Todas las economías enfrentan incertidumbre porque es imposible conocer con certeza lo que va a suceder en el futuro. Hay acontecimientos en el tiempo que afectan a diversas variables económicas, políticas y sociales, que no se pueden conocer con antelación, por ello se toman decisiones con la información disponible en ese momento y considerando los posibles escenarios futuros. Por tal razón, los agentes económicos reúnen la mayor cantidad de información disponible y procuran conocer el posible comportamiento de ciertas variables que consideran relevantes para el futuro de la economía.
Hay muchas variables que están fuera del control de la autoridad. Por ejemplo, es muy difícil, e incluso casi imposible, que las autoridades puedan influir en el comportamiento futuro de los precios del petróleo en el mercado internacional, o de las tasas de interés en el mercado de Londres o las cotizaciones futuras de las acciones en la bolsa de valores de Nueva York. En estos momentos es imposible determinar con certeza los resultados de la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte o cuáles serán las implicaciones económicas exactas del conflicto que existe con Corea del Norte o el impacto de los conflictos políticos del medio oriente sobre el mercado petrolero.
Lo que la autoridad si tiene que hacer es generar certidumbre a través de clarificar la política económica que va a seguir en el futuro con el propósito de generar elementos que permitan evaluar la forma en que se respondería ante escenarios negativos y la forma de amortiguar sus impactos en la economía. A partir de establecer un posible escenario internacional, se requiere dar a conocer las políticas fiscal, de endeudamiento, cambiaria y monetaria a seguir. Hasta el momento el gobierno mexicano ha realizado esta labor razonablemente bien al presentar el presupuesto a ejercer el año entrante y el conjunto de políticas económicas a instrumentar con el mismo.
Sin embargo, no está cumpliendo con toda su responsabilidad de proveer elementos para reducir lo más posible la incertidumbre. Al final de este mes sale el Gobernador del Banco de México y hasta el momento el Presidente de la República no ha propuesto quien lo va a reemplazar. La figura del Gobernador del banco central es relevante para los mercados financieros, porque ello refleja la tendencia que seguirá la política monetaria en el futuro, lo cual influye en la inflación, el comportamiento de las tasas de interés y el mercado cambiario. Todas esas variables influyen en el crecimiento económico y en el nivel de bienestar de las familias. Esto contrasta con que tres meses antes de que termine el periodo de la actual Presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, ya se conoce el nombre de su sucesor, de tal manera que los agentes económicos pueden tener una idea de la tendencia futura de la política monetaria de ese país. Es urgente que se conozca quien va a ser el nuevo Gobernador del Banco de México y sobre todo que no vaya a quedar temporalmente vacante dicha posición, pues ello es una mala señal para los mercados porque refleja falta de certidumbre en la conducción de la política monetaria y en el extremo del rumbo de la economía. La autoridad debe de cumplir a la brevedad con su función de reducir la incertidumbre lo más posible, sobre todo que esa decisión sí está bajo su control.
Columna de Francisco Padilla Catalán