Con la excepción del Reino Unido, la economía mundial está atravesando un periodo de expansión sincronizada. Los beneficios corporativos tienden al alza, el comercio se expande y el crecimiento se revela robusto en Estados Unidos, Europa y otros lugares. Asia se beneficia de este fenómeno internacional, así como de un repunte continuado en China.
En particular, la renta variable japonesa está llegando a un ‘punto óptimo’ gracias a la mayor solidez de los beneficios corporativos y a la confirmación fehaciente de que la reforma corporativa está generando una mejor rentabilidad para los accionistas. Por lo que respecta a la política monetaria, pese al modesto endurecimiento emprendido por la Reserva Federal estadounidense en Norteamérica y a la subida de los tipos llevada a cabo por el Banco de Inglaterra por primera vez en diez años, la política monetaria mundial sigue siendo sumamente acomodaticia.
Con este telón de fondo, no sorprende que la renta variable cotice a los niveles actuales. Si nada de esto cambia, nos mostramos muy optimistas en cuanto a la evolución de la renta variable en 2018, en comparación con la del crédito y la deuda pública de los países centrales. No obstante, como inversores, debemos preguntarnos qué podría alterar estas expectativas favorables.
Además de unos rendimientos del crédito históricamente reducidos y de la notable ausencia de inflación en todo el mundo, se vislumbran riesgos geopolíticos en el horizonte, entre los que se incluyen el brexit, la posible inestabilidad en Europa y las relaciones de Estados Unidos con Corea del Norte, China y México.
Estas son las perpectivas de Columbia Threadneedle sobre las distintas clases de activos de cara al próximo año:
Renta variable
Anticipamos un crecimiento de los beneficios corporativos del 10%-15% en 2018, respaldado por las condiciones de «tibieza» derivadas de un crecimiento económico moderado, una baja inflación y una política monetaria favorable para los activos. Las regiones respecto de las cuales nos sentimos más optimistas son Japón, Europa (excluido el Reino Unido) y los mercados emergentes asiáticos.
Prevemos un crecimiento de los beneficios corporativos del 8% para Japón el año que viene, apuntalado por un crecimiento económico superior a lo previsto, reformas corporativas, un retroceso del riesgo político y una política monetaria expansiva. El compromiso asumido por un creciente número de empresas niponas de mejorar su rentabilidad sobre los fondos propios (ROE) supone un factor importante.
La continua solidez de la rentabilidad en toda la zona euro se ve impulsada por unos robustos datos de la demanda y del sector manufacturero, mientras que el consumo interno (un factor esencial para un constante crecimiento) se ha visto alentado por unas cifras de empleo al alza y la mejora de los balances de los hogares. La confianza es elevada, la actividad goza de gran dinamismo y la creación de empleo exhibe un ritmo impresionante. En este contexto, creemos que los beneficios corporativos europeos pueden crecer en torno a un 15% el próximo año.
Sin embargo, lo que atraerá toda la atención será el ritmo de la reducción gradual de estímulos del Banco Central Europeo (BCE), el final de la expansión cuantitativa (QE) y las subidas de los tipos de interés. El BCE todavía compra bonos por valor de sesenta mil millones de euros al mes y, por mucho que reduzca estos flujos en 2018, es probable que se mantenga «en el mercado» la mayor parte del año. No obstante, a medida que cobra impulso la recuperación europea, el BCE podría empezar a cuestionarse si su política expansiva sigue siendo adecuada.
Renta fija
La demanda de renta fija de alta calidad seguirá representando una temática importante, y es poco probable que cambie dado el envejecimiento de la población en todo el mundo. No obstante, partiendo de los actuales niveles de los rendimientos, es difícil que los inversores sean testigos de un sólido excedente de rentabilidad en los mercados crediticios.
Desde hace mucho tiempomantenemos una actitud pesimista en cuanto a la deuda pública de los países centrales, y seguimos reafirmándonos en nuestra opinión: la clase de activos todavía nos parece vulnerable, con primas de plazo negativas y tipos a corto plazo deprimidos, además de resultar demasiado cara para nuestro gusto.
Mostramos una postura neutral en crédito, segmento en el que los diferenciales se han contraído considerablemente, pero siguen compensando por los riesgos subyacentes de liquidez e impago de las compañías. Dentro de este segmento, la deuda corporativa high yield de Europa ofrece un potencial alcista ligeramente superior al de la deuda corporativa con calificación investment grade.
Sin embargo, con unos rendimientos tan reducidos desde el punto de vista histórico y con la prima de plazo mundial tan comprimida, existen riesgos evidentes de corrección para los mercados de renta fija. Por ahora, siguen existiendo apoyos estructurales, pero, si los rendimientos se apreciaran, lo más probable es que dicha apreciación se registre en Europa.
Commodities
La mayor solidez de la coyuntura macroeconómica se ha revelado beneficiosa para el mercado de las commodities. Además, la continua dinámica favorable de la oferta y la demanda favorece las subidas de los precios, si bien nos mantenemos atentos a varios factores. Puesto que la energía forma parte de todas las cadenas de suministro, cualquier desestabilización en Oriente Próximo será un elemento clave que no habrá que perder de vista, así como la política en China, donde el Gobierno ha pasado a centrar su atención en las políticas ambientales (lo que se ha empleado para abordar el exceso de capacidad en algunas industrias pesadas, como las del acero y el aluminio).
En lugar de incrementar la producción para responder a la mayor demanda, las compañías están aplicando una oferta disciplinada y devolviendo fondos a los accionistas mediante recompras y dividendos. Un brusco repunte del precio del petróleo podría hacernos descarrilar de la trayectoria actual, pero el contexto macroeconómico, con un sólido crecimiento estadounidense y una evolución favorable en China y los mercados emergentes, debería impulsar al alza los precios de las commodities conforme nos adentremos en 2018.
Mark Burgess, es director adjunto global de Inversiones de Columbia Threadneedle Investments