El nuevo Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, anunció que el nuevo plan de negocios de Pemex se dará a conocer en las próximas 2 semanas. ¿Cambiará el sentimiento que el mercado tiene respecto a la petrolera? Salvo que venga acompañado de una reducción muy importante en la carga impositiva, yo creo que no. No basta desplegar capex en el sector energético para empezar a ver los frutos de la inversión. El ciclo de inversión y retorno en Pemex, y en cualquier otra petrolera del mundo, lleva de 5 a 7 años, y el problema que Pemex tiene que resolver es hoy.
Si bien el gobierno ha logrado refinanciar 8 mil millones de dólares de los 10 mil millones que Pemex tiene de vencimientos para finales de 2020, del 2021 al 2024 la petrolera tiene vencimientos por el 36% de su deuda actual, es decir, el trabajo de refinanciamiento aún no termina (Gráfica 1).
El problema de refinanciamiento se ve complicado, y no está exento de trabas. En junio, Fitch decidió llevar la calificación de Pemex a BB+ (con perspectiva negativa). Asimismo, Moody´s tiene a Pemex en BBB- (con perspectiva negativa, en escala homologada), por lo que bajas en la calificación crediticia son altamente probables. De llevarse a cabo, Pemex se consolidará como un emisor de bonos especulativos (con calificación debajo de BBB-). ¿Qué implica esto para futuros planes de refinanciamiento? Primas por riesgo más altas y costos de financiamiento más elevados. De hecho, el mercado está asumiendo que la calificación de Pemex bajará a niveles de B+, y esto se ve reflejado en su CDS 5 años (prima pagada para asegurarse ante un posible default a 5 años, Gráfica 2).
Una solución relativamente sencilla para minimizar el impacto que han tenido las bajas de calificación en el proceso de refinanciamiento de Pemex es que el gobierno le otorgue garantía explícita a la deuda de Pemex. Pero ¿es esto viable? ¿qué impacto tendría en las finanzas públicas?
Hay que recordar que la deuda del país se puede representar como 3 círculos concéntricos con las siguientes características:
Es decir, Pemex ya está incluido en la de deuda del Sector Público, específicamente, representa 8.5% del PIB del 44.8% del PIB del endeudamiento total del país (Gráfica 4).
Entonces, al asumir como propia la deuda de Pemex, el gobierno no estaría incrementando la deuda del país. Asimismo, las calificadoras ya consideran a Pemex como una parte integral de México, por lo que asumir sus pasivos no debería traer una carga mayor a la calificación soberana. Entonces, ¿qué beneficios podría traer?
Echemos mano de un ejemplo histórico. A raíz del maremoto que causó el desastre en la planta nuclear de Fukushima en 2011, la compañía estatal “Tokyo Electric Power Company” (TEPCO) empezó a tener problemas fuertes para cumplir con sus obligaciones crediticias. Incluso, su calificación crediticia bajó de AA- a B+ en apenas 1 año (S&P). Eso hizo que su CDS subiera de manera importante, despegándose fuertemente del CDS japones. A lo largo de los meses, el gobierno fue involucrándose cada vez más en el problema, hasta que, en mayo 2012 el gobierno se hizo con más del 50% del capital de la empresa, convirtiéndose en el dueño mayoritario.
Si bien, el gobierno no dio apoyo explícito a la deuda de TEPCO, con dichas acciones logró bajar, con el tiempo, su CDS a niveles muy similares al soberano, a pesar de que la calificación actual de TEPCO es BB+ (igual que la de PEMEX) y la de Japón es A+, y con ello, sus tasas de refinanciamiento también bajaron (Gráfica 5)
Si bien esta solución sólo serviría para aligerar la carga asociada al servicio de la deuda de Pemex y del país, no resolvería el problema de fondo: una baja producción, y una empresa plagada de ineficiencias. Sin embargo, creo que un respaldo explícito puede ser el primer paso para empezar a eficientizar el uso de los recursos el cual, aunado con un plan de negocios creíble y sostenible en el largo plazo, podría ser el inicio para empezar a sanear a la petrolera más endeudada del mundo.
Columna de Franklin Templeton escrita por Luis Gonzali, CFA