En general, en buena parte del mundo desarrollado se pone foco en el devenir de los vigentes sistemas de seguridad social y se elaboran estimaciones respecto al futuro, observando entre otros aspectos, mayor longevidad, población adulta creciente, tasa de natalidad decreciente. Asoman entonces algunas posturas dogmáticas, que suelen inhibir diversidad de miradas, que suelen cerrar ventanas, ya que estiman hay sólo una alternativa que no requiere más análisis, por ejemplo, que en lo referido a sistemas previsionales es el Estado el único que puede administrarlo y solidariamente.
En medio de todo ello, vivimos cambios acelerados y exponenciales por 4ta revolución industrial, son de magnitudes sin precedentes. Veamos algunasconsideraciones al respecto.
Recientemente Adecco Uruguay, en una jornada de análisis y reflexión sobre el futuro del empleo mencionaban que, “el 54% de los puestos de trabajo en Uruguay tienen un alto riesgo de desaparecer en los próximos años. De los 1.3 millones de puestos de trabajo que hay en Uruguay, casi 690.000 tienen alto riesgo de haber desaparecido para el año 2030”.
Otro dato, en este caso del libro de S. Campanario y Andrei Vazhnov titulado “Modo esponja”, allí se menciona que según informe “Los dividendos digitales” del Banco Mundial, “Desde un punto de vista tecnológico, las dos terceras partes de los empleos del mundo en desarrollo pueden automatizarse. Al respecto, Argentina supera por lejos el potencialde automatización de más del 60% de su estructura de empleo a países de la OCDE, a India, Sudáfrica y China”. Datos muy elocuentes como para quedar parapetados en visiones dogmáticas.
El entorno de economía digital también generará oportunidades de empleo, pero muy diferentes al paisaje conocido a lo largo del siglo XX.
Hay una figura de renombre mundial que impone mucho respeto y cuyos aportes al mundo en vías de desarrollo es insoslayable, me refiero a Muhammad Yunus, nacido en 1940 en Chittagong-Bangladés. Es economista y creador del Banco Grameen y con él del concepto de microcrédito, otorgando sumas pequeñas de dinero a millones de emprendedores absolutamente fuera de todo sistema bancario tradicional, primero en la India y luego en otros países.
Por sus aportaciones al desarrollo social y económico de los más pobres, fue Premio Nobel de la Paz en 2006, también el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1998, Premio Internacional Simón Bolívar en 1996, entre otros reconocimientos.
Buscando la otra cara de una misma moneda, como medio de “alfabetización financiera” creo es hora ya de poner en marcha, al menos ponerlo en debate, el concepto del micro ahorro como mecanismo masivo de acumulación para todos quienes generen ingresos en las diferentes formas posibles, sea formal, informal, por salario, cuenta propia, regularmente, irregularmente, esporádicamente. Esto es, desde sumas pequeñas y diarias, sustituyendo determinados gastos y consumos por ahorro, que se acumule en el tiempo, en el eje del tiempo. Porque un vaso de agua, también se puede llenar por goteo.
Quizás una clave para el micro ahorro sea justamente generar el hábito del ahorro como virtud y no como privación. Hacerlo desde sumas pequeñas, practicado y repetido es un aprendizaje que tiene que ver con nuestro córtex cerebral, nuestra capacidad para incorporar buenos y nuevos hábitos. No nos educan en el ahorro, si en gastar y consumir.
Pues vayamos desde lo pequeño, lo diario, practicar y practicar, eliminando ciertos gastos accesorios y en los que todos incurrimos. En escala, a mejores ingresos, mayores gastos y consumos absolutamente prescindibles.
El filósofo colombiano Bernardo Toro afirma que, debemos ir del agotado modelo de “acumulación, poder y éxito” a uno nuevo basado en “el cuidado”, en tal sentido, ahorrar para nuestro futuro, es cuidarnos.
Hay una poderosa herramienta que puede ayudar a sostener y desarrollar el microAhorro, me refiero a las Fintech, ya que sus aplicaciones (apps) ofrecen como instrumento, algunas características relevantes:
– Accesibilidad, millones de personas aún no bancarizadas, pueden acceder vía telefonía móvil, cruzando transversalmente a toda la sociedad. Conectividad, cada vez más y más personas, sin distinción de ingresos ni medios pueden tener conexión permanente y con ella, accesibilidad.
– Escala, millones y millones de personas utilizando una aplicación (app), sin costo, pueden ahorrar sumas diarias, de montos bajos, pero acumulativo en el tiempo. Intensidad, es de absoluto arbitrio de cada persona las sumas de ahorro.
– Frecuencia, muy similar a lo anterior, podrá ser diario, semanal, mensual o, atado a su modalidad de generación de ingresos, sea regular, sea irregular, sea en formal o informal.
– Dispersión, en cualquier momento, en todo momento, en todo lugar, nuestro smartphone, nos permite ejecutar nuestra acción de micro ahorro.
Las Fintech son hoy creciente realidad ya insoslayable y estimo poderoso mecanismo de “alfabetización financiera” ya que en tal sentido su omnipresencia es oportunidad como herramienta de microAhorro.
Cada teléfono móvil y cada App nos pone permanentemente en posibilidad y oportunidad de sumar ahorros, incorporando a millones de personas que en Latinoamérica no están, ni estarán en el radar de los Bancos. Son millones de personas que podrían a través del micro ahorro acceder al mercado de capitales y a un modo de ahorro para el retiro.
El modelo de banca tradicional deberá mutar vertiginosamente a formas acordes con el nuevo mercado laboral.
Cierro con una cita del matemático y filósofo inglés Alfred North Whitehead (1861- 1947), “la civilización avanza cuando aumenta la cantidad de operaciones importantes que podemos llevar a cabo sin pensar en ellas”.
Ernesto Scardigno es expero en pensiones, Magíster en Políticas Públicas, Financial coach ICF Membership y miembro de la Cámara Internacional de Conferencistas