El peso mexicano ha sido la peor inversión de un grupo de monedas emergentes en lo que va de 2016 y a partir de junio de 2014 cuando empezó el ciclo de apreciación del dólar. Para el inversionista extranjero, basado en dólares americanos, al invertir en monedas emergentes y ganar la tasa de interés local, el peso mexicano ha sido la peor inversión con las mayores pérdidas en lo que va del año.
En el cuadro 1 destacan las monedas con mayores retornos: el real brasileño, el ruso rublo, el rand sudafricano y el peso colombiano con grandes retornos positivos, mientras que el peso mexicano se encuentra al final de la tabla con minusvalías de (-) 13,1%. Se ha tratado de explicar el mal rendimiento de este año, como el resultado de una compensación de mejores rendimientos en años anteriores, pero si analizamos desde que comenzó el ciclo de apreciación del dólar estadounidense a finales de junio de 2014, la conclusión es la misma: el peso mexicano está también al final de la tabla.
La tasa de interés en México es bastante más baja que la de Brasil, Rusia, Sudáfrica y Colombia, monedas que han logrado una fuerte apreciación este año. A lo largo del año, hemos explicado el bajo desempeño del peso mexicano con base en factores internos y externos, pero hemos subrayado también que el nivel nominal de la tasa de interés tiene que estar acorde con el nivel de riesgos de invertir en pesos mexicanos, y cuando el nivel está por debajo entonces el peso pierde valor por la salida de flujos de inversión de cartera. Un indicador de esta condición pudiera ser el comportamiento de extranjeros en el mercado de dinero. Como muestra el reporte de balanza de pagos, los extranjeros han salido de posiciones de mercado de dinero en lo que va del año. Además, los que no han salido pudieron ya haber cubierto su riesgo cambiario en el mercado de derivados y eso explica en parte la depreciación de la moneda nacional y la consecuencia ha sido el aumento del riesgo inflacionario como ya lo muestra la inflación al productor (ver más adelante). En cambio, los países mencionados que han logrado una apreciación de sus monedas, ofrecen rendimientos nominales más altos que México lo que se ha traducido en flujos positivos a sus mercados.
Los retos para la política monetaria en 2017 son enormes: Ahora anticipamos una inflación general de 4,5%. El reciente acuerdo de la OPEP traerá precios de la gasolina más altos con la liberalización de precios a partir del 1 de enero, el reciente aumento a los salarios mínimos pudiera contagiarse a otras negociaciones salariales y presionar aún más los costos de las empresas, que de por sí la inflación al productor ya señala incrementos importantes en los precios de bienes intermedios. La inflación 12 meses al productor de bienes intermedios en noviembre alcanzó el alarmante nivel de 9,2%. Vale la pena recordar que en 2015, dichos bienes mostraron una inflación alrededor de cero, lo que ayudó a bajar la inflación al consumidor en dicho año.
Además, hemos observado una nueva depreciación del peso a partir de la elección presidencial en EUA y están latentes mayores impactos por la política anti-TLCAN de Trump. Por su parte, la inflación al productor de bienes de consumo, que podría ser un precursor de la inflación subyacente al consumidor, en el mes de noviembre alcanzó el nivel de 4,6%.
La inflación ha estado contenida dentro del rango del objetivo de 3% +/- 1% a pesar de la depreciación del peso. El mayor reto para el Banco de México en los últimos años ha sido el evitar que la depreciación del tipo de cambio, que tiene un impacto directo de alza en los precios de las mercancías que contienen componentes importados, no se contagie a otros precios como los de servicios. Dicho contagio ocurriría si se da una pérdida de confianza en el poder adquisitivo de la moneda nacional, desatando una inflación generalizada. En buena medida, ha sido clave la credibilidad que ha logrado el Banco de México en el combate a la inflación y, más importante, la figura del Dr. Agustín Carstens por lo que su salida en 2017 conlleva al reto de encontrar su reemplazo.
En la gráfica 3 destaca la importante depreciación del peso mexicano a partir de julio de 2014, la inflación general contenida dentro del rango para la meta de precios y la baja inflación de servicios mostrando el nulo contagio hasta ahora.
El próximo Gobernador del Banco de México, tiene que ser totalmente creíble y autónomo del Gobierno Federal. El principal desafío para el Banco de México en 2017 será el de evitar que las nuevas presiones sobre los costos de las empresas, por mayores precios de energía, de materias primas y de tipo de cambio se contagien a otros bienes y servicios de la economía ajenos a dichos costos, y caigamos en un proceso de aumentos generalizados de precios. El próximo Gobernador tendrá que tener la credibilidad necesaria para mantener la confianza en el poder adquisitivo de la moneda nacional. Para ello, y frente al nuevo escenario de la Fed, tendrá también que ser totalmente autónomo del Gobierno Federal y que no le tiemble la mano para elevar el nivel de la tasa de referencia acorde con los retos que vienen.
La Reserva Federal pudiera acelerar el desmantelamiento de la política monetaria acomodaticia. Esto en respuesta al plan Fiscal de Trump revirtiendo la dirección de los flujos a mercados emergentes de vuelta a Estados Unidos. Hay que recordar que la economía mexicana necesita flujos extranjeros para financiar el déficit de cuenta corriente y el déficit público y estaremos compitiendo con otros países emergentes con mayores tasas de interés nominales. El fin de las “eternas” tasas bajas de la Fed marcaría un nuevo ciclo de alzas de tasas de interés de Banxico que comenzó el mes pasado y en el que además de seguir a la Fed, tendrá que subir por encima de dichos movimientos. Así, en 2017 Banxico estaría lidiando con: i) la reducción de flujos de cartera a mercados emergentes y de inversión extranjera directa, y ii) con las mayores presiones inflacionarias. En este contexto anticipamos que la Fed suba su tasa de interés en 25 puntos base en la reunión de diciembre, y Banxico en 50 puntos base. En 2017, la Fed subiría 50 puntos base, mientras que Banxico al menos 100 puntos base.
Columna de FINAMEX