El próximo 23 de abril, los franceses acudirán a las urnas para elegir al próximo presidente de Francia para un mandato de cinco años. Según las encuestas, será necesario celebrar una segunda vuelta el 7 de mayo. Todas las encuestas indican que la candidata por el Frente Nacional, Marine Le Pen, perdería en una segunda vuelta de las elecciones frente a Emmanuel Macron, que lograría obtener el 61% de los votos frente al 39% de Le Pen. La reciente alianza de Macron con el político de centro François Bayrou ha fortalecido su candidatura, superando al candidato François Fillon. Por tanto, la probabilidad de una victoria de Marine Le Pen en segunda vuelta es prácticamente nula.
El motivo fundamental es la falta de apoyos que tiene el Frente Nacional con el resto de partidos políticos, lo que dificultará enormemente que logre alcanzar algún tipo de acuerdo con ellos. Además, la Asamblea Nacional, que cuenta con 577 escaños, tiene actualmente apenas 2 escaños del Frente Nacional, lo que hace indicar las enormes dificultades que tendrá Le Pen para llevar a cabo cualquier política económica no deseable para el conjunto de la sociedad francesa y los intereses del país.
En términos de implicaciones económicas, el escenario base (la no victoria en segunda vuelta de Marine Le Pen) supone una continuidad al statu quo en Francia. Creemos que, en dicho escenario, es razonable que el repunte de la prima de riesgo francesa se normalice a niveles previos y podemos esperar un incremento en las inversiones de capital extranjeras, que se han visto frenadas ante la incertidumbre de estos meses. Ambos factores pueden tener un impacto positivo en términos de crecimiento económico, aunque en ningún caso sería importante. El escenario menos improbable presenta mucha más incertidumbre, dado que la reacción de los mercados financieros ante la no continuidad es más difícil de analizar, especialmente teniendo en cuenta que la probabilidad de que se cumplan todas las medidas anunciadas por el Frente Nacional es muy escasa, dado que exigiría controlar la Asamblea Nacional. Ya vimos cómo en Estados Unidos, los mercados financieros reaccionaron al alza y contra todo pronóstico ante la victoria de Donald Trump.
Por todo lo anterior, creemos que es importante recordar que la incertidumbre en todas sus vertientes es la norma, y no la excepción, en nuestra labor como inversores. La mejor forma de proteger nuestro patrimonio financiero frente a la incertidumbre política que eventos como las próximas elecciones en Francia generan es seguir haciendo nuestro trabajo con total normalidad: buscar compañías atractivas con ventajas competitivas, conocerlas en profundidad, comprarlas a buenos precios y tener paciencia hasta que el mercado vea ese valor oculto. En la medida de lo posible, utilizamos escenarios de fuerte volatilidad como una gran oportunidad para aumentar el potencial de nuestras carteras rotándolas hacia compañías que ven caer sus cotizaciones por el ruido cortoplacista del mercado.
Como suele recordar Warren Buffett, durante el siglo XX acaecieron algunos eventos realmente dramáticos: dos guerras mundiales, una posible guerra nuclear, más de trece recesiones en Estados Unidos, otros muchos conflictos bélicos, amenazas con armas químicas, pandemias, crisis energéticas, pánicos bancarios, hiperinflaciones, etc. Pese a ello, el Dow Jones comenzó el siglo en 66 puntos y terminó en 11.497. La conclusión que podemos sacar es que invertir con un horizonte de largo plazo en buenos activos es la mejor protección frente a cualquier evento potencialmente desestabilizador a corto plazo.