Los datos publicados por el Instituto de la Empresa Familiar indican que el 90% de las empresas españolas son familiares y que generan casi el 70% del empleo privado, aportando un 60% al PIB nacional. Unas cifras que ponen de manifiesto la importancia de este tipo de empresas para el tejido productivo en nuestro país. Sin embargo, resultan igualmente llamativas aquellas que se refieren al relevo generacional.
Según datos del mismo organismo, el porcentaje de empresas que sobreviven a la segunda generación es inferior al 30% y se reduce todavía más en el supuesto de una tercera generación, donde habitualmente se concentran distintas ramas familiares, con las dificultades que eso conlleva.
Estos datos ponen de manifiesto que los relevos familiares en las empresas no son un trámite sencillo y que será necesario trabajar muchos aspectos para asegurar el éxito de la compañía a lo largo de las distintas generaciones.
Dada la importancia de las empresas familiares en el tejido empresarial español, existe una normativa fiscal que prevé su protección en el traslado a la siguiente generación. De este modo, tanto la normativa estatal como la de las comunidades autónomas establecen reducciones de hasta el 99% del valor de la empresa en el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, de forma que se asegure la continuidad del negocio familiar. Este relevo puede darse antes o después del fallecimiento del titular, pero resulta fundamental controlar que todos los aspectos exigidos por la normativa se cumplen en ambos supuestos para evitar sorpresas en el proceso de sucesión.
No obstante, en un proceso tan complejo como este, el trabajo que debe realizarse para asegurar el éxito en el relevo generacional de una empresa familiar es mucho más profundo y tiene implicaciones que van mucho más allá de los aspectos fiscales o legales, sin minorar la importancia que una correcta planificación tendrá en todo el proceso.
La implicación familiar y, por tanto, emocional es indiscutible y deberá tenerse en cuenta a la hora de planificar el traslado a la siguiente generación. Teniendo presente este punto, una de las cuestiones clave en el relevo empresarial será comenzar el trabajo antes de que surjan conflictos o dificultades entre los miembros de la unidad familiar que participarán en el proceso. No hay dudas de que debería ser más sencillo cuando hablamos de una única rama familiar que cuando nos enfrentamos a un proceso en el que participan varias ramas familiares; de ahí los porcentajes de éxito comentados en cada uno de los casos. En cualquiera de los supuestos, realizar este proceso incorporando siempre a las nuevas generaciones en el camino y tomando en consideración sus propuestas será una cuestión clave. Al fin y al cabo, serán ellas las que se vean directamente afectadas por la aplicación de los acuerdos adoptados.
Llegados a este punto, podemos decir que el proceso de planificación de la sucesión en la empresa familiar es una cuestión que no debe dejarse a la improvisación.
Una vez tomada la decisión de abordar este aspecto del relevo, para iniciar la andadura resultará fundamental conocer nuestra compañía, con sus fortalezas y debilidades, adaptarnos a la situación familiar existente y respetar unos valores de familia sólidos que se transmitan a la siguiente generación. También será crucial estudiar y analizar aspectos como quiénes entrarán a formar parte de la empresa, cuáles serán los requisitos exigidos y las fórmulas de retribución, tanto para los familiares trabajadores como para los no trabajadores. Por otro lado, aspectos como la formación, la definición de roles y la profesionalización de la empresa resultarán clave para el buen funcionamiento de la entidad y, por supuesto, el abordaje de estas cuestiones desde la transparencia y la comunicación.
Es esencial que todos estos aspectos del proceso queden plasmados en un protocolo familiar. Será el documento en el que se harán constar las reglas bajo las cuales la familia quiere que se rija la gobernanza de la entidad.
Cada vez son más las familias conscientes de la necesidad de contar con un protocolo familiar en edades más tempranas, considerándolo un documento vivo y flexible que se adapte para dar respuesta a las situaciones que irán surgiendo en un futuro.
La clave es abordar este asunto lo antes posible, desde una posición de transparencia y comunicación fluida entre todas las partes y de la mano de un profesional en la materia.
Tribuna de Patricia Franco Giralt directora de Planificación Patrimonial de Creand Wealth Management.