica de automóviles. Dada la composición del fondo, con exposición mínima al carbono, la mayor amenaza se encuentra en los aspectos sociales: no solo la creciente volatilidad de la situación política —y la regulación más robusta asociada—, sino también el auge de las redes sociales, que pueden hacer que marcas que han permanecido consolidadas durante décadas o siglos queden comprometidas casi al instante. Ante estas amenazas, un enfoque basado en los factores ESG ha pasado a ser esencial para el compounding a largo plazo.
Por lo tanto, pensar con firmeza acerca de los factores ESG reduce los riesgos, pero también puede apuntar oportunidades: por ejemplo, el enfoque de L’Oréal sobre los ingredientes naturales, que le ofrece una ventaja competitiva de cara a los consumidores, o el desarrollo de FlyKnit y FlyLeather por Nike, que reduce drásticamente los residuos y mejora los márgenes brutos. Mantener la relevancia frente al consumidor puede aportar mejoras en las cuotas de mercado. Además, una mejor directiva puede potenciar los beneficios, como el entusiasmo en la adopción de lo “Nuevo” por parte de Accenture, que ayuda a las compañías con sus transiciones digitales y que ahora da resultados tras años de restringir la mejora de los márgenes. La cultura de asociación en Accenture hizo que la compañía se centrara en las oportunidades a largo plazo en lugar de en los beneficios a corto plazo.
El enfoque del equipo hacia los factores ESG, como el resto de su proceso de inversión, es bottom-up y analiza riesgos y oportunidades sustanciales que pueden afectar a las rentabilidades futuras de las compañías incluidas en los fondos; incluye acceso a análisis de factores ESG de terceros e informes de diferencias de MSCI y Sustainalytics, que contribuyen a identificar y valorar las principales inquietudes sobre cuestiones ESG que podrían minar la sostenibilidad a largo plazo de las rentabilidades de una compañía. Se trata de un elemento más útil que las propias puntuaciones ESG, que el equipo considera con cautela. Dicho esto, nuestros fondos obtienen buenas puntuaciones con respecto a indicadores ESG independientes de referencia. Del mismo modo, el equipo se implica con las compañías, incluso mediante voto delegado, con el apoyo del equipo Global Stewardship de Morgan Stanley Investment Management (MSIM).
La base del análisis de factores ESG es respaldar las rentabilidades y, por lo tanto, el compounding, más que cualquier posicionamiento moral. Sin embargo, el equipo lanzó recientemente la estrategia Global Sustain: basada en el existente fondo Global Quality, pero ofreciendo a los inversores la posibilidad de excluir diversos sectores controvertidos, en particular, el tabaco, el alcohol, las armas, los juegos de azar y los combustibles fósiles.
Opinión de William Lock, Bruno Paulson y Dirk Hoffmann-Becking, del equipo de International Equity de Morgan Stanley Investment Management.
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