En el último consejo de gobierno del BCE celebrado en marzo, Mario Draghi, realizó unas declaraciones en las que mostraba su preocupación por el daño que los tipos de interés negativos estaban causando al negocio de los bancos. Por ello, en este artículo vamos a analizar cómo está realmente el sector bancario europeo.
Por un lado, parece claro que los tipos negativos han venido para quedarse, y estos tipos bajos impactan en la rentabilidad que la banca es capaz de generar para el accionista (ROE) en un doble sentido: (i) actualmente el exceso de reservas que los bancos mantienen en el BCE se remunera al tipo de la facilidad marginal de depósito que es el -0,40%, lo que tiene un impacto directo negativo en la cuenta de resultados; (ii) los márgenes de negocio se reducen, ya que los tipos a los que se retribuyen los depósitos no bajan con la misma intensidad con la que la que lo hacen los márgenes a los que se cobra por prestar.
Por otro lado, como aspectos positivos es relevante resaltar que: los bancos europeos están mejor capitalizados, ya que a día de hoy tienen 800.000 millones euros más de capital que en el inicio de la crisis en 2007, están más regulados, han sido sometidos a una revisión de la calidad de sus activos (AQR) y varios “Test de stress” y por último pero no menos importante, no hay crisis de liquidez. Lo cual se evidencia en el hecho de que los bancos han reducido la financiación que obtienen del BCE en más de la mitad (aproximadamente 700.000 millones de euros) desde sus niveles máximos en 2012 (ver gráfico 1). Además, en el caso de que la amplia liquidez del mercado se secase, existen numerosos mecanismos de cortafuegos creados por el BCE para evitarlo, incluido el recientemente anunciado TLTRO II.
A tenor de todo lo comentado se podría afirmar que el problema de la banca europea está más relacionado con la falta de visibilidad sobre sus beneficios que sobre su solvencia. Al fin y al cabo, es muy difícil que el sector bancario en su conjunto vuelva a ser igual de rentable que en el pasado, debido a que sus beneficios ya de por si presionados a la baja se tendrán que repartir entre mayor número de accionistas (los 800.000 millones de euros comentados anteriormente). No obstante, también parece razonable pensar que cuando las acciones de los bancos europeos están cotizando en media a ratios de 0,64x valor contable (ver tabla 2), existen oportunidades puntuales en el mercado que se deben aprovechar. Para ello nuestra recomendación sería hacerlo a través del fondo de renta variable europea Invesco Pan European Equity, que presenta una exposición al sector bancario cercana al 17%, contando con los bancos Intesa San Paolo y HSBC dentro de sus 10 principales posiciones.
Si bien desde el punto de vista de rentabilidad-riesgo lo más recomendable es invertir en niveles más seguros dentro de la estructura de capital de los bancos, es decir, deuda y asimilables, la cual se verá beneficiada por la mayor solvencia de la banca sin verse perjudicada por su menores beneficios. En este segmento, a nivel de producto la apuesta por excelencia es la gama de tres fondos de deuda financiera de Lazard Freres Gestion (Objectif Variable FI, Objectif Crédit FI y Objectif Capital FI) los cuales con un nivel de menor a mayor riesgo respectivamente, invierten en los diferentes tramos de deuda (senior, subordinada y CoCos) ofreciendo a día de hoy una expectativa de rentabilidad atractiva en el entorno del 3%-6%, eso sí con niveles de volatilidad algo superiores a los fondo de renta fija clásicos.
Columna de opinión de Pablo del Río Gago, socio-director de Inversiones de Orienta Capital A.V.,S.A.