La Cartera Permanente es una teoría de construcción de carteras diseñada en los años ochenta por el escritor, político y analista de mercados Harry Browne (Nueva York, 1933-2006). Browne ideó la cartera permanente argumentando que sería una cartera segura y rentable en cualquier clima económico.
Tal y como predijo, la Cartera Permanente obtuvo durante los siguientes cuarenta años resultados ciertamente impresionantes. Así, una Cartera Permanente europea en euros hubiera obtenido desde 1999 una rentabilidad de un 6,4% anualizada, sufriendo pérdidas leves durante sólo cuatro de los últimos veinte años. Una Cartera Permanente americana en dólares hubiera obtenido desde 1972 una rentabilidad de un 8,5% anualizada, sufriendo de nuevo pérdidas leves durante sólo seis de los últimos treinta y siete años.
El propio Harry Browne estimaba que la rentabilidad esperada de la estrategia rondaba el 4%-5% anual por encima de la inflación.
La Cartera Permanente es además una estrategia que brilla especialmente en épocas de crisis: ha mantenido a flote a quienes confiaron en ella durante el estallido de la burbuja punto com de los años 2000, en la crisis financiera global de 2008, en la de deuda soberana de 2015, y durante el último trimestre de 2018, que culminó el peor año en los mercados desde 2008.
En pleno 2020, aún sin conocer el desenlace de la crisis producida por el COVID-19, la Cartera Permanente en su versión europea navega desde enero sin sufrir demasiados sobresaltos, acumulando una rentabilidad de un 3,9% en lo que va de año.
¿Cómo invierte la Cartera Permanente?
La Cartera Permanente supone un sistema de inversión tremendamente sencillo que se basa en repartir las inversiones entre cuatro grandes categorías a partes iguales: acciones, oro, bonos y efectivo.
Esta inusual combinación de activos tiene una característica que la hace única, pues son los activos que mejor se comportan durante cada uno de los cuatro climas económicos posibles: prosperidad, recesión, inflación y deflación.
Las acciones se revalorizan durante periodos de crecimiento económico, sufren cuando hay inflación, durante recesiones y deflación, pero a largo plazo serán el mayor generador de rentabilidad de la cartera.
Los bonos de máxima calidad crediticia se ven favorecidos del crecimiento económico, pero su mayor aporte vendrá en periodos deflacionarios (especialmente si estos coinciden con recesiones) con las caídas de tipos de interés. Sufrirán mientras haya inflación.
El oro reacciona ante las subidas de tipos de interés reales, y su precio se dispara cuando también lo hace la inflación. Puede protegernos en recesiones, aunque tenderá a obtener malos resultados durante periodos de prosperidad o deflación.
El efectivo actúa de amortiguador y sirve como pólvora seca. Es de máxima utilidad cuando el dinero escasea durante recesiones, y ofrecerá algo de rentabilidad cuando los tipos de interés suben. Por otro lado, se revalorizará en términos reales con deflación, será neutral cuando haya fuerte crecimiento económico, y se devaluará con inflación.
Al invertir con una Cartera Permanente te aseguras de que pase lo que pase al menos uno de los activos de tu cartera se va a ver estructuralmente favorecido. La naturaleza cíclica de los mercados permite que con cada cambio de escenario económico los beneficios que obtienes con unos activos compensen las eventuales pérdidas que sufren los demás, permitiéndote componer tu capital gradualmente con el paso del tiempo.
La Cartera Permanente nos ofrece seguridad (protección frente a cualquier escenario económico -recesión, inflación, depresión-, por adverso que este sea); rentabilidad (crecimiento en tiempos de prosperidad, pero también frente a las adversidades); estabilidad (pérdidas moderadas incluso durante las peores crisis del último medio siglo con rentabilidades estables a medio plazo) y simplicidad (una estrategia todo en uno simple pero sofisticada con reducidos costes y sin grandes artificios).
O, lo que es lo mismo, la Cartera Permanente nos permite a su vez participar y proteger.
¿Cartera Permanente con fondos de inversión?
Hasta hace bien poco el inversor español que quisiera obtener exposición a la estrategia se veía obligado a construir él mismo su propia cartera permanente combinando fondos, ETFs, ETCs, oro físico, bonos y depósitos.
Aunque esta implementación casera es perfectamente factible, incluso recomendable, requiere necesariamente de un tiempo de estudio y planificación por parte del inversor, así como algo de esfuerzo por su parte. Dadas las particularidades de algunos de los vehículos necesarios para implementar correctamente la estrategia, esta puede llevar asociadas algunas complicaciones y desventajas fiscales que terminan echando para atrás a algunos inversores.
Muy recientemente han aparecido en el mercado español fondos de inversión con costes muy reducidos que replican, cada uno con sus matices, esta estrategia.
Los fondos de inversión ofrecen una solución de inversión más sencilla y directa para inversores que prefieran no encargarse de hacer el seguimiento o gestión de la cartera permitiendo además aprovechar todas las ventajas propias de estos vehículos.
River implementa esta estrategia, a través del fondo Kronos para ofrecer una Cartera Permanente para inversores europeos con un sesgo global.
Inversión ante la incertidumbre
Vivimos en un mundo incierto en el que los buenos tiempos de crecimiento y prosperidad pueden verse en cualquier momento interrumpidos por devastadoras crisis económicas. Los mercados financieros pasan en un abrir y cerrar de ojos de la euforia al pánico, del optimismo al pesimismo. Cada nuevo e inexplicable cambio de ritmo hace que intentar anticiparnos a estos movimientos nos lleve más pronto que tarde a tomar decisiones ruinosas.
Ante esta incertidumbre la Cartera Permanente no supone una solución de inversión mágica ni perfecta, pero nos permite invertir con seguridad y confianza a través de los principales regímenes económicos, pase lo que pase.
Tribuna de Rafael Ortega, gestor de River Patrimonio y Kronos