Si bien hace menos de dos décadas las compañías más poderosas del mundo ostentaban grandes oficinas como monumentos al poder, en la actualidad muchas de ellas, al igual que centenares de “startups” de todo el planeta, se han abierto a nuevas alternativas como el trabajo colaborativo para optimizar recursos, trabajar en comunidad y maximizar sus resultados.
Con más de 3.750 millones de personas conectadas a internet en todo el planeta, el lugar de trabajo ha cobrado un nuevo significado y se ha descentralizado, lo que se traduce tanto en retos como oportunidades para el sector inmobiliario en una era denominada como la cuarta revolución industrial, que no es más que la transición hacia un mundo cada vez más globalizado, entrelazado y digital.
Gracias a la tecnología ahora el mundo se acerca cada vez más al concepto de aldea global propuesto por el teórico canadiense Marshall McLuhan (1911-1980) para referirse a una sociedad que se construye sistemáticamente en la red, donde las fronteras son cada vez más difusas.
El trabajo colaborativo, conjunto, integrado, articulado o coworkingpor definición, es una forma de trabajo a través del cual distintas organizaciones o personas comparten en un mismo espacio conocimientos, recursos, experiencias, redes de contactos para crecer de manera equilibrada y sostenida en el tiempo lo que conduce a la optimización de costos y recursos, esto es, acceso compartido a “innovadores, innovaciones, talentos y costos inmobiliarios reducidos”.
Incubadoras y aceleradoras de empresas, emprendimientos con potencial de crecimiento e incluso grandes corporaciones apuestan por este modelo no solo en Estados Unidos sino también en mercados emergentes de Latinoamérica.
Con esta tendencia se apuesta por un cambio del paradigma en el mercado inmobiliario tal y como lo ha descrito el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) en varios de sus reportes.
Y es que optimizar el espacio inmobiliario se ha convertido en una necesidad en las grandes urbes del planeta. WEF estima que el sector inmobiliario consume más del 40% de la energía mundial al año y también advierte que es la actividad económica que más recursos o materia prima demanda del planeta.
Sumado a ello, WEF señala en el reporte “Environmental Sustainability Principles for the Real Estate Industry” de enero de 2016 que los edificios contribuyen con el 20% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero del mundo.
Así las cosas, la industria está llamada a generar un cambio en los lineamientos e insertarse de manera más acelerada en la economía colaborativa como lo han hecho sus pares en sectores como el transporte o el turismo. En un reporte del portal en internet de WEF se cita al socio principal y presidente de PwC Alemania, Norbert Winkeljohann, quien afirmó que la economía colaborativa en el sector inmobiliario, es decir el alquiler o préstamo de bienes inmuebles en vez de la adquisición, podría llegar a generar ingresos por 335.000 millones de dólares en el mundo para 2025.
El sector inmobiliario, en el contexto del trabajo conjunto y compartido (coworking), ha encontrado en los millennials,-población joven cuyas edades oscilan entre 21 y 34 años-, un aliado no solo por su capacidad de innovación para generar nuevas formas de organizar y asumir el trabajo, sino que además se constituye en un segmento de la población importante e influyente en las pautas de consumo en un futuro inmediato. Se estima que la población del milenio para Estados Unidos alcance su punto máximo en 76,2 millones para el 2036, así como para el 2020 este segmento poblacional se constituirá en un tercio de la fuerza de trabajo mundial, según concluye el estudio “Las carreras de los millennials visión 2020” de ManpowerGroup.
En consecuencia, los empresarios empiezan a considerar nuevas alternativas para la gestión de su personal, adaptarse a las nuevas tendencias de consumo y al impacto que podría generar la conquista económica de este segmento poblacional en los próximos años.
El desafío entonces para el sector inmobiliario es llegar a captar a aquellos emprendedores jóvenes a quienes una sala de Starbucks, un comedor de McDonald’s o incluso su propio apartamento se pueden convertir en espacios compartidos para la generación y creación de bienes y servicios, máxime cuando no se cuenta con la capacidad económica para optar por otras alternativas.
Citada en un reciente boletín de prensa de Microsoft, una encuesta realizada por la OIT concluye que “para el 56% de los jóvenes lo más importante al evaluar un empleo es la calidad de la experiencia de trabajo”.
“En Microsoft, la innovación está asociada, entre otros factores, a la diversidad. Equipos de trabajo inclusivos y compuestos por una diversidad de miradas, son esenciales para generar mejores ideas, desarrollar mejores productos, y ofrecer mejores experiencias para los empleados”, dice la firma de tecnología estadounidense.
Nueva York, semillero global del coworking
Después de Silicon Valley (California), el de Nueva York es el principal ecosistema de emprendimiento del planeta de acuerdo al informe The Global Startup Ecosystem publicado en 2015 por la consultora Compass. Entre 7.100 y 9.600 empresas están activas en esta ciudad, generando unos 90.000 puestos de trabajo y un ecosistema emprendedor valorado hasta por 49.800 millones de dólares.
Nueva York también es pionera en el modelo de trabajo compartido y por ello grandes firmas del sector como WeWorkhan nacido allá y se han expandido por todo el mundo. WeWork tiene una red mundial de oficinas colaborativas y ha construido una comunidad alrededor de esta cultura empresarial que le ha permitido alcanzar una valorización en el mercado de unos 20.000 millones de dólares.
Esta organización cambia la forma en la que las personas trabajan al punto de que no solo los emprendedores deciden mudarse a este tipo de instalaciones sino también grandes organizaciones como Uber Eats y Spotify lo han hecho en la sede de WeWork en Bogotá, la capital de Colombia.
“Es una tendencia que cada vez va a ser más fuerte“, resume el gerente de la compañía para América Latina, Patricio Fuks, quien además adelantó a medios de comunicación que la estrategia de expansión regional será por medio de ‘management’ de edificios y la búsqueda de inversionistas interesados en desarrollar proyectos.
Según lo explica la misma organización, en menos de 8 años We Work ya cuenta con 253 edificios en 22 países y 75 ciudades alrededor del mundo. Considerada la cuarta “startup” más valiosa a nivel mundial, esta organización ya tiene 250.000 miembros a nivel mundial.
We Work selló recientemente con Microsoft una alianza a través de la cual las dos multinacionales “combinan herramientas y espacios de trabajo inteligentes para hacer realidad el futuro del trabajo en Latinoamérica”, según informaron en un comunicado de prensa.
“La colaboración se basa en habilitar el estilo único de trabajo de cada grupo o equipo, sin importar dónde se encuentren ubicados. De acuerdo con IDC, 72,3% de los empleados trabajarán de manera remota para 2020, lo cual destaca la importancia de impulsar la colaboración desde ahora”, se añade en el documento.
Fundada en el 2011, NeueHouse es otra de las organizaciones pioneras en este modelo desde la ciudad de Nueva York y actualmente ofrece espacios de trabajo privado para empresarios y líderes creativos. Además, otras compañías como Soho House se presentan como alternativas innovadoras, junto con otras empresas como Regus, The Yard, Cubico e Ignitia Office, quienes comenzaron su emprendimiento en Manhattan y hoy desarrollan su concepto en varios países del mundo.
Una investigación del sector publicada este año por Nexudus, Essensys y WUN Systems expone que en 2015 existían 8.900 espacios de trabajo colaborativo en el mundo, sin embargo esa cifra creció a 15.500 el año pasado y para 2018 se proyecta que habrá por lo menos 18.900 de estas oficinas. Asimismo, en el informe se expone que el número de usuarios de estos servicios creció significativamente entre 2015 al 2017, al pasar de 545.000 miembros a más de 1,27 millones en el mundo.
Sin embargo, para este año en el reporte titulado “2018 Coworking Forecast” Nexudus, Essensys y WUN Systems proyectan que el número de trabajadores bajo el modelo colaborativo crecerá a 1,69 millones.
Esto debido, en parte, a que se estima que habrá más y mayores espacios dedicados al trabajo colaborativo en el mundo tanto en áreas urbanas como rurales, así como una mayor aceptación del concepto en el ámbito empresarial.
En esta misma línea se prevé que más corporaciones decidan optimizar sus recursos y trasladar parte de sus operaciones a estos espacios con el propósito también de lograr una conexión más fuerte con el ecosistema local de emprendedores.
Las grandes organizaciones perciben ahora que al trabajar en espacios compartidos estos empresarios pueden convertirse en socios estratégicos e incluso en clientes de sus servicios. Sumado a ello, se cobra una mayor conciencia con respecto a los temas de sostenibilidad y también una necesidad de fortalecer la cultura organizacional de aquellas empresas que buscan diferenciarse.
Asimismo el mercado podría beneficiarse de nuevos espacios de trabajo colaborativo pensados en nichos específicos como por ejemplo los actores de la banca y los nuevos jugadores de la industria fintech, aquellos negocios emergentes que buscan revolucionar el mercado financiero con tecnología e innovación.
Por otro lado, también se espera un crecimiento de empresas en este sector, según concluye una encuesta de la firma CBRE del tercer trimestre de 2017 en la que se afirma que el 44% de las compañías en EE.UU. están cambiando de lugar en donde operan, sustituyendo sus oficinas por lugares más flexibles y un 65% espera unirse a este grupo para el 2020 en las Américas. De manera que, para el 2030, se estima que un 30% de los espacios de oficina serán espacios abiertos y flexibles de trabajo colaborativo, gracias a los incentivos financieros y la necesidad de colaboración de este siglo.
Fundada por socios colombianos en EE.UU., Prodigy Network se presenta como una plataforma global de inversión y desarrollo de activos inmobiliarios, que se ha dedicado a dar acceso a aquellos activos que durante años fueron privilegio de los inversionistas institucionales.