Julian Edelman, estrella de los New England Patriots, fue preguntado recientemente qué consejo le había dado su padre, Frank. «Volver a los fundamentos de la vida. La vida es dura, pero es simple», respondió.
Los fundamentos importan en la vida y en los mercados. A veces sobrecomplicamos el mundo financiero, centrándonos en la política del banco central, las elecciones, las tendencias técnicas y los flujos de fondos. Pero la atención debe fijarse en los fundamentos: durante largos períodos de tiempo, los compradores quieren su dinero donde hay abundante – y creciente – cash flow. Ese flujo, se mida en beneficios netos, márgenes o retorno sobre el capital, es lo que realmente guía el precio de las acciones. Los inversores están dispuestos a aceptar volatilidad en los precios a cambio de acceso a ese cash flow. Es así de simple.
El actual ciclo económico de Estados Unidos será recordado como uno de los grandes ciclos de liberación de cash flow de la historia. Las empresas han liberado grandes cantidades de excedentes de efectivo usando inteligentemente la tecnología, aprovechando la mano de obra barata y aprovechando la caída de los precios de la energía, el bajo coste del capital y la reanudación de un modesto crecimiento económico mundial.
Como consecuencia de la crisis financiera global, el mercado se mostró escéptico durante varios años, y los precios de las acciones crecieron mucho más lentamente que las ganancias y los flujos de caja. Al mismo tiempo, los bancos centrales del mundo, insatisfechos con el lento crecimiento económico y baja inflación, indirectamente apoyaron las bolsas con políticas monetarias extraordinariamente acomodaticias. Hemos tenido un mercado que se apoyaba en dos pilares: altos beneficios y bajos rendimientos. Ambos pilares han contribuido al rally post-crisis del S&P 500 desde el mínimo de 666 a alrededor de los 2.150 puntos en la actualidad.
La caída de los precios de las materias primas, la desaceleración del crecimiento mundial y el erosionado poder de los precios están contribuyendo al malestar de los ingresos. Los ingresos corporativos ya no exceden al crecimiento económico y los esfuerzos de reducción de costes se han estancado. Los gastos de venta, generales y de administración han ido en aumento en la mayoría de los sectores, al igual que los costos de mano de obra, mientras una penetrante debilidad se ha extendido a la mayoría de los sectores del mercado, con el crecimiento interanual del beneficios estancado.
Durante seis años, uno de los grandes avances históricos del mercado contaba con el apoyo fundamental de una economía privada eficiente y en crecimiento junto con los vientos a favor de los tipos de interés bajos en el mercado de bonos, la principal alternativa a las acciones. Pero ahora nos queda sólo un pilar de apoyo, construido sobre la inestable base de la liquidez del banco central. En un mundo de tipos de interés bajos, hay una escuela de pensamiento según la cual las acciones ofrecen la mejor y única alternativa de inversión. Eso me da miedo. Estoy cómodo en un mundo que se apoya en dos pilares de apoyo, pero no en un mundo donde el más importante de los dos se erosiona. ¿Qué pasa cuando los bancos centrales ya no nos proporcionen bajos rendimientos? ¿Pueden los mercados seguir avanzando sin beneficios o con resultados pobres? Lo dudo.
La euforia todavía no está impulsando los mercado, por suerte, pero puede que eso no esté lejos. A menudo, al final de los ciclos económicos, el buen humor lleva al mercado a máximos insostenibles. El actual ciclo de ocho años ya es el tercero más largo de la historia, y el ciclo más largo del siglo pasado fue de diez años.
Aunque espero que los fundamentos vuelvan a gozar de buena salud, hasta que haya evidencias claras de ello, alejarse poco a poco de este mercado acelerado puede ser la opción más segura.
¿Dónde ir? Los bonos corporativos de alto grado no son la clase de activos perfecta, pero pueden que sean capaces de ofrecer resistencia a la cartera, con una volatilidad históricamente más baja que las acciones y retornos lo suficientemente anticipados como para merecer atención de los inversores.
Opinión de James Swanson, estratega jefe de MFS.