Durante más de una década se ha debatido respecto de la posibilidad de incorporar al régimen fiscal mexicano el gravamen sobre la enajenación de alimentos y medicinas, específicamente por el Impuesto al Valor Agregado (IVA), sin que hasta este momento haya fructificado. En virtud de la eventual Reforma Hacendaria que pudiera tener lugar en México en los siguientes meses y en el contexto económico que vive nuestro país, particularmente en cuanto a los planes de desarrollo y crecimiento que ha planteado el Gobierno Federal, un referente que será fundamental es la tendencia internacional. KPMG en México realizó un análisis sobre el gravamen aplicable en materia de IVA a la enajenación de alimentos y medicinas en un total de 75 países.
En el análisis realizado por KPMG en México se encuentran países de todos los continentes, incluyendo a los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el G-20, la Unión Europea y algunos países de América Latina y Asia que pudieran considerarse competidores de México. En esa categoría se incluyen varios de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y los MIST, el nuevo grupo de países emergentes que incluye a México, Indonesia, Corea del Sur y Turquía.
Las principales conclusiones son: más de 65% de los países analizados grava con IVA la enajenación de alimentos y medicinas, y la mayoría de los países utiliza desde la tasa general del impuesto aplicable a cualquier tipo de enajenación, hasta una tasa reducida. Esto claramente es contrastante con lo que sucede en México en la actualidad donde la enajenación de tales productos está gravada a una tasa de 0%.
¿Cuál es el entorno de la tributación a nivel global?
La tendencia global de los últimos años muestra que, para la obtención de sus ingresos fiscales, los países han dado progresivamente mayor énfasis a los impuestos indirectos o impuestos sobre el consumo, como el IVA, respecto de los impuestos directos o impuestos sobre la renta. Este fenómeno ha obedecido, por un lado, a factores de política económica pero también a cuestiones fiscales y técnicas de recaudación, entre otras, a la necesidad de impuestos simples, menos volátiles, de impacto progresivo, que permitan la reinversión de utilidades y de amplio espectro geográfico y poblacional.
De manera resumida, podría decirse que ante la necesidad de los gobiernos de incrementar los ingresos públicos para cumplir sus objetivos de desarrollo de infraestructura y programas enfocados al bienestar social, los impuestos sobre el consumo representan una forma de recaudar más, ampliando la base de contribuyentes y con más eficiencia y menores costos.
En otras palabras, el mundo de los impuestos está cambiando, y la tendencia dominante privilegia los impuestos indirectos, que gravan el consumo, sobre los directos que se enfocan en los ingresos y las utilidades. Tal como señala el estudio global de KPMG The Corporate and Indirect Tax Survey 2012, en el citado año, mientras la tasa global promedio del IVA creció en 0.17%, la tasa global promedio del Impuesto sobre la Renta se redujo 0.09%. Es la propia OCDE la que, asimismo, constata la consolidación global de los impuestos al consumo en general y del IVA en particular como una herramienta eficaz de recaudación.
Los datos duros son contundentes: El IVA conjuntamente con el Good and Services Tax (GST) ya es de aplicación en 150 países del mundo, entre ellos 33 de los 34 países miembros de la citada organización (todos menos Estados Unidos). Asimismo, el IVA ya supone el 31% de la recaudación fiscal de los países miembros de la OCDE y el 20% de la recaudación fiscal a nivel mundial.
Fuera del ámbito de esa organización, la implementación definitiva de la reforma del IVA en China, que ha supuesto la potenciación y consolidación de este impuesto, es la noticia del año en relación a este impuesto en 2013. El estudio global realizado por KPMG The Corporate and Indirect Tax Survey 2012 confirma la clara tendencia global que señala un incremento de las tasas de los impuestos indirectos, mientras que a su vez se disminuyen las tasas de los impuestos directos. Algunos de los países europeos que están padeciendo una crisis financiera, como Grecia, Portugal, Irlanda o Italia, también han seguido esta tendencia, pero es necesario advertir que el cambio en el régimen fiscal no es la causa de la crisis financiera, y que por el contrario, sin ese cambio, los niveles de deterioro de las cuentas públicas de los citados países podrían haber sido peores.
La consolidación del IVA como un instrumento eficaz de potenciación del ingreso fiscal de los estados es una tendencia que se ha estado imponiendo a nivel global, mientras se disminuyen los impuestos que afectan los ingresos y las utilidades. Es un hecho que los impuestos indirectos son más sencillos de calcular y de enterar al fisco, y que deberían estar expuestos a menos excepciones y lagunas jurídicas que afecten a la recaudación.
De esta manera, los impuestos indirectos se han convertido en el recurso más favorecido por los gobiernos actuales, que requieren recaudar mejor y entre más contribuyentes para afrontar los crecientes compromisos de infraestructura y bienestar social. Esta tendencia también ha influido para que más gobiernos graven, aunque sea con una tasa más reducida, alimentos y medicinas que antiguamente habían exentado.
Nota: Las ideas y opiniones expresadas en este escrito son de los autores y no necesariamente representan las ideas y opiniones de KPMG en México.