Para las personas, las empresas y los países, endeudarse puede ser bueno o malo, dependiendo de qué tanto se endeudan, para qué utilizan lo que piden prestado y su capacidad para generar ingresos para pagar. Si la empresa utiliza el préstamo para comprar máquinas que le generen mayores ventas o ser más eficiente, le conviene endeudarse porque en el tiempo va a generar mayores recursos para realizar los pagos. Por el contrario, si lo utiliza para gastos no productivos no va a generar mayores ingresos y se le complica pagar la deuda, haciendo que cada vez pida más prestado para pagar lo que debe. En el caso de las personas la situación es similar, si genera suficientes ingresos para pagar no hay problema, la situación se complica cuando sus ingresos no le alcanzan para pagar y se pide prestado para pagar los intereses, la deuda continúa creciendo, como el caso de las tarjetas de crédito.
En el caso de los países la situación es similar. La manera de evaluar el comportamiento de la deuda es comparándola con lo que se produce en el país, o sea como proporción del PIB. Si la relación deuda pública/PIB va disminuyendo entonces significa que el país produce más de lo que debe y por lo tanto no hay un problema de deuda, si la relación aumenta significa que la deuda creció más de lo que se produjo y por lo tanto es una señal de que el endeudamiento se puede volver un problema.
En el caso de México, los niveles de deuda pública/PIB más elevados se registraron en 1986 y 1987 cuando llegaron a rebasar el 90%. En lo que va de este siglo, el gobierno de Fox logró reducir la deuda pública/PIB de 19,8% a 18,2%, en tanto que Calderón la entregó en 33,1%. Durante los primeros cuatro años de Peña Nieto la deuda como porcentaje de la producción aumentó lo mismo que en todo el sexenio de Calderón, al final de 2016 se ubica en 47,9%, nivel que no se había registrado desde 1990.
La situación de la deuda es preocupante, principalmente por dos razones. La primera, porque durante el gobierno de Peña Nieto la deuda ha aumentado y la inversión ha disminuido, ambas medidas como proporción del PIB. Esto significa que la ampliación de la capacidad productiva del país, vía carreteras, puertos, etc. y para atender las necesidades de la población vía escuelas, hospitales, etc. crece mucho menos rápido que la deuda. El gobierno se endeuda para pagar gasto corriente e intereses, situación similar a la empresa que utiliza lo que pide prestado en gastos no productivos, o la persona que se endeuda para pagar intereses. La segunda, porque la relación deuda/PIB va a aumentar debido a que el crecimiento del PIB en 2017 va a ser menor que el de años anteriores y como las tasas de interés van a subir, los pagos de intereses también y continuaremos endeudándonos para pagar los intereses. Para revertir la tendencia se requiere disminuir sustancialmente el gasto distinto de intereses para que alcance para pagarlos y no tener que seguir pidiendo prestado para hacerlo. Esa condición es muy difícil que se cumpla, porque el actual gobierno siempre ha gastado más de lo presupuestado.
Columna de Francisco Padilla Catalán