Las dudas sobre el reciente comportamiento del oro, alcanzando su nivel más bajo en cinco años deberían replantearse de otra forma: ¿por qué el oro no se ha beneficiado del escenario de elevado riesgo que hemos tenido durante el último mes y medio? Grecia y China; China y Grecia, han llevado a una fuerte aversión al riesgo de los inversores sin que el precio del oro, tradicional activo que se beneficia de la incertidumbre, lo haya esto en esta ocasión. ¿Qué ha fallado? De hecho, probablemente si somos capaces de explicar esta inacción del precio del en aquel momento podamos entender mejor su caída en estos momentos.
¿Es simplemente un producto de la confianza de los inversores en el poder de los bancos centrales? Esta es la respuesta más fácil. Los inversores saben que las autoridades van a intervenir en defensa de la estabilidad financiera, amortiguando con ello cualquier riesgo que pueda surgir. ¿Y la subida de tipos desde la Fed? También, pero siempre que pueda ser compatible con ese objetivo implícito de estabilidad de los mercados.
Pensemos en la demanda de oro desde dos puntos de vista: como objeto de consumo y como inversión. En situación de mejora económica, pesa más el primer factor en la demanda; en situaciones de incertidumbre, es el segundo el que lidera la demanda de oro. Considerando esta doble perspectiva de la demanda, ¿qué puede primar en estos momentos? Muchas dudas económicas, pero poca incertidumbre aparente en los mercados. ¿Contradictorio? Lo es, pero en ambos casos negativo a corto plazo para los precios del oro. Un nuevo ejemplo de la distorsión en los mercados de las políticas expansivas de tipo cuantitativo.
Pero, hay una tercera forma de ver al oro. Me refiero a su papel amortiguador en cualquier cartera de inversión, en situaciones de potencial crisis. En el siguiente gráfico se puede observar la “ganancia” relativa de una cartera con un 5 % de oro en las últimas crisis…
Ya sé que me van a responder: ¿por qué prevenir una crisis cuando tenemos a nuestro favor a los bancos centrales? La complacencia nunca es buena. Ya saben que las crisis ocurren porque no se anticipan. Y es evidente que la volatilidad como sinónimo de riesgo no está funcionando. El oro, por el contrario, sí puede ser un instrumento adecuado para diversificar la cartera y amortiguar el coste de los errores. Especialmente en mercados tan correlacionados como los actuales. Pero, naturalmente, tenerlo en cartera no es gratuito. Vean su reciente caída desde este punto de vista.
José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España