Pueden ser volátiles, pero las acciones clase A son la mejor herramienta para acceder al crecimiento estructural de la nación. La decisión del MSCI de aumentar el peso de las acciones clase A de China podría ser trascendental. Después de todo, se trata de un mercado enorme, con unas 3.500 compañías y una capitalización de alrededor de 8,5 billones de dólares.
Pero para nosotros como selectores de compañías, la inclusión de MSCI no tiene una aplicación inmediata y práctica. Se trata de algo que no afecta a nuestra visión de si una compañía es buena o mala, y tampoco tenemos la necesidad de ajustar nuestras carteras. Tenemos una visión a largo plazo de lo que históricamente ha sido un mercado minorista muy volátil e impulsado por momentum.
Muchos inversores globales verán el mercado de valores de China como un caso perdido, independientemente de lo que haga MSCI. Tras haber caído más del 30% el año pasado, se ha recuperado con fuerza desde principios de 2019. Después de todo, estamos ante un mercado ineficiente en el que el 80% del volumen procede de los inversores minoristas locales, es decir, un segmento que está más influido por los últimos titulares que por las perspectivas de beneficios de las compañías que forman parte del mercado de acciones clase A.
El año pasado, los inversores fueron bombardeados con noticias negativas acerca de la desaceleración del crecimiento económico de China, el aumento de las quiebras y los aranceles comerciales de los Estados Unidos. Todo esto minó la confianza y frenó los planes de gasto de las empresas. Sin embargo, se trata de una aversión miope. Existen razones de peso para que los inversores internacionales vean este mercado de forma más favorable, especialmente a largo plazo.
Las autoridades chinas están orquestando esta ralentización para dar un giro a un crecimiento que ha sido impulsado por la deuda. Un movimiento orientado a salvaguardar su sistema financiero. Al mismo tiempo, están impulsando el incremento del consumo doméstico y de los servicios. Su objetivo es crear una economía más autosuficiente y sostenible. Esto es un buen augurio para la estabilidad futura. En respuesta a los desafíos en el corto plazo, los legisladores han puesto en marcha medidas para estimular determinados ámbitos y están dispuestos a seguir recurriendo a los instrumentos monetarios y fiscales para ayudar a facilitar esta transición económica.
Pero los inversores globales deben tener en cuenta que ésta sigue siendo una economía que crece por encima del 6%, un nivel significativamente superior al de los mercados desarrollados. Las previsiones de ganancias del consenso para las acciones clase A en 2019 se sitúan en el 15%. Será difícil encontrar muchos mercados que ofrezcan un crecimiento de dos dígitos. Además, la corrección del mercado de 2018 ha impulsado una caída del ratio de precio en relación con los beneficios (PER).
Ciertamente, si el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, eleva aún más los aranceles comerciales, el crecimiento del PIB de China podría reducirse en un punto. Pero los impuestos reducen las ganancias de las empresas que se benefician de las cadenas de suministro mundiales, muchas de las cuales cotizan en las bolsas de valores de Estados Unidos. Sospechamos que esto fue uno de los factores que estuvo detrás de la caída del índice S&P500 en diciembre pasado.
Esto puede haber afectado al Presidente Trump, quien otorga una gran importancia al rendimiento del mercado de valores. También subraya un punto clave: redunda en interés de ambas partes encontrar una solución rápida a esta disputa. La retórica entre los dos países parece suavizarse ahora y esperamos que lleguen a un acuerdo en algún momento de este año. Es probable que cualquier acuerdo sea recibido positivamente por el mercado, lo que proporciona a las empresas una mayor claridad sobre sus perspectivas de ingresos y planes de gasto.
Diversificación de la cartera
Con el tiempo, el aumento de la ponderación en el índice MSCI tendrá un impacto. Se ha estimado que las acciones clase A podrían representar hasta el 20% de este índice tan seguido en un plazo de cinco años. Eso atraería capital de fondos institucionales extranjeros que lo seguirían en sus estrategias de gestión pasiva.
Se trata de dinero a largo plazo, que es más estable que los flujos que se mueven impulsados por el sentimiento que vemos hoy en día. Esta institucionalización del dinero expondrá a las empresas locales a estándares globales de responsabilidad y mejores prácticas. Algo que elevará los estándares de gobernanza y hará que el mercado sea más invertible. En nuestra opinión, las empresas bien gestionadas con una buena gestión del capital se convierten en mejores inversiones con el tiempo.
A medida que crece la representación de China en los índices de referencia mundiales, tener poca o ninguna exposición al mercado se convertirá cada vez más en una decisión activa. Es posible que los inversores globales ya estén invirtiendo en China a través del mercado más accesible, el de acciones clase H, caracterizado por el índice MSCI China Index. Normalmente, estas acciones cotizan en la bolsa de Hong Kong.
Sin embargo, sólo hay 256 acciones clase H, frente a las 3.500 acciones claseA. El mercado onshore de China tiene más del doble de la capacidad de mercado y 3-4 veces el volumen de negocio diario de Hong Kong. El mercado de acciones clase A también está más diversificado por sectores, mucho menos centrado en la tecnología, ya que los pesos pesados Tencent y Alibaba cotizan en el extranjero. Pero el sesgo interno del mercado ofrece acceso a empresas que simplemente no están disponibles en otros lugares.
Vemos que las acciones orientadas al consumidor son las que presentan mejores perspectivas de ganancias, ya que se benefician del crecimiento estructural de la nación. Después de todo, la clase media de China se está expandiendo rápidamente, con 380 millones de millennials que ganan y gastan más que sus padres en artículos de lujo, viajes y atención médica. El mercado de acciones clase A tiene una correlación mucho más baja con los mercados globales que el MSCI China. Tiene diferentes catalizadores y, por lo tanto, tiende a resultar menos afectado por eventos externos. Como tal, la exposición a las acciones clase A puede aportar valiosos beneficios de diversificación a una cartera global.
Así que las noticias de esta semana podrían no suponer una revolución de la noche a la mañana, de la que algunos intentarán aprovecharse inevitablemente. Pero puede servir como un recordatorio útil de cómo se están desarrollando los mercados de capital chinos y tal vez induzca a los inversores a pensárselo dos veces antes de concluir que el mercado de acciones clase A del país generan más problemas de los que merecen la pena.
Tribuna de Nick Yeo, responsable de renta variable para China de Aberdeen Standard Investments.