Durante décadas, expertos de la Reserva Federal, economistas, académicos y portfolio managers han estado en guerra con la inflación y el fenómeno de aumentos de precios sin que se produzca un aumento proporcional de la productividad. Tanto los inversionistas como los responsables de la formulación de políticas odian la inflación porque roban a los consumidores poder adquisitivo y desalientan los flujos de dinero hacia las inversiones a largo plazo.
El remedio para la inflación en los ciclos pasados fue la subida de tipos de interés de los bancos centrales con el objetivo de enfriar el crecimiento y poner fin a la inversión especulativa. Por lo general, los brotes de inflación ocurren un par de años en un ciclo, o a mediados del ciclo a más tardar.
Esta vez, el ciclo se está volviendo viejo –muy viejo–, pero la inflación permanece sorprendentemente débil, muy por detrás de los anteriores ciclos de Estados Unidos. Mientras tanto, se están dando patrones similares a nivel mundial. La inflación china se está desacelerando. En la zona euro, a pesar de que su repunte ha superado las expectativas, registra cifras decepcionantes. En Japón vemos una historia similar. Incluso Reino Unido, que ha visto un repunte de su inflación después del referéndum del Brexit por la debilidad de la libra, tiene ya una bajada, según datos recientes.
Fijación de precios e inflación
La inflación está inextricablemente ligada al poder de fijación de precios de las empresas. Y en las últimas etapas de un ciclo, suele ser la capacidad de aumentar los precios la que impulsa los ingresos frente a una base de costes fijos y provoca la expansión de los márgenes de beneficios. Pero la inflación sigue estando bien contenida en gran parte del mundo desarrollado, limitando la capacidad de las empresas para elevar los precios.
Esta vez, la falta de inflación puede significar problemas para un mercado un 90% más caro que en los períodos anteriores. Pero ya hemos visto que las ventas al por menor de EE.UU. de junio han decepcionado a los analistas, que las ventas y los precios de los coche son débiles y que los alquileres de apartamentos se han comenzado a aplanar. Esta falta de poder de fijación de precios podría afectar negativamente el crecimiento de las ventas futuras, y podría convertirse en una molestia creciente para un mercado que sólo ha conocido trimestre tras trimestre subida en la renta variable.
En mi opinión, el mercado se enfrenta a uno de estos dos problemas en el futuro:
- Históricamente, la inflación y el endeudamiento de las empresas aumentan durante las últimas etapas del ciclo económico. Esto eleva los retornos a los accionistas, al menos por un tiempo. Pero en algún momento, generalmente antes de que los datos económicos vuelvan a mejorar, el mercado pierde impulso y los precios de las acciones caen debido a una mortal combinación de política monetaria más estricta, disminución de la inversión y disminución de los beneficios. Si las empresas se apalancan, el ciclo normalmente sigue su curso hacia la decadencia y la recesión, ya que las compañías generalmente aumentan el apalancamiento en el momento preciso. Y la historia nos dice que los activos de riesgo como las acciones y la deuda high yield tienden a sufrir mucho durante las recesiones económicas. De hecho, la caída típica en el Índice S&P 500 durante una recesión es del 26%. Eso es un golpe serio para la cesta de cualquier persona.
- Sin embargo, este ciclo se ve atípico, dada la falta de presiones inflacionistas de ciclo tardío. Por lo tanto, si la inflación moderada continúa retrasando el poder de fijación de precios y el crecimiento de los beneficios, entonces la mayoría de las empresas probablemente no estarán a la altura de las expectativas de ganancias y los precios de las acciones podrían sufrir como resultado.
¿Hay una solución milagro?
¿Hay una solución a los dos problemas anteriores? Tal vez la inflación vuelva, el poder de fijación de precios vuelva y los bancos centrales no ahoguen la moderada expansión económica mundial en curso. Pero ese es un resultado que no he visto durante toda mi carrera. Alternativamente, podríamos asumir que las cosas realmente han cambiado y que el ciclo económico puede prolongarse indefinidamente. O que el Congreso de Estados Unidos reducirá los impuestos suficientemente como para estimular un repunte del crecimiento económico.
Sin embargo, no compro la teoría de que los ciclos son una cosa del pasado. Tampoco que los políticos puedan marcar la diferencia. Dado que no espero ningún milagro, prefiero concentrarme en preservar las enormes ganancias del mercado, del orden del 300%, hechas desde el mínimo que tocó el mercado en 2009.
Los ciclos importan
Para los inversores, la edad es esencial para determinar cuánto riesgo se puede asumir. Con los ciclos económicos pasa lo mismo. El ciclo económico promedio dura cinco años, y el ciclo en que estamos hoy ya es de ocho. El ciclo más largo registrado es de 10 años, así que la historia sugiere que estamos llegando tarde y cuánto más tarde llegamos, más se elevan los riesgos de que el ciclo llegue a su fin.
Esto es especialmente importante dado el envejecimiento de la población mundial. De media, los inversores necesitan adoptar menos riesgos hoy que hace una década, y deben ser particularmente conscientes de la posibilidad de que el ciclo termine en cualquier momento.
James Swanson es estratega jefe de MFS.