Dada la elevada prestación por desempleo, se estima que cerca del 40% de los trabajadores ganan más dinero cuando están desempleados que en sus puestos de trabajo. Como es probable que esto desincentive a los desempleados a buscar un nuevo trabajo, el resultado podría ser un desempleo estructural más alto con salarios fijos por encima de los niveles de compensación del mercado.
Los efectos del coronavirus en el mercado laboral han provocado una crisis sin precedentes. Aproximadamente, 21,4 millones de empleos han sido destruidos en tan solo dos meses, eclipsando los 22,4 millones de empleos creados tras la gran recesión de 2008. En comparación, en esta última crisis, se destruyeron 8,5 millones de empleos en 25 meses, durante período comprendido entre febrero de 2008 y febrero de 2010. (Gráfica 1)
Gráfica 1. El empleo de nómina no agrícola, modificaciones mensuales
Las consecuencias de la crisis en los distintos sectores también es muy distinta en esta ocasión. Mientras que en la crisis de 2008 la pérdida de empleo estuvo repartida entre el sector manufacturero y la industria de servicios, la actual pérdida de empleo se concentra en el sector servicios con un 84%. Así, los sectores más afectados son el transporte y el almacenamiento, los servicios profesionales y comerciales, el comercio mayorista y minorista, el ocio y la hostelería y la educación y la salud. (Gráfica 2). Como consecuencia, la tasa general de desempleo aumentó de 3,5% en febrero a 14,7% en abril de este año.
Sin embargo, el mayor riesgo derivado del shock del mercado laboral estadounidense no es tanto el aumento del desempleo en sí mismo, sino más bien la posibilidad de que la evolución del mercado laboral durante la crisis traiga consigo consecuencias permanentes, provocando un aumento del desempleo estructural.
Dinámica del mercado laboral
La dinámica del mercado laboral se puede explicar con la ley de la oferta y la demanda tal como recogen los libros de texto.La demanda laboral se origina en las empresas y depende directamente de los costes laborales (principalmente los salarios ajustados por la productividad), además de otros factores, como el poder de mercado en la fijación de precios, la situación del ciclo económico y/o las intervenciones públicas. Con respecto a esto último, las actuales medidas de cierre de la actividad económica por la crisis del coronavirus han provocado una reducción de la demanda laboral por parte de las empresas. La oferta laboral proviene de los trabajadores y generalmente está determinada por el nivel salarial, además de otros factores, como la situación familiar y los elementos institucionales relevantes, entre los cuales se encuentra la prestación por desempleo. Dado que este último proporciona una fuente alternativa de ingresos no laborales, el incremento de la prestación por desempleo hace que la oferta laboral disminuya.
Gráfica 2. Sectores con las mayores pérdidas de empleo en EEUU en abril de 2020
La ley de alivio económico de 2,2 billones de dólares conocida como CARES, promulgada por el gobierno de los Estados Unidos en marzo, elevó los beneficios de desempleo a niveles nunca vistos desde la creación del programa de seguro de desempleo en la década de 1930. Esto supone un extra de 600 dólares por semana a los beneficiarios de las prestaciones por desempleo.
Esta medida es bastante más generosa que los 25 dólares adicionales aportados durante la crisis de 2008. Se espera que la medida finalice el 31 de julio, pero el Congreso podría ampliar el plazo, ya que es poco probable que la crisis se supere para entonces y la campaña electoral a la presidencia se acerca.
Teniendo en cuanta la combinación de los dos elementos principales que actualmente impactan en el mercado laboral, las medidas de cierre y la generosa prestación por desempleo, es probable que el mercado laboral se desplace a un nuevo estado con una tasa de desempleo muy elevada. El impacto sobre los salarios es, a priori, incierto. Pero, vista la generosidad de los beneficios de desempleo, es de esperar que los desempleados estén poco incentivados para buscar trabajo y, por lo tanto, no crearán presión a la baja en los salarios. Incluso si los pagos semanales adicionales de 600 dólares acaban, nuevas medidas, como el aumento del salario mínimo, evitarían que el nivel salarial caiga por debajo de su elevado nivel.
Beneficios políticos a corto plazo versus las pérdidas económicas a largo plazo
Los responsables políticos de Estados Unidos enfrentan decisiones incómodas en las próximas semanas. Pese a que bloqueo actual se vuelve cada vez más insostenible en términos económicos y es probable que se alivie pronto, las decisiones con respecto al mercado laboral implican negociaciones difíciles entre los posibles beneficios políticos a corto plazo y pérdidas económicas a largo plazo.
La reducción de la prestación por desempleo a partir de agosto incentivaría a los desempleados a buscar trabajo, contribuyendo a una recuperación más rápida de la economía. Pero esta posibilidad es políticamente problemática, ya que reduciría los ingresos de quienes actualmente obtienen más beneficios sin trabajar de lo que percibieron anteriormente, y todo esto justo antes de las elecciones.
Además, la continua incertidumbre en el sector empresarial podría obstaculizar la inversión o incluso intensificar las quiebras de las empresas financieramente afectadas. Por lo tanto, cuanto mayor sea la duración de las medidas excepcionales del mercado laboral y las reglas de cierre, mayor es el riesgo de las consecuencias negativas a largo plazo, tanto para el mercado laboral, como para la economía en general. Por lo tanto, los políticos tendrán que sopesar los beneficios políticos a corto plazo frente los costes económicos a largo plazo. En política, en la mayoría de los casos, el corto plazo gana a largo plazo.
Columna de Flossbach von Storch Research Institute escrita por Agnieszka Gehringer