La visión más constructiva que tienen los inversionistas sobre México está basada, en parte, en la resistencia que ha mostrado la tasa de crecimiento de la economía. El PIB creció 2,3% anual durante los primeros dos meses del año, la misma tendencia que registró la economía en 2016. El crecimiento se mantiene resiliente debido al crecimiento del sector servicios.
Los servicios se mantienen creciendo a pesar de una débil producción industrial y un fuerte choque de ingresos como consecuencia de la transformación de México de ser un exportador neto a un importador neto de petróleo y productos derivados. Atribuimos dicha resistencia al excelente trabajo que ha hecho el Peso mexicano como amortiguador. La depreciación del Peso impulsó el ingreso de las familias de menores ingresos al proveer un impulso a las remesas en pesos.
La producción industrial se mantiene débil debido a la contracción en la producción de petróleo, que se prevé se reduzca 10% este año.
El sector de la manufactura y construcción han mejorado a tasas anuales, pero la construcción se mantiene débil. El sector manufacturero fue apoyado por un aumento en las exportaciones, especialmente hacia Estados Unidos. Sin embargo tenemos dudas sobre la sostenibilidad del repunte en las exportaciones, ya que el sector automotriz en Estados Unidos ya está mostrando señales de desaceleración. A pesar de que el aumento en las exportaciones ha ayudado al crecimiento de las tasas anuales, los niveles se mantienen por debajo de los de 2015.
Los servicios se mantienen creciendo apoyados por un sólido crecimiento anual en el consumo. Pero por un tiempo los consumidores en México han estado realizando compras sin confianza.
Creemos que la falta de confianza se verá reflejada en una baja del consumo. Otros determinantes del consumo también apuntan a una desaceleración: mayores tasas de interés reales después de los recientes aumentos de tasas por parte del banco central desacelerarán el crecimiento del crédito; la inflación por encima del 5% provocará que los salarios reales se contraigan por primera vez en los últimos tres años; y es muy probable que las remesas en pesos se contraigan en términos anuales durante la segunda mitad del año.
El balance de los riesgos al crecimiento ha mejorado
Un crecimiento mejor al esperado al final del año, apoyado por una mejora en las exportaciones y un consumo resiliente añade riesgos al alza para nuestra perspectiva de crecimiento de 1,3% del PIB para 2017. Algunos analistas han regresado su pronóstico a niveles del 2%, también debido a la percepción de menores riesgos de las políticas de Estados Unidos. Pero nosotros mantenemos nuestra perspectiva ya que prevemos que el gasto doméstico (consumo, inversión y gasto de gobierno) caigan, y porque creemos que México está muy expuesto a las políticas fiscales, monetarias y comerciales de Estados Unidos. Reconocemos que la probabilidad de los escenarios más desastrosos se ha reducido, pero los recortes fiscales, mayores tarifas y limitaciones al comercio, y mayores tasas de interés en EE.UU. todavía pueden volverse una realidad.
La inflación sigue creciendo, con una tendencia incómoda en la inflación de servicios
La tasa de inflación ya se encuentra por encima del 5,6%, su nivel más alto desde 2009. La inflación subyacente también sigue aumentando y se encuentra en 4,8%. La mayor parte del aumento puede ser atribuido al traspaso del tipo de cambio a la inflación, tras la depreciación del Peso de los últimos tres años y debido al fuerte aumento en las tarifas energéticas de principio de año. Prevemos que la alta inflación sea temporal.
Aparte de la desaparición de los efectos base de los choques de oferta, la desaceleración económica y las acciones de política monetaria por parte del Banco de México ayudarán a mantener la inflación por debajo del 4% en 2018. Pero la inflación de servicios está aumentando de forma incómoda y ya se encuentra por encima del objetivo de Banxico de 3% para la inflación general.
La alta inflación de servicios es preocupante porque significa que el cambio en los precios relativos después de la fuerte depreciación del peso se dará con altos niveles de inflación. De la misma forma, podría reflejar una contaminación de los choques de oferta sobre la formación de precios, aunque el banco central insiste que el aumento en la inflación de servicios está en línea con el impacto de mayores precios de energéticos. Finalmente, la creciente inflación de servicios podría estar señalando una economía con presiones de demanda.
Banxico todavía no baja la guardia
En el contexto de un deterioro en la mezcla crecimiento-inflación, prevemos que Banxico seguirá aumentando sus tasas en línea con la Reserva Federal de Estados Unidos por un tiempo, pero en algún punto, las políticas monetarias probablemente se separarán. Prevemos que el Banco de México aumente 25 puntos base en septiembre, junto con la Fed, y permanezca en espera lo que queda del año. A pesar de la esperada desaceleración en la actividad económica, un ciclo de recortes está lejos de aparecer en el horizonte. En cualquier caso, el riesgo es hacia mayores alzas que la valuación actual del mercado dado que la inflación de servicios sigue al alza. Nuestros estrategas creen que los cambios de políticas en Estados Unidos son un riesgo para el Peso, y su percepción es que Banxico intervendrá para evitar la excesiva volatilidad.
Se acerca la consolidación, pero los retos estructurales se mantienen
México está mejorando su posición fiscal después de un importante deterioro, pero la mayor parte de este avance está basado en transferencias no recurrentes del banco central. Es casi una realidad que el balance primario se transformará a un superávit este año, y la Secretaría de Hacienda tiene como objetivo un superávit por encima del 1%, después de una transferencia de 1.5% del PIB por parte del Banco de México. Mover el balance primario de un déficit a un superávit es un desarrollo importante. Pero el verdadero reto llegará el próximo año con las elecciones federales (y muy probablemente) sin una transferencia de Banxico. Vemos un problema estructural ya que existe una brecha de varios puntos porcentuales entre los ingresos recurrentes y el gasto total que necesitará corregirse.
Cae la probabilidad de eventos desastrosos
Se mantienen los riesgos a la baja, pero la mayoría tienen una menor probabilidad, comparado al mes pasado. Parece que las políticas de la administración de Donald Trump serán menos extremas que como se pensó inicialmente. Las agencias calificadoras parecen estar menos inclinadas a bajar la calificación de México, comparado a unos meses atrás, gracias a los riesgos al alza para el crecimiento y a la percepción de políticas menos extremas en los Estados Unidos.
Columna de BofA Merrill Lynch Global Research escrita por Carlos Capistrán, economista en jefe para México