Es evidente para todos a estas alturas que hemos entrado en un nuevo ciclo para los mercados financieros y la economía mundial, difícil de resolver tan rápidamente como en el pasado. El lado positivo es que hay mucha liquidez sin invertir y con este nuevo escenario las tasas de ahorro crecerán y los mercados ofrecerán nuevas oportunidades a los inversores.
Estamos ante una prueba crucial para los equipos de inversión y su capacidad de adaptación y de generar valor para sus inversores con una inflación elevada, políticas monetarias restrictivas con subida de tipos de interés, una recesión que se avecina en los próximos meses y una guerra que está lejos de resolverse.
Este nuevo ciclo reiniciará el impulso de las tendencias estructurales que han caracterizado al sector durante los últimos años. La presión sobre los ingresos y los márgenes de beneficios será la más alta desde la crisis financiera mundial, debido a la debilidad de las estrategias de renta variable y de renta fija y a un entorno sin riesgo en el que, esta vez, los inversores han abandonado el mercado con reembolsos importantes tanto en soluciones activas como pasivas.
Con esta presión del mercado, ventas y distribución sigue siendo lo más complicado para un sector que ya no puede beneficiarse de los vientos de cola como resultado de la revalorización de los activos bajo gestión. La competencia sigue siendo contundente y la calidad del rendimiento es fundamental para retener los activos y los inversores. El entorno actual será especialmente favorable para el modelo de subasesoramiento, no sólo en términos de coste, sino también de rendimiento y acceso al talento, adaptándose rápidamente a las nuevas condiciones del mercado mediante la diversificación o el cambio a diferentes estrategias y procesos de inversión.
Los datos recientes refuerzan aún más nuestra opinión. Según el último informe de InstiHub Analytics, los activos de los fondos subasesorados en Europa van a registrar una tasa de crecimiento anualizado del 10,4% y alcanzarán los 3,2 billones de euros en 2030. Creemos que esta tendencia creciente puede conducir a productos más eficientes en general, ofreciendo a los gestores y distribuidores de activos un negocio más sostenible a través de los diferentes ciclos del mercado. Por todo ello, confiamos en que los activos bajo subasesoramiento seguirán creciendo, principalmente debido a un mayor enfoque en la compresión de las comisiones y a la necesidad de los patrocinadores de externalizar estrategias de inversión específicas a los mejores especialistas que puedan navegar por las peores y únicas condiciones del mercado. De este modo, los gestores de activos pueden mantener mejores márgenes al tiempo que asumen más responsabilidad sobre las estrategias de inversión, ya que les permite cambiar de gestor de fondos si los resultados no cumplen las expectativas.
Con la vista puesta aún en el futuro, creemos que todas estas presiones actuales conducirán a una mayor consolidación en el sector. Pero estas fusiones y adquisiciones también darán lugar a que las personas y los equipos que no se sientan cómodos con la nueva estructura en la que se encuentran pasen a crear su propio negocio. En otras palabras, esperamos ver nuevos gestores de activos de boutiques, encontrando su espacio a pesar del panorama competitivo de distribución debido a su propensión a superar el mercado, principalmente debido a una alineación de intereses.
Todo esto pone de manifiesto que, la distribución, que hasta hace poco no siempre ha figurado como lo más importante en el contexto del futuro de la gestión de activos, se convertirá rápidamente en un tema esencial que estará en la mente de todas las empresas del sector. Mientras que las que no sean capaces de adaptarse se quedarán atrás, las que estén dispuestas a evolucionar e innovar tendrán más posibilidades de sobrevivir.
Tribuna elaborada por Furio Pietribiasi, CEO de Mediolanum International Funds Limited.